China, Rusia e Irán aprovechan cualquier ‘rendija’ para continuar afianzando su presencia en América Latina. La política de máxima presión del gobierno de Donald Trump contra Venezuela, cuya principal carta es la revocatoria de las licencias petroleras a las empresas occidentales, les ha abierto aún más las puertas a esos tres países para seguir saciando su apetito político y económico en la región y unirse en torno a un “enemigo” común: Estados Unidos, según expresan expertos.
De hecho, el respaldo de Rusia, China a Irán ha sido clave para Venezuela. En los últimos meses se ha visto cómo el gobierno de Nicolás Maduro ha buscado consolidar el apoyo no solo político, sino también económico, de sus principales aliados, ante la nueva ola de sanciones estadounidenses, que incluye además un arancel de 25% a las naciones que compren crudo y gas venezolanos.
La visita de la vicepresidenta y ministra de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, en abril a China y la del propio Maduro a Rusia a principios de mayo, donde se entrevistó con su homólogo Vladimir Putin, son prueba de ello. Durante los encuentros se firmaron acuerdos y discutieron planes de inversión, en los que figuró precisamente el tema energético y petrolero.
Ahora, ¿qué buscan en concreto China, Rusia e Irán con el fortalecimiento de sus relaciones con Maduro y qué recibiría Venezuela a cambio? Christopher Sabatini, investigador principal para América Latina en Chatham House, advierte que están buscando “principalmente consolidar el acceso al poder en oposición a los intereses de Estados Unidos y en oposición a la democracia”.
A su juicio, están haciendo eso para lograr ciertos beneficios “en un intento por demostrar que no están tan aislados como Occidente quisiera creer”, además de recolectar información de inteligencia. “Eso es lo principal. También se benefician en parte en lo económico, pero no considerablemente tomando en cuenta la cantidad de sanciones”.
Para Luis Oliveros, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Metropolitana, los tres países pueden “estar buscando molestar al enemigo común, que es Estados Unidos, y hacerse más fuertes juntos. Nunca está de más tener al principal poseedor de reservas a nivel mundial, pero China y Rusia saben muy bien el momento que vive actualmente Venezuela. Con todo lo que está haciendo Trump, mientras tú sigas sumando países que estén contigo nunca es malo”.
De acuerdo con Luis Fleishman, profesor de Sociología en Palm Beach State College, China está en este momento “en una competencia por el poder. No es solamente un tema de relaciones comerciales, de competencia económica. China tiene también interés político, de incrementar su influencia en el mundo… ser una potencia mundial no solamente económica, sino también política y, obviamente, desplazar a Estados Unidos. Entonces, unirse a enemigos de Estados Unidos, como es el régimen de Nicolás Maduro, es parte de esta lógica”.
A su criterio, el líder chino Xi Jinping “vendría a rescatar a Maduro simplemente para tener la influencia que tiene sobre Venezuela de la misma forma como en algún momento la tuvo Rusia sobre Cuba. El gobierno de Xi Jinping está dispuesto a sacrificar intereses económicos en nombre de intereses políticos. Y Maduro se beneficiaría porque China le compraría el petróleo”.
En cuanto a la relación con Irán, recordó que en el pasado esa nación y “Maduro lo que hicieron fue crear una banca donde ellos evitaban las sanciones. Es una cuestión de cooperación entre Irán y Maduro, de afinidad política e ideológica, y la enemistad hacia el imperialismo yanqui por así decirlo”.
Además de ello, como bien se resalta en el artículo Qué ganan China, Rusia e Irán ayudando a Nicolás Maduro a mantenerse en el poder en Venezuela, publicado por BBC Mundo en 2024 y actualizado este año con la firma del acuerdo entre Venezuela y Rusia el 7 de mayo, a diferencia de Occidente, esos tres gobiernos han defendido la legitimidad de los mandatos de Maduro y estuvieron entre los primeros en reconocerlo como ganador de las elecciones del 28 de julio.
“Si no fuera por esos tres gobiernos es muy probable que el gobierno de Maduro no hubiera soportado la presión máxima de las sanciones”, dijo Joseph Humire, director ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre y Segura, con sede en Washington, a BBC Mundo.
El experto también resaltó que las tres naciones si bien le han dado respaldo político, “su mayor apoyo es que alimentan la economía paralela en Venezuela. Eso ha sido muy importante porque, mientras en Venezuela decaía la economía formal, han podido usar varios esquemas para hacer que el país consiguiera combustible, alimentos y otros productos para aguantar la crisis económica”.
Evan Ellis, investigador especializado en América Latina de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, también le declaró a BBC Mundo y, según su opinión, el apoyo de estos tres países ha ayudado a Maduro a sortear las sanciones internacionales y las olas de protestas internas.
“Durante estos años, China, Rusia e Irán han contribuido a la supervivencia del régimen de formas distintas y, en ocasiones, complementarias… Esa combinación del apoyo de China en lo económico, el de Rusia en defensa y el de Irán para solventar importantes problemas ha contribuido a que Maduro pudiera resistir. Le han dado tanto cobertura política como soporte económico”, aseveró.
China e Irán ya concretaron contratos con Venezuela
Si bien los expertos difieren en el papel que juega en la agenda de China, Rusia e Irán el tema energético con Venezuela, ya es un hecho que el gobierno de Nicolás Maduro está buscando nuevos socios ante el eventual cese de operaciones en Venezuela, previsto para el 27 de mayo, de Repsol, Chevron, Eni, Reliance Industries y Maurel & Prom, entre otras corporaciones. Esto por orden del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, a través de su Oficina de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés).
Las empresas chinas Anhui Guangda Mining InvestingCo. Ltd y China Concord Resources firmaron tres Contratos de Participación en la Producción (PPC) con Petróleos de Venezuela (Pdvsa), otorgados bajo el amparo de la Ley Antibloqueo, según un documento oficial revisado por S&P Global Commodity Insights y citado por Platts Commodity News en el artículo Chinese companies enter Venezuela’s oil industry as Chevron isdue to exit.
Según el portal, Anhui, fundada en 2007, producirá petróleo extrapesado en el bloque Ayacucho 2 de la faja del Orinoco y el objetivo es producir 121.000 b/d tras una inversión de 6.100 millones de dólares.
China Concord Resources firmó dos contratos. El primero es para el área de Lago Cinco (bloques V, VI, XII y XV), con una meta de producción de 50.000 barriles diarios de crudo ligero y una inversión de 631 millones de dólares.
El segundo contrato es para la producción de 80.000 b/d de crudo ligero y mediano en el área Lago Lagunillas, que comprende los campos Lago Lagunillas, Lago Tía Juana y Lago Bachaquero. La inversión estimada es de 952 millones de dólares.
A eso se suma, según fuentes internas, que hay un grupo de 30 técnicos chinos, tanto en la Costa Oriental del Lago (Lagocinco y Lagunillas) como en la península de Paraguaná, donde se ubica la refinería de Cardón, la segunda más importante del país.
«Para las empresas chinas, invertir para reparar una refinería que opera a menos del 20% de su capacidad no es negocio, pero cambia cuando se tiene acceso a una producción petrolera segura y cercana», aseguró una fuente del Ministerio de Hidrocarburos.
Con tales evidencias se refuerza lo que ha venido planteando Luis Vicente León, presidente de Datanálisis y es que “la expulsión de empresas estadounidenses del sector energético venezolano no fortalece a Estados Unidos, sino que transfiere ventajas geopolíticas a China, Rusia e Irán”.
Christopher Sabatini advierte que, en la actualidad, China está comprando principalmente crudo ruso y, “en términos de petróleo, China y Rusia no necesitan a Venezuela, excepto en términos de activos a largo plazo, de cuando eventualmente el país se abra y haya una oportunidad de explorar. Las petroleras rusas, particularmente Gazprom, tienen activos significativos de gas y petróleo. Entonces, es más una apuesta a largo plazo que un beneficio inmediato”.
Explicó que los grandes descuentos que recibe China por el crudo venezolano si bien representan un beneficio, son “más bien un pago de la deuda que Venezuela les debe. Han estado recolectando sus deudas. Creo que no necesitan tanto ese petróleo, lo ven como un negocio, es algo muy transaccional”.
De acuerdo con lo planteado en el artículo de BBC Mundo, un elemento central del apoyo de China se plasma en el volumen de créditos que ha otorgado a Venezuela desde la llegada del chavismo. Pekín le ha prestado a Caracas unos 59.000 millones de dólares, mucho más que a cualquier otro país de la región y, de hecho, casi el doble de los 32.000 dólares prestados a Brasil, según datos de 2023 del centro de estudios Diálogo Interamericano.
Al respecto, Evan Ellis señaló que esos fondos fueron entregados entre 2008 y 2015, y que en su mayor parte eran una suerte de línea de crédito rotativa a tres años que iba siendo pagada con entregas de crudo. “Hay que destacar que, aunque China no ha otorgado nuevos créditos, ha seguido recibiendo petróleo venezolano y probablemente ha proporcionado al gobierno venezolano algún beneficio por esas actividades extendidas en los últimos años”, añadió.
Irán también está reforzando sus relaciones con Venezuela. Según Mehr News Agency, el pasado 11 de mayo, el general de brigada iraní Abdolreza Abed, comandante del cuartel general de construcción Khatam-al Anbiya del IRGC, indicó durante la 29ª Exposición de Petróleo, Gas, Refinación y Petroquímica que firmaron un contrato con Venezuela para construir cuatro barcos de 113.000 toneladas, “dos de los cuales ya han sido entregados y dos más están listos para su construcción».
El costo económico para Venezuela del “error” de EEUU
Es pasado 12 de mayo, dos semanas antes de que las trasnacionales petroleras que operan en Venezuela cesen sus operaciones por las sanciones de Estados Unidos, la AFP constató la presencia de al menos siete tanqueros en la bahía del Lago de Maracaibo que esperaban para ingresar a muelles de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) ubicados en esta región donde inició hace más de un siglo la explotación petrolera en el país.
Y mientras sigue la cuenta regresiva, Luis Oliveros deja claro que volver a la estrategia de máxima presión “no le genera absolutamente nada a Estados Unidos. Es más, le puede generar más problemas porque tiene un productor confiable que es Venezuela y una de sus empresas cobrando una deuda muy importante que por esa estrategia dejaría de cobrarla y abre la posibilidad de que países como China tengan mejores relaciones y, además, los tenga muy cerca”.
Luis Fleishman considera que “es un error” que las empresas estadounidenses se vayan de Venezuela. “Al tener una presencia en Venezuela, todavía hay una cierta influencia y hay cierto leverage, cierta palanca que Estados Unidos puede usar teniendo las empresas allí. Obviamente el tema de que Maduro se perpetue en el poder es un tema muy serio, pero creo que las sanciones -incluyendo el retiro de las licencias a las empresas- no van a lograr doblegar al régimen de Maduro”.
Sostuvo que revocar las licencias petroleras “a la larga va a afectar a la gente mucho más de lo que va a afectar al régimen. Y creo que Estados Unidos perdería una presencia en Venezuela. La mejor forma de bloquear la influencia china a nivel energético es justamente no irse, no abandonar a Venezuela, porque en el momento en el que se abandona Venezuela va a entrar China, Irán y Rusia, que conoce la industria petrolera extremadamente bien… Se pueden buscar otras alternativas para presionar al régimen de Maduro”.
Según Fleishman, las sanciones económicas no funcionan, “es lo que hemos aprendido. No funcionan con Rusia, no han funcionado al cien por ciento con Irán. Estados Unidos no se beneficia de nada… Y aunque China no se beneficie tanto económicamente, se beneficie políticamente. Se benefician todos los malos, esa es la realidad. Sea cual sea el beneficio es un error total”.
Por su parte, Christopher Sabatini opina que con la revocatoria de las licencias muchas de esas compañías probablemente retendrán sus activos y mantendrán un bajo perfil o “con el tiempo podrían vender. Esas son compañías transparentes, tienen accionistas y tienen juntas directivas. Estas removiendo importantes activos para Estados Unidos en términos de transparencia, mejor producción y mejores prácticas ambientales teniendo esas empresas en Venezuela”.
Sin embargo, no descarta que Trump esté usando esas licencias para ganar más leverage y mejores estrategias de negociación sobre el gobierno de Maduro para lograr deportar a más venezolanos y hacer otras concesiones. “Veremos si hay una estrategia detrás”.
Por ahora, lo que sí es un hecho es que en estos momentos la economía venezolana está bajo presión, según lo expuesto el viernes por Luis Arturo Bárcenas, economista sénior de Ecoanalítica, durante su intervención en el evento Prospectiva Venezuela 2025-II Semestre, realizado por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno (CEPyG) de la Universidad Católica Andrés Bello.
“A comienzos de año teníamos una economía en crecimiento, con uso extensivo del dólar como moneda de cambio y de transacción, oportunidades de negocio y leve mejora del poder adquisitivo”, dijo.
No obstante, a consecuencia del cese de las licencias petroleras a partir del 27 de este mes, aseguró que “vamos a una economía en caída, mayor uso del bolívar, aceleración de la inflación, crecimiento sectorial en pausa y descenso del poder adquisitivo”.
Bárcenas comentó que el cierre de operaciones por parte de las petroleras extranjeras implica un descuento de por lo menos 50% en el precio en el mercado internacional, mayor discrecionalidad y opacidad en las operaciones, acumulación de inventarios, menor calidad de diluyentes y posible escasez de combustible.
En ese sentido, pronosticó que el producto interno bruto (PIB) de Venezuela podría contraerse 4% este año, la inflación anual regresaría a los tres dígitos -podría superar 280%- y el tipo de cambio sería superior a los 200 bolívares por dólar.