El pasado Miércoles Santo se conoció la decisión de la Cámara Municipal de Caracas de modificar la ordenanza de los símbolos patrios que rigen al municipio Libertador, lo que incluye el cambio del escudo, la bandera y el himno de la capital venezolana.
Jesús Bolívar, concejal del municipio Libertador de Caracas, contó lo sucedido: «Hace un par de días, en plena Semana Mayor, cuando los caraqueños se disponían a rendirle su devoción al Nazareno de San Pablo, como lo hacen tradicionalmente, nos encontramos en la Cámara Municipal con la reforma de la ordenanza que rige los símbolos del municipio Bolivariano Libertador. Esta reforma fue impulsada por los concejales del partido de Gobierno, el PSUV, desconociendo totalmente el acervo histórico del caraqueño. Cambiaron el himno, la bandera y el escudo de armas que data de la colonia».
Jesús Armas, director de Monitor Ciudadano y exconcejal de Caracas, explicó que no se trata de algo nuevo. «En el año 2015, durante la gestión de Jorge Rodríguez, él junto a los concejales intentaron imponer unos nuevos símbolos para Caracas, pero en ese momento éramos cinco concejales de oposición», dijo.
Recordó que entre los concejales estaba Fernando Albán: «Luchamos y apelamos a la opinión pública y gracias al apoyo de personas como Elías Pino Iturrieta, entre otros, logramos generar una matriz de opinión tal que los concejales del PSUV y Jorge Rodríguez se echaron para atrás. Inclusive logramos hacer algunas asambleas de ciudadanos en ese momento».
Armas, también dirigente de Primero Justicia, agregó que en la reciente gestión sí hubo cambios. «Así como pasó con Jorge, en el período de Erika (Farías) intentaron hacer exactamente lo mismo; sin embargo, ella logró dar un primer paso que fue quitar la estatua del león en la autopista Valle-Coche, entrando a Caracas, y lo cambió por la estatua de una india».
Agregó que la medida de Farías generó mucha polémica, por lo que detuvieron el cambio. Sin embargo, «hace unos días la mayoría chavista del Concejo Municipal -hoy son dos opositores y 11 chavistas- derogaron la ordenanza anterior que tenía el escudo propuesto por el quinto abuelo de Bolívar, el himno escrito por Chelique Sarabia y la bandera roja con el escudo del león y los cambiaron por estos nuevos símbolos».
Para Bolívar, dirigente de Acción Democrática, desde el PSUV «simplemente, tratan de borrar nuestra historia, lo que nos identifica como caraqueños, como lo es el león de Caracas, para parecerse más a su partido de Gobierno. Inclusive, vemos cómo la alcaldesa en sus redes sociales, sin ningún tipo de coro, dice que parte de la simbología es la estrella que representa a la revolución bolivariana. En el himno hablan del 27 de febrero que es una fecha para el olvido, una fecha sangrienta que no representa nada bueno ni para los caraqueños ni para la historia de Venezuela, pero como son fechas y símbolos de su proyecto político. Ellos los incluyeron sin ningún tipo de consulta con el pueblo caraqueño».
Identidad modificada
Ambos dirigentes políticos aseguraron que estos cambios a la identidad histórico de Caracas lejos de generar aprobación, han provocado el rechazo de los caraqueños porque no se relacionan con las necesidades, en especial en mejoras de servicios públicos, que vive la ciudad capital.
«La verdad es que esto ha ido rechazo desde todos los sectores de nuestro municipio Libertador, porque más allá del cambio de los símbolos muestra el desinterés absoluto por resolver los problemas estructurales de los caraqueños. Venden a través de las redes sociales y de los medios de comunicación una supuesta fórmula de que ‘Caracas y Venezuela, se arregló’ porque están presentando artistas y conciertos o porque hay colas de carros en la autopista», afirmó Bolívar.
Aseveró que no es esa la señal de aprobación que observa en los ciudadanos: «Cuando uno recorre los barrios de Caracas, lo que se encuentra es que tienen 25 o 21 días sin agua, que no recogen los desechos sólidos, bajones de luz, problemas para la distribución de gas y la inseguridad. Vaya nuestro total repudio a esa propuesta absurda que tienen como único objetivo de que nuestro municipio Libertador no se parezca a la Caracas de los techos rojos, sino a esa Caracas roja rojita de Chávez».
Asimismo, Armas recordó los principales problemas de los caraqueños. «La ciudad tiene muchísimos problemas. Esta es una ciudad que pasa 65% del tiempo con las tuberías vacías, cada día sufre más apagones. Hay problemas de inseguridad, sobre todo en parroquias como El Valle o Coche. Es una ciudad muy complicada desde el punto de vista de transporte público, vialidad, infraestructura. Frente a todas estas prioridades, uno se pregunta cómo es posible que el Concejo Municipal y la alcaldía estén invirtiendo dinero y tiempo en estas cosas».
A su juicio, los oficialistas»quieren modificar la identidad del caraqueño, es decir, ellos están construyendo su propia narrativa y lo están haciendo a distintos niveles: cambiando el currículum educativo, narrando su propia versión de la historia, construyendo una imagen propia de Bolívar distinta a la histórica. Eso es algo típico del totalitarismo. Tratan de contar su propia verdad o, mejor dicho, tratan de hacer de una mentira su propia verdad. Los venezolanos tenemos que estar más arraigados a nuestra identidad o a nuestra historia antes de que terminen de convencer a la sociedad de lo que ellos dicen es la verdad».
Violentan la historia
Para Inés Quintero, individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia, estos cambios violentan el acervo histórico de la ciudad. «Parte del problema de los cambios es que la decisión proviene de la Alcaldía del municipio Libertador, que ocupa el espacio administrativo de lo que sería el origen de la ciudad de Caracas, pero es discutible que la alcaldía pueda robarse el derecho de decidir los símbolos de la ciudad de Caracas, sobre todo porque la ciudad tiene una historia que trasciende al municipio Libertador. La ciudad de Caracas existe desde antes de que existiera el municipio Libertador».
Advirtió que, de acuerdo con lo testificado por los concejales, esta decisión no respeta las formalidades del cambio de una ordenanza. «También está de por medio el hecho que tiene que ver más con lo simbólico, que tiene un sentido de identificación, de arraigo y de pertenencia que marca la historia de la ciudad y que no se había modificado en más de 400 años».
Quitero aseguró que la «intención de modificar esto, sin hacer consulta, sin hacer un esfuerzo de ver en qué medida eso va a tener un impacto y sin reproducir el sentido histórico que tiene la trayectoria de la ciudad, se hace en función de un proyecto político asociado a la mayoría que se tiene en la Cámara Municipal y que se toma sin respetan las formalidades de una decisión como esta».
Con respecto a las nuevas fechas, agregó la historiadora que se preserven fechas como 1810 y 1811, que están referidas a la Independencia, pero se incorporan otras dos fechas como 1989 y 2002,que están referidas a, por una parte, al Caracazo, «que es una fecha polémica, para darle un contenido político y revolucionario a un hecho que no tuvo esa connotación y, por otro lado, el año 2002, que tiene que ver con la restitución de Chávez al poder, que tampoco es un hecho caraqueño».
Para Quintero esta es «una acción más de lo que ha sido todos estos años, que tienen que ver con violentar, imponer decisiones que tienen una fuerte carga simbólica, motivada por razones políticas que no tienen que ver con la historia, identidad o trayectoria, sino que tienen que ver con una voluntad política de establecer nuevos símbolos asociados al proyecto político del gobierno».