Resulta indescriptible el sufrimiento que padece a diario el venezolano producto de la imposición de un modelo corrupto y desigual. Cada día que pasa la emergencia humanitaria compleja se agudiza, mientras los responsables continúan enriqueciendo sus bolsillos. A tal punto ha llegado el daño que el régimen le ocasionó a la nación que millones de venezolanos han decidido migrar a otros países en búsqueda de las oportunidades que aquí no han podido encontrar.
Sin duda, uno de los mayores problemas que afronta el país es la destrucción de la economía. Con expropiaciones y corrupción, el régimen acabó con el aparato productivo, incluyendo a PDVSA, despilfarró las reservas internacionales y multiplicó la deuda nacional. Este es el motivo por el cual el salario del venezolano no rinde, ni alcanza para cubrir la cesta básica.
Con ineptitud e indiferencia dejaron que los servicios básicos colapsaran progresivamente, permitiendo que regiones enteras pasen semanas e incluso meses sin agua o electricidad. Aún queda en nuestra memoria los grandes apagones nacionales de marzo del 2019, y con este escenario tan difícil prefieren racionar los servicios entre los distintos sectores del país antes de aceptar sus errores.
Lo más lamentable es que esta gran herida se pudo haber evitado. Entre el año 2004 al 2012 el mundo experimentó un boom petrolero nunca antes visto, lo que permitió que entrarán miles de millones de dólares al país. Ese dinero pudo haberse invertido en la producción nacional, en especial en PDVSA, además de mejorar la calidad de servicios básicos que se prestan a la población. Se pudieron tomar acciones a tiempo para hacer de Venezuela una nación prospera, que camine al desarrollo y el progreso social.
La imposición del modelo del régimen de forma unilateral, violentando el Estado de Derecho y los Derechos Humanos de los venezolanos, empujó a que se precipitara la crisis. Sin embargo, las soluciones a los problemas del país requieren necesariamente de vías democráticas, que podamos entendernos unos a otros y reconozcamos que hay que llegar a consensos para hacer lo mejor para el pueblo.
Venezuela demanda más que nunca regresar a la democracia, que todos los actores políticos se entiendan en el marco de la Constitución y sea el pueblo quien decida el futuro que quiere para el país. Es importante llegar a acuerdos políticos. Hace falta mucha madurez para aceptar los errores del pasado y reconocer al contrario, pero es la vía que debemos recorrer para reconstruir nuestra amada nación.