El Papa lo salvó, pero con Trump es otro cuento

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    Las nuevas prioridades de deportación de la Administración Trump están poniendo en vilo a muchos padres de familia que se convertirían en el blanco de las autoridades de inmigración. 

    El mexicano Mario Vargas ya se salvó una vez de ser expulsado del país en 2014. El milagro lo logró su hija Jersey Vargas, quién viajó en ese entonces a El Vaticano a pedir la intervención del Papa Francisco en el caso de su papá y en el de miles de padres y madres que enfrentaban la deportación. 

    El inmigrante fue liberado tras el esfuerzo de la pequeña, que en ese entonces tenía 10 años. Por tres años el mexicano gozó de un permiso de trabajo y número de seguro social valido y estuvo tranquilo trabajando para sostener a sus 6 hijos, pero ahora deberá enfrentar al gobierno en una corte de inmigración y podría terminar deportado. 

    Según el Abogado Alex Galvez, que representa el caso, el gobierno pedirá la deportación de Vargas alegando que es un criminal. El inmigrante fue arrestado el 27 de septiembre Tennessee en 2013 por conducir bajo la influencia del alcohol o drogas, este delito lo convertiría en una de las prioridades de la nueva administración.

    La defensa del inmigrante se concentra en pedir una discreción procesal para que se suspenda el caso, mientras llega una reforma migratoria. Si la fiscalía se niega, el abogado pedirá una cancelación de remoción bajo el argumento del sufrimiento extremo de sus hijos. La última opción sería solicitar la protección bajo un asilo político. 

    Sin embargo, esta vez las esperanzas se van disminuyendo. “Hemos visto un cambio, muchos alivios han desaparecido en estas tres semanas y cuál es la razón? Donald Trump” vaticinó Galvez.