Billete de 100 bolívares: el nuevo karma de la economía venezolana

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    En un desesperado esfuerzo por sujetar el mercado, al Socialismo Bolivariano se le ha deshecho la economía entre las manos. El aumento galopante de los precios, acumula sólo en los primeros nueve meses de 2016 425% y suma aproximadamente 866% en los tres años del gobierno de Nicolás Maduro. Un hot dog, que en enero valía 100 bolívares, cuesta hoy 1.200 bolívares.

    Venezuela enfrenta un serio problema con el dinero en efectivo, que se ha agudizado durante el último año: los cajeros electrónicos (ATM) sólo tienen capacidad para emitir en cada operación 40 billetes de 100, es decir, 4.000 bolívares, que a penas alcanzan para comprar un frugal almuerzo en un puesto de comida rápida.

    Los ATM se suman así a la lista de lugares donde los venezolanos deben hacer eternas filas. Entre una y tres horas puede pasar un ciudadano en búsqueda de efectivo, sin ninguna garantía de conseguirlo. El peregrinaje puede llevar a alguien a visitar hasta 8 cajeros electrónicos sin ningún éxito.

    Incapaz de continuar financiando la fabricación compulsiva de papel moneda, el chavismo emitió en noviembre un decreto que limitaba los retiros de dinero en bancos, cobros de cheques y cajeros automáticos a 10.000 bolívares por día. Es decir, menos de 3 dólares a cambio de mercado negro.

    Esa decisión agudizó más la crisis del papel moneda y los ATM no aguantaron la demanda, acelerando a su vez el cambio de cono monetario. El segundo que aplica el chavismo en 8 años.

    Hasta ahora, el billete de mayor denominación era el de 100 bolívares y cuando termine de establecerse el cambio de moneda, el más alto será de 20.000 bolívares, muestra brutal de una economía totalmente destruida.

    Este domingo, el primer mandatario de Venezuela decidió, también por decreto, sacar de circulación todos los billetes de 100 bolívares amenazando con penas de cárcel de hasta 16 años a quienes no cambiaran en la banca pública su papel moneda para adecuarlo al nuevo cono monetario. El detalle está, en que el nuevo cono aún no entra en circulación.