Antes de comenzar el gran evento deportivo de los Juegos Olímpicos, miles de voluntarios invaden la ciudad. En total serán 50.000 personas, el 80% brasileños, aunque hay participación de al menos 156 países, entre ellos EEUU, México, Argentina, Colombia, China o Alemania, entre otros.
Todos han llegado a Río con la esperanza de aportar su granito de arena como afirma Gerardo Galdeano, un joven argentino que se declara amante de los deportes y que ve en los Juegos Olímpicos de Río 2016 una oportunidad única de cumplir un sueño.
Gerardo, diseñador industrial, aunque desempleado actualmente no lo dudó por un minuto, las primeras olimpiadas en Sudamérica y tan cerca de Argentina, su país natal, era una ocasión que no podía desaprovechar. Lo peor, la incertidumbre de si finalmente conseguiría o no llegar a Río.
Hasta el último mes no recibió la carta de invitación, lo que dificultaba encontrar un alojamiento económico. A través de la plataforma Meu lugar no Rio, iniciativa del Comité Río 2016, que facilita el contacto con casas familiares, Gerardo conoció a Maxi y Viviane, un matrimonio español-brasileño, que ha abierto las puertas de su casa a tres voluntarios por un precio imposible de encontrar incluso en el hostal más barato de Río de Janeiro.
Louise Klethi, llegada de Francia, también eligió la casa de Maxi y Viviane como su refugio durante los Juegos Olímpicos. Ella es estudiante y afirma que no hubiera podido asumir el gasto de no encontrar esta opción.
Rodrigo, voluntario español, encontró otra opción, alquiló un apartamento completo que compartirá con otros tres voluntarios. Él mismo se encargó de buscar a sus compañeros de piso. Rodrigo reconoce que por un momento casi llegó a desistir, debido a que la carta de invitación no llegaba y los precios aumentaban a medida que pasaba el tiempo. En total, prevé que gastará unos 3.000 euros entre vuelos, alojamiento y su estancia durante los Juegos Olímpicos.
