Por un modelo de bienestar para todos

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Cada cierto tiempo los venezolanos padecemos la imposición de una nueva medida económica del régimen que solo agrava la situación en la que vivimos y no logra solucionar nada. Su modelo lleno de corrupción nos sumergió en la actual crisis humanitaria que vivimos, dilapidaron nuestras reservas internacionales, multiplicaron la deuda externa del país, devastaron nuestro sistema productivo y hundieron a más del 80% de los ciudadanos bajo la línea de pobreza. Solo han sido capaces de tener una mala administración de los recursos de todos y cada nueva ley o acción que toman, demuestra que su único interés es mantenerse en el poder y no el bienestar para la gente.

El más reciente ejemplo de su adversa política económica es la promulgación de la Ley de Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras, mediante el cual se pretende fiscalizar toda transacción hecha en dólares en el país cobrando 3% extra a quienes paguen con moneda extranjera. Con esto buscan aumentar los ingresos del Estado sin una visión clara que recupere la calidad de vida de los venezolanos. Esta medida sólo muestra la intención de mantener el status quo de una administración que no rinde cuentas y que no presenta un presupuesto nacional con objetivos claros que impacte positivamente en el bienestar de la sociedad.

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Desde hace un tiempo nos llevaron a la necesidad de usar dólares diariamente, devaluando el bolívar, y ahora pretenden cobrarnos por el desastre que ellos mismos causaron. Este nuevo impuesto solo incrementa el ya bastante elevado costo de vida de los venezolanos, sin ninguna claridad sobre la legalidad del uso de monedas extranjeras en el territorio.

Todo esto parece improvisado, sin ningún tipo de consenso o consulta a la sociedad, solo consiguiendo herir más el bolsillo de los venezolanos. ¿Saben cuánto representa ese 3% en el bolsillo de una familia que poco tiene para llenar la nevera de comida? ¿Saben lo que impacta en un ciudadano enfermo que debe comprar todas las medicinas e insumos que necesita para poder ser atendido en un centro de salud? Este impuesto no estimula la economía ni genera crecimiento para el beneficio de todos, solo deja más dolores de cabeza en los ciudadanos.

Todas las reformas económicas en Venezuela deben tener en cuenta la difícil situación que vivimos. El verdadero objetivo que no podemos olvidar es encontrar una forma de hacer ajustes macroeconómicos que tengan en cuenta el bienestar de los venezolanos. No podemos pensar la economía en función al interés de unos pocos, mientras la mayoría hacen toda clase de sacrificios para poder comer cada día. Ya basta de tantas injusticias, no podemos pretender que es normal la situación que vivimos.

En Venezuela merecemos un modelo político y económico que brinde soluciones reales a los problemas que padecemos los venezolanos. Es necesario un nuevo rumbo que permita la reconstrucción del país, que reactive el motor productivo nacional, que termine la inflación que nos abruma y que dignifique los salarios. Los venezolanos merecemos medidas económicas que estén edificadas sobre la realidad nacional y busquen nuestro progreso social. Más que nunca necesitamos un cambio político legítimo y democrático que termine la pesadilla que sufrimos. 

Cada cierto tiempo los venezolanos padecemos la imposición de una nueva medida económica del régimen que solo agrava la situación en la que vivimos y no logra solucionar nada. Su modelo lleno de corrupción nos sumergió en la actual crisis humanitaria que vivimos, dilapidaron nuestras reservas internacionales, multiplicaron la deuda externa del país, devastaron nuestro sistema productivo y hundieron a más del 80% de los ciudadanos bajo la línea de pobreza. Solo han sido capaces de tener una mala administración de los recursos de todos y cada nueva ley o acción que toman, demuestra que su único interés es mantenerse en el poder y no el bienestar para la gente.

El más reciente ejemplo de su adversa política económica es la promulgación de la Ley de Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras, mediante el cual se pretende fiscalizar toda transacción hecha en dólares en el país cobrando 3% extra a quienes paguen con moneda extranjera. Con esto buscan aumentar los ingresos del Estado sin una visión clara que recupere la calidad de vida de los venezolanos. Esta medida sólo muestra la intención de mantener el status quo de una administración que no rinde cuentas y que no presenta un presupuesto nacional con objetivos claros que impacte positivamente en el bienestar de la sociedad.

Desde hace un tiempo nos llevaron a la necesidad de usar dólares diariamente, devaluando el bolívar, y ahora pretenden cobrarnos por el desastre que ellos mismos causaron. Este nuevo impuesto solo incrementa el ya bastante elevado costo de vida de los venezolanos, sin ninguna claridad sobre la legalidad del uso de monedas extranjeras en el territorio.

Todo esto parece improvisado, sin ningún tipo de consenso o consulta a la sociedad, solo consiguiendo herir más el bolsillo de los venezolanos. ¿Saben cuánto representa ese 3% en el bolsillo de una familia que poco tiene para llenar la nevera de comida? ¿Saben lo que impacta en un ciudadano enfermo que debe comprar todas las medicinas e insumos que necesita para poder ser atendido en un centro de salud? Este impuesto no estimula la economía ni genera crecimiento para el beneficio de todos, solo deja más dolores de cabeza en los ciudadanos.

Todas las reformas económicas en Venezuela deben tener en cuenta la difícil situación que vivimos. El verdadero objetivo que no podemos olvidar es encontrar una forma de hacer ajustes macroeconómicos que tengan en cuenta el bienestar de los venezolanos. No podemos pensar la economía en función al interés de unos pocos, mientras la mayoría hacen toda clase de sacrificios para poder comer cada día. Ya basta de tantas injusticias, no podemos pretender que es normal la situación que vivimos.

En Venezuela merecemos un modelo político y económico que brinde soluciones reales a los problemas que padecemos los venezolanos. Es necesario un nuevo rumbo que permita la reconstrucción del país, que reactive el motor productivo nacional, que termine la inflación que nos abruma y que dignifique los salarios. Los venezolanos merecemos medidas económicas que estén edificadas sobre la realidad nacional y busquen nuestro progreso social. Más que nunca necesitamos un cambio político legítimo y democrático que termine la pesadilla que sufrimos. 

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