El trueque tomó mucha fuerza en la economía informal a través de los grupos de WhatsApp en los edificios residenciales y los buhoneros durante la severa escasez de alimentos y otros productos de primera necesidad entre 2012 y parte de 2019.
Sin embargo, el dólar esta tomando su lugar en esos espacios, aseguraron usuarios y comerciantes de Caracas que solicitaron guardar sus nombres en reserva.
«Antes intercambiaba aceite, arroz, harina de maíz, caraotas, generalmente de los CLAP, además de champú, jabón u otros artículos del hogar y alimentos. Ahora prefiero cobrar en dólares: es mejor negocio», refirió un comerciante informal en Candelaria.
Agregó que ofrece productos alimenticios y de higiene personal y de limpieza del hogar de marca nacionales e importados y también de los CLAP.
Otro consultado en el centro de Caracas precisó que reciben bolívares también, pero el precio al consumidor lleva un recargo de 10% por el punto y para compensar la devaluación.
Un buhonero en San José explicó que recibir dólares resulta más ventajoso porque tiene vuelto para quien paga con esa divisa, a la vez de que puede vender los billetes estadounidenses a los comerciantes formales, que requieren de esa divisa, con un sobreprecio.
«No es que dejamos el trueque, yo todavía lo hago, lo que pasa es que hay menos gente interesada en intercambiar productos», aclaró un consultado en la avenida Fuerzas Armadas.
Vecinos de varios edificios con grupos de WhatsApp indicaron que ya el intercambio de artículos prácticamente no existe.
La oferta y la demanda se efectúa preferiblemente en dólares y en bolívares mediante transferencia electrónica bancaria.
«El anuncio en un chat vecinal de cambio harina por caraotas ha dado paso a todo tipo de transacciones, desde dólares, ropa, calzado, muebles, electrodomésticos, comida para llevar, ventas de garaje hasta servicios de taxi, grúas, lavado y planchado de ropa y peluquería», contó un residente en la avenida Panteón.
La compra-venta de dólares en los chats de vecinos protagoniza la actividad comercial que se ha convertido en mesas de dinero, aunque las transacciones no sobrepasan 100 o 150 dólares.
Llama la atención que en los celulares aparezca publicada a tempranas horas de la mañana un servicio adicional que consiste en una tabla con las distintas cotizaciones monetarias.
«Prefiero ofrecer o solicitar dólares en el chat del edificio; es más seguro y confiable. Hay mucho tracalero en la calle e Internet que estafan a la gente y la situación económica está muy dura como para perder los pocos dólares que ganas trabajando», sostuvo un vecino en San Bernardino.
Pero los chats también se han convertido en grupos de apoyo solidario -aportando sus vehículos o alimentos preparados- entre vecinos para asistir a residentes enfermos con COVID-19 u otro mal y personas de la tercera edad.
Asimismo, dan información sobre dónde conseguir medicinas, una bombona de oxígeno o una ambulancia entre otros servicios.