El Balón de Oro es uno de los premios más prestigiosos del fútbol, año tras año la revista France Football otorga esta distinción al que –por votación– sea considerado como el mejor jugador de fútbol del momento.
Sin embargo, históricamente hubo entregas que fueron duramente cuestionadas. Bien sirven de ejemplo las ediciones de 2010 y la más reciente de 2021; en ambas se dio como ganador al argentino Lionel Messi.
En 2010, el español Andrés Iniesta firmó una gran temporada con el Fútbol Club Barcelona, donde tenía como compañero al rosarino; además, se coronó como campeón del mundo con España, con una más que destacable actuación.
Por su parte, el neerlandés Wesley Snijder venía de ganarlo todo con el Internazionale de Milán, a la vez que condujo a su selección hasta el subcampeonato de la Copa Mundial de la FIFA, en Sudáfrica 2010. El mediapunta ni siquiera fue tomado en cuenta entre los finalistas.
Asimismo, el caso de 2021 también entra en la discusión, pues aunque el argentino tuvo grandes números, lo que hizo el polaco Robert Lewandowski con el Bayern de Múnich fue algo superlativo, a un nivel competitivo impresionante. Además, habría que tomarse en cuenta el hecho de que el ariete ya venía de una temporada descomunal en 2020, cuando no se entregó el premio por la pandemia.
También es importante recordar que, entre 2010 y 2015, la FIFA se fusionó con France Football para entregar conjuntamente el premio, que en ese lapso llevó el nombre de FIFA Ballon d’Or.
En definitiva, con la intención de limpiar la imagen del premio y hacer un proceso de selección más limpio y objetivo, además de renovarse un poco, han anunciado ciertos cambios en sus políticas.
Un premio al mejor de la temporada
Hasta ahora, para elegir al ganador del premio, se votaba al que –en teoría– hubiera sido el mejor jugador del año, desde enero a diciembre, con lo que se evaluaban dos mitades de temporada. A partir de ahora, se tomará en cuenta el año temporada y no el año calendario.
Es decir que, ahora se medirá el rendimiento de los jugadores elegibles desde que arranca la campaña en agosto, hasta el cierre de la misma a mediados de julio.
Esto también implicará que el Mundial de 2022, el cual se jugará en Catar a finales de año, se contará para la edición del premio de 2023. Algo para enrarecer aún más esta edición de la Copa del Mundo, que normalmente se juega entre junio y julio, pero por el clima catarí es imposible jugar en esas fechas.
La forma de seleccionar a los candidatos también será diferente, dado que hasta el momento, los encargados de elaborar la lista estaban en las redacciones de France Football y L’Équipe. Ahora, se les sumará un embajador del Balón de Oro, que de momento será el ex delantero marfileño Didier Drogba, junto a los votantes de la pasada edición que se acercaron más a acertar el resultado final.
Para la próxima edición serán: el periodista vietnamita Truong Anh Ngoc, el neozelandés Gordon Watson y la checa Karolina Hlavackova.
Por otro lado, la lista de países votantes en la premiación será notablemente modificada, con una reducción de 170 a 100 países. Esta se definirá por los mejores posicionados en el ranking de la FIFA; en el caso del femenino, solo votaran los primeros 50.
Asimismo, se dejó claro que el Balón de Oro es un premio individual, por lo que prevalecerá la actuación del jugador en cuantos a sus estadísticas personales y no por lo que logre su equipo, también se evaluará “el carácter resolutivo e impactante de los contendientes”. El aspecto colectivo no se ignorará del todo, sino que pasará a un segundo plano, donde se verá el acumulativo de la temporada.
Por último, también se tendrá en consideración la conducta del atleta, qué clase de jugador es, su comportamiento, y su juego limpio; esto como una forma de incentivar al buen ejemplo para las futuras generaciones.
Ya no se tomará como válido el criterio de la carrera del jugador y lo que ha logrado en el pasado, es un premio para lo que se haga en la temporada y nada más. Esto, aunque no lo parezca, es un punto importantísimo, para aquellos que afirman que el premio lo debería ganar todos los años tal o cual jugador, por el simple hecho de ser él y ser considerado el mejor –o no– de la historia.