Casos como el del “gordo Mathías” descubren la peor cara del machismo

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El año 2020 comenzó y se desató una ola de feminicidios en Venezuela. También se registró un aumento en las denuncias de mujeres víctimas de violencia de género. Enero cumplía apenas su primera quincena y ya se reportaban 14 casos, es decir, al menos una mujer venezolana fue asesinada al día. 

Es común escuchar a los ciudadanos de generaciones pasadas decir sin mayor preocupación: “Venezuela es una sociedad machista”. “Somos parte de la cultura patriarcal. La cultura machista de este país nos ha sometido a la idea de que somos dependencia del hombre”, comenta Magally Huggins, representante del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres.

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Anahí Arizmendi, periodista y miembro del Frente Bicentenario de Mujeres 200, señaló que los venezolanos han logrado avances en materia cultural. “Pero se nos siguen presentando grandes desafíos. Conozco muchos casos, porque la violencia tiene muchos rostros y desde el Estado hemos trabajado en la articulación de un programa de prevención para acabar con la impunidad y que la mujer violentada no sea revictimizada por el sistema”.

Recientemente los medios de comunicación y redes sociales viralizaron un caso que podría parecer imposible, incluso para las autoridades lo era al desestimar una denuncia. El 24 de enero, al Instituto de la Mujer de Aragua llegó Morella: una mujer que destapó una caja de Pandora al denunciar que su pajera, Mathías Enrique Salazar Moure, de 56 años de edad, la mantuvo en cautiverio por 31 años.

Huggins, también psicóloga y criminóloga, difiere de lo señalado por Arizmendi. Asegura que “el Estado no defiende a nadie, se defiende a sí mismo para mantener el poder”. Explicó que las instituciones gubernamentales no ofrecen cifras oficiales y en ocasiones, como le pasó a Morella, su denuncia es desestimada: “El deber ser es que esa mujer que denuncia acoso sea escuchada, atendida y protegida, para que a los tres meses no sea asesinada por el agresor que ya habían denunciado”.

La violencia de género afecta a las mujeres y constituye un atentado contra la integridad, dignidad y libertad de las mujeres, independientemente del ámbito en el que se produzca. Se trata de una situación de desigualdad en una relación de dominación del hombre hacia la mujer, que puede tener como consecuencia un daño físico, sexual o psicológico. Se incluye también las amenazas de tales actos y la coacción o privación arbitraria de la libertad, tanto en el ámbito público como en la vida familiar o personal.

“Estamos viviendo la deshumanización del ciudadano. Los venezolanos, tanto los hombres como las mujeres, estamos en un estado de indefensión absoluta. Esto se debe al culto a la violencia tanto simbólica como represiva que se ha generado durante los últimos gobiernos y esto produce resultados negativos”, resaltó Huggins.

¿Dónde está la justicia?

Morella no era la única víctima del “gordo Mathías”, como le dicen los amigos. Salazar Moure también mantuvo secuestrada a otra mujer durante 24 años, con ella tuvo una hija hace 20 años, que se supone es la tercera víctima de la que se tiene conocimiento. No obstante, la defensa de Mathías alega que “en Venezuela no es delito tener 3 mujeres”; luego de que fuera detenido el 27 de enero, cuando acudió a la Fiscalía de Aragua a denunciar la desaparición de su pareja Morella.

“Está claro el delito de secuestro y el de inducirla al suicidio, son dos tipos de violencia que están penalizados en Venezuela. No hay ninguna razón para que este señor sea liberado sin pagar por sus delitos”, dijo Arizmendi, quien agregó que están trabajando en la reforma de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la cual entró en vigencia en 2007, y que tipifica 21 delitos en contra de las mujeres.  

Hasta el momento Salazar Moure solo ha sido presentado por uno de los tres casos que se le conocen y se le imputan los delitos de violencia sexual, esclavitud sexual, inducción al suicidio y violencia psicológica. “Mathías es el reflejo de un problema individual que podría agravarse. Es un psicópata que perjudica a las mujeres con las que tiene vínculos afectivos”, agregó Huggins.

La pregunta sigue siendo cuál será la pena por sus delitos. Por lo pronto se conoce que el tribunal fijó un plazo de 45 días para que se realicen las averiguaciones pertinentes al caso y como sitio de reclusión fue fijada la sede de la policía regional de Maracay. No han querido trasladarlo para hacerle exámenes psiquiátricos por miedo a que se escape. Hay que esperar para conocer el veredicto final.

¡Ojo a las señales!

A mediados de diciembre del año pasado, el himno feminista “El violador eres tú” comenzó a escucharse con fuerza en las calles venezolana, una revolución feminista se sumó a la corriente internacional y dejó su huella en el país. También en 2017 se popularizó un movimiento de mujeres que denunciaron agresión y acoso sexual por parte de sus superiores, conocido como “Me Too”, y el hecho de que fueran estrellas de Hollywood quienes en principio alzaron su vo, motivó a que mujeres de todo el mundo denunciaran a su violador.    

Muchas veces una violación o una agresión no es denunciada por miedo, por falta de conocimiento de a dónde deben acudir o por confianza en la redención. “Con el caso de Mathías, vimos también un video de la esposa donde lo defendía, pero si lo analizamos pareciera que esa mujer sufre del Síndrome de Estocolmo”, indicó Huggins.

Arizmendi añadió que existen varios canales para denunciar la violencia de género. Las mujeres en situación de violencia o acoso pueden acudir al Instituto Nacional de la Mujer, a la oficina de Atención a la Ciudadanía del Ministerio de la Mujer y la Igualdad de Género, Fundación Misión Madres del Barrio; así como a las diferentes comisarías de los cuerpos de seguridad nacional, regional o local. “El Movimiento de Mujeres tiene también promotoras comunales capacitadas para una atención expedita y garantizar un territorio libre de violencia”, dijo.

Huggins pidió que la preocupación por el aumento de los casos de feminicidio y violencia de género se mantengan en el tapete. “Actualmente, no existe un centro de rehabilitación que nos garantice que ese hombre agresor se está regenerando para que al salir no vuelva a cometer un delito. Nos hemos convertido en una población débil y temerosa, vulnerable a la cultura del patriarcado sobre la base del machismo”.

Arizmendi agregó para concluir que los hombres deben asumir corresponsabilidad en las relaciones con una mujer: “Los cambios culturales no se logran de un día para otro. Hemos logrado un avance en comparación con otros países de la región, pero hay que analizar los valores que estamos dejando que muchas veces son inculcados por la misma mujer. Por eso, los hombres deben adquirir corresponsabilidad en las relaciones e incluso en las tareas del hogar”.

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