El pánico que produce el COVID-19 en los caraqueños parece tener cierto horario. El pasado viernes e incluso el fin de semana, las calles lucían vacías, el flujo de vehículos era escaso, locales cerrados a partir de las 2 de la tarde y muy pocos transeúntes en las calles.
Las distintas fronteras entre los municipios estaban flanqueadas por funcionarios que exigían la presentación de un salvoconducto o credencial que les permitiera a los ciudadanos circular entre una jurisdicción y otra. Sin embargo, este lunes la situación es otra.
Aunque, ciertamente, los distintos accesos a la autopista Francisco Fajardo están cerrados y los funcionarios de seguridad y prevención solo permiten la circulación de vehículos oficiales, la avenida Francisco de Miranda y calles aledañas lucieron fuerte movimiento vehicular.
Vi transitar en ambos sentidos de la Francisco de Miranda autobuses con los puestos copados con personas usando tapabocas, y algunos guantes o mascarillas de acetato, así como vehículos particulares y taxis en los que se trasladaban hasta cinco personas por carro.
Cerca de las 11 de la mañana en las calles también había peatones que, a juzgar por su indumentaria, podría pensarse que retornaban de la oficina o de alguna reunión, como era mi caso. Pero, además, había personas paseando a sus macotas y otras tantas haciendo deporte: corredores, ciclistas y hasta un patinador transitaban la misma vía que yo recorría.
Este lunes, no hubo cola entre los distintos municipios, tampoco hubo inspección de salvoconducto o credencial. No hubo reclamo preventivo, de parte de ningún efectivo de seguridad, sobre el buen uso de la mascarilla; aun cuando muchas de estas personas son las primeras en hacer un mal uso de la misma.
Curiosidades de la cuarentena
Ante la curiosidad de las consecuencias de las regulaciones de horario y prohibiciones preventivas para frenar la curva de contagio en el país, que según cifras oficiales supera los 5.300 casos, decidí aprovechar la salida para hacer un breve recorrido.
El estado Miranda acumula hasta el reporte del domingo pasado, 470 caso positivos. Por esta razón, Delcy Rodríguez, vicepresidenta de la administración madurista, anunció en la noche del pasado sábado cuarentena radical, a partir de este lunes 29 de junio cuando debía comenzar una nueva jornada de flexibilización de acuerdo con el esquema 7+7, por siete días más en 12 entidades, entre las que se incluye la entidad mirandina, que abarca cuatro de los municipios metropolitanos de Caracas,
Lo curioso es que, al parecer la cuarentena radical no se está cumpliendo. Ciertamente algunos pocos locales por miedo a ser sancionados decidieron cumplir el horario, como es el caso de los dueños de un bodegón, ubicado en Los Palos Grandes, quienes dijeron a HispanoPost: Toca cerrar a las 2 de la tarde porque la semana pasada estuvo aquí un fiscal y trató de sobornarnos por incumplimiento del horario de trabajo permitido. Prefirieron reservar sus identidades.
Pero también hay casos como el de José, dueño de un kiosco ubicado en las cercanías de Los Dos Caminos en el que se puede conseguir desde películas quemaditas hasta productos de primera necesidad y aseo personal, quien se niega a cerrar si aún tiene clientela.
Yo los tengo pillados, porque no es la primera vez que viene el supuesto fiscal por aquí a intentar matraquearnos. Viene, amenaza, se les da una caja de cigarros, unas películas y algunas chucherías y ya no vuelve más. Pero eso solo pasa cuando no estoy yo aquí, ve a los chamos solos y como se asustan el tipo se va guapo y apoyado. La última vez le pregunté que dónde estaba la sanción, pues. No ha vuelto más, dijo José.
Tal parece que esta es la misma mentalidad de los dueños y encargados de los hoteles de alta rotación ubicados en los alrededores de El Rosal. A mediados del mes de marzo, Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación de la administración madurista, anunció que algunos hoteles de la ciudad serían habilitados para albergar enfermos de COVID-19, para que estos cumplieran el aislamiento preventivo lejos de ciudadanos sanos.
En su momento informó que la nación contaría con 4.800 camas distribuidas en 573 Centros de Diagnóstico Integral (CDI), para la hospitalización de los enfermos. De hecho, también fueron tomados hoteles, a los que se le llevaba procesos administrativos vinculados a conflictos políticos.
No obstante, en el pequeño recorrido realizado este lunes pude constatar que varios de estos hospedajes de alta rotación del municipio Chacao siguen prestando servicio comercial no vinculado, precisamente, con la necesidad sanitaria mencionada anteriormente.
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