“Gritaba y me movía por inercia”: Penélope cuenta cómo fue atacada

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“Había una desconexión entre mi cuerpo y mi mente. A pesar de que yo me escuchaba, no entendía qué pasaba, era una situación bastante rara”, recuerda Penélope Longart, activista feminista de 24 años de edad. “Ellos me decían cosas, como groserías, que me querían hacer de todo, que qué rica. Entré un poco en estado de shock y creo que gritaba y me movía por inercia”.

Eran aproximadamente las 2 de la tarde del jueves 16 de julio, cuando Penélope regresaba caminando por el bulevar de Chacaíto a Plaza Venezuela. A la altura de la primera de Sabana Grande tres hombres, que venían persiguiéndola silenciosamente, la apresaron hasta someterla y entre empujones lograron arrinconarla una cuadra más arriba para abusar de ella, a pesar de sus gritos.

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Recientemente, un grupo de periodistas de 21 países de Latinoamérica presentaron una investigación, llamada “Pandemia invisible”, para visibilizar la violencia contra las mujeres en 106 días de confinamiento, donde se registraron 2.403 mujeres violentadas en este período. En Venezuela, durante estos días, se reportó 40 % más casos de violencia contra la mujer, aunque experiencias como la de Penélope generalmente no entran en estas estadísticas.

Muchas veces los prejuicios son más fuertes que las estadísticas. Penélope una vez que fue rescatada por “un ángel guardián”, corrió a las redes sociales a contar lo que le había pasado. Parte del ejercicio que ella identifica como “liberarse y visibilizar”: “Liberarse, pasa por contarlo. Es como cuando tienes un nudo que necesitas soltar. Visibilizar es una acción fundamental que tenemos que hacer y más en un país donde no hay Estado de Derecho y la denuncia es irrelevante”.

Denunciar y visibilizar

El hilo de tuits donde la joven activista del partido político Vente Venezuela relata lo que le sucedió, levantó la solidaridad inmediata de muchos, pero también prejuicios: “Qué hacía ella sola por ahí”, “Seguro vestía descubierta e incitando a los tipos”. Contó que había ido a Chacaíto a entregarle unas cosas a su mamá y luego decidió caminar hasta Plaza Venezuela para tomar el autobús que suele dejarla frente a su casa en Candelaria.

“Yo no cargaba nada encima por la inseguridad. Salí con el efectivo necesario para trasladarme y mis llaves. Entendiendo el tema del acoso callejero, cuando ando sola suelo vestirme muy desarreglada, ropa muy ancha y nada de maquillaje para no llamar la atención”, afirmó. Aún así sus agresores se fijaron en ella. “Me empujaron, me dijeron que no hablara. Me apretujaron, me tocaron, me forcejaron y me hicieron algunos morados en el cuerpo que se me han ido quitando”.

Esta acción, además de los moretones, un labio y la camisa rota; le dejó una afectación psicológica que ha ido sanando con el tiempo. “No sé cuánto tiempo fue o si mis gritos no eran suficientemente fuertes. Hasta que llegó un motorizado, les dijo algo y los tipos se fueron. En ese momento, caí en un estado de shock muy duro, el motorizado me agarró y me dijo: ´Yo te llevo´. Qué relación había entre el motorizado y ellos, si la había, la desconozco. Solamente sé que fue el único que paró lo que estaba pasando, prácticamente fue mi ángel guardián”, dijo.

Mujeres en alerta

Hace unos días, la difusión involuntaria de un sex tape de Allyson Pippe, otra activista venezolana, revolucionó el entorno de la política juvenil en el país. El caso de Penélope se sumó al llamado de alerta que hacen las organizaciones y líderes feminista a prestar mayor atención al aumento de los distintos tipos de violencia en contra de las mujeres.

La periodista venezolana radicada en México, Jesenia Freitez, explicó que en la investigación de “Pandemia invisible” pudieron recabar que desde el 16 de marzo que comenzó el confinamiento en Venezuela hasta el mes de junio, se registraron 79 feminicidios. “Es muy difícil documentar y contabilizar la violencia de género en Venezuela por la falta de data oficial, a veces los registros de las organizaciones no coinciden por esto”.

“La violencia de género es, como decimos dentro de la investigación, una pandemia invisible porque es algo que sucedía antes de la pandemia y se ha agudizado durante el confinamiento. Había familias que ya vivían situación de violencia y se tuvieron que enfrentar a vivir con el agresor 24/7, lo que sucede en la discreción del hogar”, explicó Freitez.

Uniendo esfuerzos

La directora y activista de la Red Mérida Feminista, Karol Moreno, en conversación con HispanoPost días antes de la publicación de la referida investigación periodística comentó: “El aumento que hemos visto de la violencia de género y feminicidios en Venezuela ha sido reseñado por organizaciones como Uquira y Cepaz, que se han encargado de monitorear los medios de comunicación y redes sociales para llevar un conteo nacional, ya que el Estado venezolano no ofrece cifras oficiales de estos casos”.

Explicaba Moreno que esto se debía, en gran medida, por el aumento también del reconocimiento de la sociedad a la lucha feminista y a la necesidad de contrarrestar los abusos que se comenten contra el mal llamado “sexo débil”. “Hemos visto el surgimiento de acciones a nivel local en todo el país, y no solamente en Caracas. Eso permite enriquecer la mirada de la interseccionalidad. La realidad de una mujer campesina en Mérida no es la misma de una mujer que lleve una vida urbana en Caracas, aunque todas tienen retos y sufren violencias a diario, son distintas y todos estos abordajes deben tener esa mirada distinta”.

La abogada Rina Díaz anunció que desde el despacho del gobierno interino de Juan Guaidó, un grupo de mujeres trabaja en la construcción de un proyecto para “la institucionalización de la perspectiva de género en el país”, con el que buscan “diseñar y elaborar políticas públicas que emanen desde el gobierno interino, enlazando lo que puede pasar en el día a día de una mujer”. “Pasa a raíz de que no nos educamos, porque a veces la misma mujer no reconoce el machismo y tenemos pensado hacer una campaña inclusiva”, afirmó.

De la amarga experiencia, Penélope también decidió prestar su voz para visibilizar y contrarrestar estas acciones violentas y discriminatorias: “Alguien me dijo: “wow tú que eres feminista te pasó esto”. He sufrido momentos de discriminación por ser mujer, pero no me los permitía porque trabajo constantemente para que esto no pase y me hizo darle mucho más sentido a mi lucha”.

Contó que ahora busca empatizar no solo con las mujeres, sino también llamar la atención de los hombres para que esto no siga sucediendo. “Visibilizar por las cosas que pasamos las mujeres, que no solo tiene que ver con los derechos que fueron reivindicados en las primeras luchas feministas. Hay que entender que el acoso callejero no está bien, porque no hay que naturalizar que tú estés caminando y que un tipo te diga un montón de cosas como que si fuera un chiste”.

No olvide ver nuestros reportajes en: www.hispanopost.com

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