A 25 años del atentado hebreos-argentinos viven en zozobra

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    Una vez mas, amigos, familiares, funcionarios israelíes, y miembros del actual gobierno argentino, se dieron cita en Suipacha y Arroyo, el mismo sitio donde un cuarto de siglo atrás se vio el escenario del mas cruel de los atentados sufridos en el país. La Embajada de Israel se convirtió en una montaña de polvo y escombros que hipotecaron los sueños de las 29 victimas fatales que dejo el ataque terrorista.

    Luego del tradicional minuto de silencio a la hora del ataque se dio inicio al acto central donde los diferentes referentes tomaron la palabra. Al margen de resaltar la falta de justicia de los gobiernos de turno y el tinte politico con el que se manchó la memoria de los caídos, a lo largo de este tiempo; el «blindaje» de la Colectividad Judía en Argentina no deja de sorprender y las medidas de seguridad, tomadas por los organizadores del acto, siguen llamando la atención.

    El 25 aniversario del atentado hace pensar que no solo se exige justicia sino que también deja en claro que los judios en Argentina conviven con la prevención a cada paso que dan.

    Monitoreados por los grupos especializados de la Embajada de Israel, la Policía Federal, efectivos del Ejército, seguridad privada, hombres de civil, bomberos, servicio de emergencia médica y brigada de explosivos, fueron parte del protocolo de seguridad que se desplegó solo por el hecho de conmemorarse la nobleza de los inocentes caídos aquella fatídica tarde.

    HispanoPost constató la coraza con la que se protege a los miembros de la comunidad. Innumerables preguntas, vallado anti-vandálico, control de explosivos y gabinete detector de metales, fueron algunas de las pruebas a las que se sometieron a cada uno de los asistentes al lugar. Por alrededor de dos horas las manzanas de Arroyo y Suipacha fueron las mas custodiadas del país.

    Sebastian Domenech, periodista especializado en policiales, dio su parecer acerca de las condiciones en que se desarrollo la ceremonia. «La comunidad judía nunca tuvo justicia y tampoco tiene tranquilidad de sobrellevar un acto para recordar a las victimas, la sensibilidad es tan grande que las medidas de seguridad que se toman en estos pequeños actos no se pueden comparar, ni siquiera, con los espectáculos deportivos más grandes del país»,  mientras que destacó «los pibes de 10 o 15 años, que forman parte de la comunidad crecieron blindados, aprendieron a vivir mirando para todos lados, sin las garantías plenas, que debería ofrecer un país».