Este martes fue instalada en las instalaciones de la Universidad Católica Andrés Bello, la CXIII Asamblea Ordinaria Plenaria de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), en la cual los altos prelados de la iglesia católica venezolana, reflexionarán en los próximos días sobre la actual situación del país.
El primer vicepresidente de la institución religiosa, monseñor Mario Moronta, fue el encargado de dirigir las palabras de apertura e instalación de la asamblea, las cuales fueron escritas por Monseñor José Luis Azuaje arzobispo de Maracaibo y presidente de la CEV, quien, por razones de salud, no pudo estar presente en la jornada.
En sus palabras el alto prelado asegura que Venezuela clama a gritos un cambio de rumbo, una vuelta a la Constitución, en la que se propone la realización plena de un estado democrático y social de derecho y de justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.
Expresó que a medida que pasa el tiempo el deterioro del país es inminente y el principal perjudicado es el pueblo venezolano y los más desposeídos.
La experiencia actual, y esto nadie puede negarlo, es que a medida que avanza el tiempo el deterioro se hace más inminente, resquebrajando las estadísticas recientes con el aumento de la pobreza, la falta de acceso al trabajo, y a una remuneración digna, la desnutrición de niños entre 0 y 5 años con un 13,5%, un 87% de familias que sufren de privación alimentaria; y algo que no podemos dejar pasar por alto es que alrededor del 60% de las familias venezolanas hayan recibido ente nuevo año con al menos un familiar fuera del país, puntualizó.
El también presidente de Caritas de Venezuela, agregó que la descomposición de la democracia y la política ha traído mucho sufrimiento para los venezolanos.
El debilitamiento de los valores democráticos, el relativismo de las normas y las leyes, y una inconsistencia en las políticas públicas nacionales, principalmente en la economía, están generando mucho sufrimiento al pueblo, sentenció.
Monseñor Azuaje también se pronunció con respecto a la juramentación de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional.
Hoy todo se dirige al poder, a posicionarse, a cubrir espacios y a no generar procesos. Ese ha sido el mensaje dado por el grupo de diputados que violentando toda normativa de la Asamblea Nacional se hicieron designar como directiva de esa institución. El episcopado dará su parecer sobre este hecho, revelo.
Expresó que el pueblo venezolano está clamando por unas elecciones libres, que permitan cambiar de modelo actual, con el fin de lograr un mejor futuro.
Como creyentes, pero también como ciudadanos; por una parte contribuir con información y discernimiento a dar cuerpo al necesario protagonismo del pueblo, para considerar si ante tanto sufrimiento y violencia no ha llegado la hora de apostar porque el pueblo decida por sí mismo lo que desea ante tan graves y al parecer insolubles problemas, por ejemplo, expresando su voluntad inequívoca, soberana por medio de una consulta vinculante como ya el Episcopado ha asomado la posibilidad o convivencia, dijo.
Azuaje también indicó que es un un tiempo de mucho discernimiento, nadie puede sentirse adormecido o derrotado; de ahí el compromiso de toda la iglesia para que de manera reflexiva, prioritaria, organizativa y con visión de futuro, desarrollo un plan sistemático de formación socio-política y ético-cultural desde la enseñanza social de la iglesia.
Finalmente, el alto prelado señaló que el país necesita lideres que estimulen a la población a actuar con serenidad y visión de futuro y aclaró que el reto de todos los ciudadanos es ponerse de pie y triunfar.
¿Es utopía? Si, pero a la vez es nuestra realidad más necesaria. Se hará posible si los verdaderos líderes políticos, empresariales, sociales, culturales y religiosos, tejemos juntos con los dos hilos (utopía y realidad) y enseñamos a tejer a millones. Con nuestro esfuerzo transformaremos la realidad de muerte en vida, indicó.
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