¡Basta de estulticia!

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Para tranquilizar mi conciencia de modo que no se me señale ¿y por qué no dijiste algo?, escribo estas palabras.

Primero: Soy opositor radical, intransigente y polarizado a este gobierno ilegal, corrupto y particularmente dotado de incompetencia oceánica.

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Segundo: Como tantos venezolanos que consideramos tener cierto grado de sensatez, estoy abrumado por la conducta torpe e irresponsable de la OPOSICIÓN VISIBLE Y PESCUECEANTE, con la evidente salvedad que resplandece respecto a María Corina Machado, quien de manera coherente y simplemente correcta, ha enfocado la lamentable situación del país y se ha mantenido incólume en su posición; por cierto que me llama la atención su inexplicable rechazo por parte del público femenino…

Así las cosas y por la manera como se están manejando los asuntos de parte de la cáfila de incompetentes, que se hacen llamar militantes en la OPOSICIÓN VISIBLE Y PESCUECEANTE, están logrando con eficacia persuadir a la ciudadanía simplemente a no pronunciarse. Con esto me refiero no a abstenerse de votar, o a votar en contra de los candidatos psuvistas o a votar nulo en las cercanas “pseudo elecciones”, sino simplemente, a mantenernos en estado de total abulia, lo que es totalmente lamentable y genera una “desconexión moral” (José Antonio Marina dixit: “Biografía de la inhumanidad”).

¿Por qué razón debo votar por un candidato a alcalde en mi municipio a quien considero, de entrada, incapaz; incurso en varias (o sea más de una) situaciones turbias de asignaciones de uso urbanístico, entre otras perlas? ¿Por el solo hecho de que fue “designado” por la OPOSICIÓN VISIBLE Y PESCUECEANTE? A veces, pecaminosamente, provocaría votar por la candidata “gobiernera”. Por suerte “el pensamiento no delinque”. ¿O por qué hay dos candidatos igualmente inútiles y seguramente perdidosos, compitiendo por una misma gobernación?

Al punto: Hay persistentes afirmaciones en torno a denuncias contra el  “gobierno interino encabezado por Juan Guaidó”, por opacidad en  la gestión de los activos de la República en el extranjero, con base en un estropicio que se ha dado en llamar “estatuto de transición”.

1) No hay ni hubo, tal gobierno de transición. Nunca se produjo transición. Existió una coyuntura perdida por la inacción, principalmente por parte, entre otros de Henry Ramos Allup, durante la cual se hubiese podido crear un estado de renovación del Tribunal Supremo de Justicia, debilitando el apoyo “legitimador del régimen” y seguir en esto con la renovación del CNE. Pero esa oportunidad, al perderse la mayoría calificada, justamente lograda en las elecciones, a consecuencia de un juego baboso y cómplice entre el CNE sumiso, subyugado y obediente y el TSJ,  desapareció para siempre, enervando los resultados.

2) Juan Guaidó, a quien reconozco valor personal, pudo ser entre 2016 y 2021, lo que se llama un “presidente en funciones” por vacancia de alguien que ejerciera legítimamente la jefatura del Poder Ejecutivo y consiguientemente, la del Estado. Durante esa vacancia ha debido convocarse a elecciones, como dispone la maltrecha Constitución.

3) La función propia de esa Asamblea Legislativa (2016-2021) que reconocemos como legítima, se disolvió en pitorreos y además estaba baldada por el hecho de que sus resoluciones jamás alcanzarían legitimidad, porque no se podían publicar en la Gaceta Oficial, manejada por el Poder Ejecutivo; o sea, que tenía la boca cerrada porque se perdió una oportunidad…

4) Del “ESTATUTO QUE RIGE LA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA PARA RESTABLECER LA VIGENCIA DE LA CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA”, dictado “en sesión virtual” con base en los artículos 7 y  333 de la Constitución Nacional y con el voto salvado de la fracción de Acción Democrática, con fecha 26 de diciembre de 2020; consta de 44 artículos y siete capítulos.

La aplicación de un sistema legal basado en los puros valores y  con un efecto legal ex–post a los hechos, es decir aplicable a sucesos anteriores a su vigencia, con el objeto de resguardar “los derechos humanos”, tiene su origen en los 13 juicios de Nuremberg, lo que representó una ruptura con los principios establecidos en la Carta Magna de 1215, tales  como el “nulla poena sine lege”, el juzgamiento por el “Juez Natural” etc., todo en aras del enjuiciamiento de las acciones atroces contra los derechos innatos del ser humano. Además dieron esos procesos, nacimiento a la llamada “jurisdicción universal”.

  1. Resulta dudoso jurídicamente el hecho de que una sesión de la Asamblea Nacional pudiera ser “virtual” por simple resolución de la junta directiva. En ningún dispositivo se ha previsto tal cosa.
  2. La Cláusula Residual es arbitraria: “todo lo no previsto en el presente Estatuto será resuelto por la Asamblea Nacional en aplicación del artículo 333 de la Constitución”. Esto crea una situación tal vez más autárquica y anárquica de la que se pretendía eliminar.
  3. El artículo 41 “Disposición y administración de los activos del Estado” es rayanamente inconstitucional. Afortunadamente, la geo-política mundial ha favorecido que estos magna-corruptos del gobierno no se apropien de esos activos, los disipen y terminen haciendo como es de su uso, en sus bolsillos y obrando como “elefante en cristalería”. Por tanto, siempre será mejor que esos activos estén en otras manos. Pero … quien gestiona intereses ajenos DEBE SIEMPRE RENDIR CUENTAS. Por tanto se hace necesario, imprescindible, que quienes administren los bienes venezolanos en el extranjero por obra y gracia de la situación de “la transitoriedad” de Juan Guaidó, de manera espontánea, procedan a explicar minuciosamente y a la brevedad posible, cómo los han venido manejando.
  4. De la publicidad del “estatuto de transitoriedad”. Esto jurídicamente es un galimatías.  Las leyes se SANCIONAN por el órgano que constituye el PODER LEGISLATIVO en los Estados con democracia representativa, siguiendo el proceso establecido por la respectiva Constitución. Las leyes se PROMULGAN, como acto de reconocimiento, por parte del Poder Ejecutivo. Las leyes se PUBLICAN para que sean conocidas por los ciudadanos, de manera que comience el proceso de cumplimiento voluntario o bien el forzoso. Este es un requisito de alcance algo arcaico, similar al de los sellos en los documentos públicos. En la antigüedad se lograba la notoriedad de varias maneras, por ejemplo colocando un bando o ejemplar de la ley en cuestión en un poste en la plaza mayor o en sitios públicos. Los sellos se usaban porque los monarcas generalmente no sabían leer y el sello comunicaba autenticidad al documento. Anecdóticamente: había dos funcionarios muy importantes, “el guardador del sello” y “el copero”; este último, que asumiendo un riesgo no infrecuente en aquellos tiempos, probaba las bebidas para dar seguridad al jerarca de no estar envenenadas.
  5. Es tema muy álgido y apropiado para una reforma constitucional, si es que alguna vez llega la oportunidad, el que ciertos organismos del Estado tengan su propia órbita o sea configurando un sistema de poderes que NO TENGA como eje y centro de gravedad al presidente-jefe de gobierno, cuyas funciones son, ni más ni menos, que las de un auténtico “faraón-chamán”. La idea básica consiste en desplazar el centro del poder de la presidencia –restándole funciones a ese  faraón-chamán- hacia organismos controlados por el Parlamento conjuntamente con el Ejecutivo, teniendo siempre como árbitro al Poder Judicial y distribuyendo a conveniencia las facultades de designación-veto de funcionarios. Pero además, prevenir que en un determinado momento emotivo –como ha pasado tantas veces en Venezuela- se produzca el efecto “victus victori”: El que gana gana todo. O sea que el candidato a presidente, con el “efecto portaaviones”, logre conmover a los votantes, ganando, además, el parlamento, con lo cual en el sistema constitucional actual y en todos los anteriores, el presidente y el partido vencedor han podido dominar al gobierno y así comienza un proceso entrópico que desemboca en los caos que vemos en Nicaragua, Cuba, Bolivia o Venezuela y ojalá que no aparezca en El Salvador. Eso no puede continuar. Y esto es lo que acontece con la publicación de las leyes actualmente en Venezuela. La Gaceta Oficial es un apéndice muy disminuido en estos días, del gobierno central. Era ilusorio que alguna determinación de la Asamblea Legislativa (2016-2021) pudiese ser publicado, de manera que el proceso de elaboración de las leyes, como el estatuto de transición en comentario, tuviese alguna eficacia-virtualidad jurídica, precisamente, por falta de PUBLICIDAD. Es seguro que en un futuro este aspecto se tendrá por cumplido con la amplia circulación en las redes sociales y en los sitios públicos, mediante las autenticaciones que, por ejemplo la Ley sobre mensajes de datos y firmas electrónicas o los modelos UNCITRAL, otorguen a los contenidos. Hoy día un código QR (del inglés Quick Response code, «código de respuesta rápida»), es usual como  módulo para almacenar información en una matriz de puntos y rinde tal seguridad, que el comercio lo está usando abundantemente.
  6. Otros aspectos del Estatuto de Transición son verdaderos “saludos a la bandera” y resultan manifiestamente contrarios a la Constitución en cuyo nombre se decía que actuaban esos asambleístas.
  7. Guaidó ya no es presidente en funciones y como se dice, “ni ná ni ná”. Antes bien, sorprende por suerte para él (o por temor a otras cosas) que este gobierno picarón y bucanero no haya tomado medidas en su contra. Guaidó, que desperdició sus 15 minutos de gloria, ya no es siquiera diputado; asombra que él permita que lo llamen presidente y se deje poner un escudo muy al estilo norteamericano, delante de su atril: La soberbia, y la vanidad como su apéndice, es realmente el único pecado capital. ¡Ah Merkel!

Consecuencia de lo antes dicho, es que el tal Estatuto de Transición debe salir de la mente de los venezolanos; especialmente a los abogados les queda muy impropio referirse a él y sobre todo, darle apoyo.

Lo que si debe llevarse a la conciencia, es que en toda conversación para resolver esta precaria situación que vive Venezuela, debe estar presente el PARTIDO VERDE OLIVA, o sea los militares, quienes ejercen real y efectivamente el poder. Un indisculpable error de parte de quienes organizaron las conversaciones-gira-paquete turístico-tour en México, por no requerir y condicionar la presencia del estamento militar, lo  que acarreará con seguridad, una nueva pérdida de tiempo, pues ya nadie espera nada de ese evento.

Nicolás Maduro y sus corifeos son parte de un sainete muy barato, de tendencia por demás cursilona, manifestado de entre muchas otras maneras, con el rocambolesco y  atrevidamente publicitado tema de la decoración navideña de Miraflores, al más depurado estilo “white christmas, Rodolfo el reno, esperando a Santa”, precisamente proveniente de las tradiciones de sus odiados gringos.

Concluyendo: Se debe tratar de celebrar “una transacción para la transición”, pero con quienes PUEDEN RESOLVER y modificar la situación; y sabemos quiénes son. “The rest is silence”.

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