La cuarentena decretada en Venezuela debido a la pandemia por el COVID-19 ha mantenido a las personas en sus hogares y a la policía en las calles. Y aunque la inseguridad les ha dado una tregua a los ciudadanos, los delincuentes no han dejado de mantener en zozobra a los sectores que controlan, dejando vulnerable a un grupo de la sociedad que parece estar desamparado ante unas leyes y reglas políticas que lo convierte en objetivo de las bandas. Se trata de los funcionarios policiales.
El pasado 10 de abril integrantes de la banda del «Loco Leo», en El Valle, sacaron de su vivienda al funcionario del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas, Deivys Quintero. Estaba con su mamá cuando fue secuestrado por los delincuentes. Fue llevado maniatado hasta la parte alta, lo amarraron de un poste de luz y lo ejecutaron efectuándole múltiples disparos en el rostro.
Quintero estaba adscrito a la División Contra Bandas. Las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) realizaron un operativo, donde murieron seis miembros de la banda, pero los líderes lograron escapar.
El 11 de abril una banda que controla La Vega fue hasta la residencia de una funcionaria del Cicpc, adscrita a la División de Delitos Financieros, que vive en el sector. La amenazaron de muerte y la desalojaron de su vivienda. Funcionarios del Cicpc se trasladaron hasta el sector y la detective fue rescatada en La Redoma la India, tras haber logrado salir con vida de la zona.
La noche del 15 de abril, en el barrio José Félix Ribas de Petare, la banda del «Wilexis» fue hasta la casa de un funcionario del Cicpc, adscrito a la División Contra Bandas. Dispararon contra la vivienda y amenazaron al detective que tenía que retirarse de la zona. Comisiones del Cicpc se trasladaron al sitio y lograron rescatar a su compañero.
De igual forma, la noche del 15 de abril el funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana, Daniel Rivas, estando de servicio en el CONAS, no corrió con la misma suerte. Integrantes de la banda de «El Malony», en Altagracia de Orituco, Guárico, fueron hasta la casa del funcionario, lo sacaron a la fuerza, lo llevaron al medio de la calle y fue ejecutado con un rifle de asalto. Le efectuaron más de 50 disparos. El video fue difundido en redes sociales por la banda.
Operativos policiales
Funcionarios de las FAES ingresaron a El Valle luego del asesinato del detective Deivys Quintero. En el operativo murieron seis presuntos antisociales pertenecientes a la banda de «El Loco Leo», quienes fueron identificados con los alias «El Bemba», «El Flaco Loco» y «El Flaco». En El Cementerio, en el sector Los Sin Techo, murieron en enfrentamientos dos sujetos identificados bajo los alias «El Franyer» y «El Joseito», pertenecientes a la banda de «Los Sin Techo».
Comisiones del Cicpc se trasladaron a El Valle y El Cementerio la tarde del 15 de abril, en lo que parecía ser un operativo para dar con el líder de la banda, «El Loco Leo», pero trascendió que un delincuente murió en el enfrentamiento con los funcionarios y los líderes lograron escapar. En el operativo mixto participaron todas las divisiones del Cicpc.
La dificultad del terreno y la ventaja de los delincuentes al estar en un punto alto son grandes obstáculos que enfrentan los uniformados durante los operativos. A pesar de esas dificultades, están dispuestos a entrar y dar con las bandas que mantienen sometidas a comunidades enteras. El único obstáculo que no han podido superar es la burocracia y política.
Zonas de Paz
Los funcionarios al intentar ingresar a sectores como la Cota 905, El Valle y El Cementerio son retirados por sus superiores, ya que esas comunidades están decretadas como Zonas de Paz, una especie de tregua donde permiten que las bandas controlen esos sectores, mientras que las fuerzas de seguridad mantienen su distancia y no ingresan.
Las Zonas de Paz son un problema que se les fue de las manos al gobierno. La Cota 905, controlada por El Vampi, El Garbis y El Coqui, es una de las zonas intocables. A pesar de ser una de las bandas más peligrosas de Caracas, continúan controlando el sector y tienen una especie de inmunidad al momento cuando se realizan los operativos.
Los más recientes operativos en ese sector fueron el 26 de julio de 2019, donde cuatro funcionarios del Cicpc resultaron heridos en el enfrentamiento y la orden superior, para resguardar la integridad de las comisiones, fue retirar a todas las unidades de la zona.
El 26 de febrero de este año se registró una fuerte balacera en la autopista Francisco Fajardo, cuando las FAES frustraron un secuestro y robo. En ese operativo cinco antisociales murieron y tres lograron huir. Al día siguiente las bandas comenzaron a amenazar a los funcionarios y, desde entonces, comenzaron los ataques en su contra. No se realizó un operativo para dar con el paradero de los líderes de la Cota 905, por ser una Zona de Paz.
El Cementerio y El Valle están siendo controlado por «El Loco Leo». Son consideradas Zonas de Paz, pero son los únicos sitios donde se han realizado operativos, cuando asesinan a un funcionario, para capturar a los integrantes de las bandas.
José Félix Ribas, en Petare, corre el riesgo de convertirse en una Zona de Paz. Actualmente está siendo controlada por «El Wilexis», una especie de pseudo Robin Hood que era querido por la comunidad por haber disminuido los robos, pero que ha ido perdiendo el apoyo de la gente ya que ha asesinado a habitantes de la comunidad que no pertenecían a bandas ni se metían en problemas.
Otro problema que enfrenta esa zona es que «El Gusano» llegó al sector y busca retomar el control de José Félix Ribas. La semana del 6 de abril se registraron múltiples enfrentamientos entre bandas en horas de la noche.
El modus operandi para que un sector sea nombrado Zona de Paz depende de las bandas delictivas que la controlen. Normalmente se inicia con protestas, por parte de la comunidad, denunciando abusos policiales. Se vieron en 2016 en El Cementerio y, en ese mismo año, en la Cota 905 luego de haber realizado la Operación Liberación del Pueblo (OLP). Habitantes trancaron la autopista exigiendo respuestas y justicia. A los meses fueron nombradas Zonas de Paz.
Petare busca convertirse en una Zona de Paz luego de que habitantes protestaran el 29 de octubre de 2019 en contra de las FAE por presuntos abusos policiales. Los habitantes del sector gritaban: «El hampa nos cuida, el FAES nos roba».
Las Zonas de Paz son el talón de Aquiles de los cuerpos de seguridad: no pueden ingresar a realizar operativos y si algo ocurre en flagrancia son retirados del sector. Esto deja vulnerables y convierte en objetivos a muchos uniformados que hacen vida y tienen su vivienda en sectores populares.
Muchos han logrado salir de las zonas controladas por los antisociales, pero sus familiares permanecen en esos sectores convirtiéndose en potenciales víctimas para llegar a un funcionario. Una política de cero tolerancia con la delincuencia, beneficios para los oficiales y reestructuración del sistema judicial y penitenciario parecen ser las únicas soluciones para un problema que se mantiene en medio de una pandemia que detiene a una nación, pero no a las bandas delictivas.