La serie mexicana El juego de las llaves (2019) tiene todos los ingredientes para atrapar al público: es divertida, reflexiva, inteligente, cachonda, subversiva y clásica al mismo tiempo.
Posee un elenco de gente bella (encabezado por Maite Perroni y Sebastián Zurita) que sabe actuar lo suficientemente bien como para hacernos vivir sus vicisitudes relacionadas con el mundo de las relaciones y el sexo, sobre todo este último que siempre transforma todo.
En la serie, luego de un encuentro de examigos del colegio, las cosas cambiarán para cuatro parejas que comenzarán a modificar sus hábitos sexuales al participar activamente en «el juego de las llaves», una dinámica que implica intercambiar compañía.
Renovar la relación y vivir nuevas experiencias parece una buena idea al principio, y, sin embargo, termina siendo una complicación.
Lo divertido para el espectador será descubrir las verdaderas intenciones de estos personajes, aunque el trabajo no será arduo, pues desde el comienzo es muy fácil adivinar que para ellos todo lo que representa cambio y novedad son objetivos fundamentales. Quieren una vida emocionante, no ser presos de la rutina, son hedonistas y buscan ardientemente el placer. ¿Lo consiguen o se enredan antes de hacerlo? Es precisamente lo que veremos.
La serie siendo frívola y divertida también es una invitación a reflexionar sobre el matrimonio como convencionalmente lo entendemos. Su conveniencia, conflictos, limitaciones y sobre todo la famosa monotonía que tanto se le achaca. ¿Es el matrimonio tan aburrido que amerita de cambios frecuentes? ¿Aceptarías participar en el juego de las llaves? ¿Será necesario para que sobreviva el romance?
En la serie podremos descubrir cómo, más que el buen sexo, en una relación es importante la sinceridad, no solamente con el otro, sobre todo con uno mismo.
El sexo siempre termina generando inconvenientes en los vínculos, ya que al parecer (en la vida y en el cine) es un elemento que genera apego, ya lo dice Barbra Streisand en su película El espejo tiene dos caras (1996), donde se expone una teoría sobre lo «dañino» que puede ser tener buenas relaciones.
El juego de las llaves le habla directamente a la generación de adultos jóvenes (más de 30 y menos de 50), quienes tienen (o podrían tener) deseos de experimentar. Los juegos sexuales, el mundo de los swingers, los juguetes y las fantasías son elementos primordiales de esta trama que es a todas luces fascinante.
Los diez capítulos de El juego de las llaves se pasan tan rápido que no tendrás tiempo de sentir el peso de la historia. Los personajes son mucho más que arquetipos, tienen profundidad y una personalidad definida, es todo un placer verlos interactuar.
@luisauguetol