Venezuela tiene apenas un plazo de 27 años para optimizar el aprovechamiento del petróleo, recuperar la extracción de crudo y retomar la producción de 3 millones de barriles diarios. Esto con el objetivo de cumplir con la agenda de sostenibilidad de 2030 y 2050.
Ese fue uno de los principales planteamientos del economista y especialista en planificación del desarrollo Víctor Álvarez, quien participó en el conversatorio «Más allá del rentismo», organizado por el Grupo Orinoco a propósito de su 10° aniversario y el cual se realizó este jueves en el auditorio Mauricio Ramia del Jardín Botánico de Caracas.
Además de Álvarez, también intervinieron como panelistas Patricia Ramos Cárquez, experta en desarrollo territorial y proyectos, y Leonardo Vera, economista y especialista en políticas públicas para el desarrollo. Como moderador estuvo Werner Corrales.
«Hay dos fechas importantísimas, como 2030 y 2050, donde ya muchos países han suscrito acuerdos para superar la meta de cero emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles, petróleo, gas, carbón, etc. Hay un emplazamiento objetivo real: la importancia que hasta ahora ha mantenido el petróleo en la matriz energética mundial, va a comenzar a declinar», dijo Álvarez, Premio Nacional de Ciencias.
Agregó que se va a alcanzar un pico a la demanda mundial, que está prevista para 2030 y, de ahí en adelante, “por los planes de desarrollo de nuevas fuentes de energía se espera que la energía solar, eólica y otras fuentes de energía vayan desplazando al petróleo».
Según Álvarez, esto obliga a Venezuela a diseñar una estrategia viable en el mediano y largo plazo para rentabilizar, al menos, una parte de los 300.000 millones de barriles de petróleo que tiene en reserva probadas.
«Saquemos una cuenta rápido: si nosotros lográsemos recuperar la extracción de 3 millones de barriles diarios de petróleo, si multiplicas eso por 365 días al año, eso más o menos da 1.000 millones de barriles al año. Para poder rentabilizar los 300.000 millones de barriles al año, necesitaríamos 300 años y resulta que la meta de emisiones cero están prevista para 2050, dentro de 27 años apenas», ratificó el experto.
A su juicio, para poder colocar en los mercados internacionales unos 1.000 millones de barriles al año “que multiplicados por esos 27 nos daría que de esos 300.000 millones de barriles lo que realmente podemos rentabilizar son 27.000 millones de barriles. Lo demás, la mayoría se va a quedar en el subsuelo».
Álvarez considera que se debe construir un «gran acuerdo nacional», para determinar hacia qué y dónde se van a destinar los recursos, «los petrodólares que se deriven de la explotación de esos recursos». Recalcó que la dirigencia política nacional «siempre está en el afán de capturar el poder», para controlar la renta petrolera de Venezuela.
«Desde que apareció el petróleo en la vida nacional, hace más de 100 años, se han configurado unas élites políticas que tienen demasiada voracidad rentística, que lo que les interesa es magnificar las reservas que tiene Venezuela para presentarse al mundo como una potencia energética y justificar esos desmesurados planes de expansión de la industria petrolera», apuntó el economista.
Explicó que el rentismo petrolero ha hecho coincidir a dos élites políticas, ideológicamente contrapuestas, como son el PSUV y los partidos que agrupa la Plataforma Unitaria de Venezuela -anteriormente la Mesa de la Unidad Democrática (MUD)-, en maximizar la extracción de petróleo a 6.000.000 de barriles diarios.
«Si uno revisa el Plan de Patria y lo que fue el programa de la MUD, resulta que ambos se plantearon esa visión extractiva para maximizar el rentismo y nosotros los ciudadanos no tenemos mayor influencia. Por eso es que siempre vivimos sometidos al control del gobierno de turno, que utiliza el reparto de la renta petrolera como un instrumento de dominación para premiar a sus condicionales, comprar a los indecisos, castigar a los opositores», subrayó Álvarez.
Apuntó que lo que hace falta es impulsar un nuevo gran acuerdo nacional «que le quite al gobierno de turno el uso discrecional y arbitrario de la renta petrolera para evitar que lo utilice como instrumento de dominación».
Asimismo, sugiere la creación de fondos para invertir en la renta y no para gastarla. «Fondos para invertir la renta en 27 años que le queda de vida útil al petróleo en acciones, en bonos, en proyectos inmobiliarios, en proyectos de alta rentabilidad, en compañías tecnológicas, para que con los rendimientos que se generen de esas inversiones sea que se financie parte del gasto público porque, de lo contrario, vamos a seguir dilapidando y acabando la renta», sentenció Álvarez.
Financiamiento de subsidios por el financiamiento del capital humano
Por su parte, la ingeniera Patricia Ramos Cárquez, también miembro del Grupo Orinoco, enfatizó que el nuevo estilo de desarrollo en Venezuela debe sustituir el financiamiento de subsidios por el financiamiento del capital humano, la educación, la investigación científica y la innovación tecnológica.
«Esto es precisamente el cambio que debemos hacer, que aquellos recursos que en este momento se usan bajo la figura o el fenómeno del rentismo sean utilizados como una inversión para acumulación de capital productivo», agregó Ramos.
En materia ambiental, planteó que se debe crear y consolidar un «gran sistema nacional de áreas naturales interconectadas, con diferentes escalas, en donde se inserten los centros poblados y sus territorios»,
Las tres reflexiones que hace la experta es que: «Todos los venezolanos importamos, todos los venezolanos podemos aportar y todos los venezolanos debemos construir la sociedad de la Venezuela que queremos».
Para insertarse en el nuevo modelo de desarrollo sostenible hay que centrarse en el ciudadano
El economista Leonardo Vera destacó que Venezuela tiene dos gravísimos problemas: «el hambre y la alimentación». Indicó que “hay que comenzar a convertir el Estado venezolano verdaderamente al servicio público de la sociedad y eso se comienza por informar. Hace tiempo que no veo a un ministro hablando”.
Vera destacó que la crisis económica venezolana se debe a la «pésima gestión» del Estado venezolano, que es el síntoma muy claro de que la institucionalidad ha sido devastada por el personalismo”.
«Hay que recuperar el sentido de ciudadanía que se perdió en Venezuela en la medida que el Estado ganó poder. Para insertarse en el nuevo modelo de desarrollo sostenible hay que centrarse en el ciudadano», puntualizó.