Hace año y medio, cuatro primos decidieron destinar su finca familiar, ubicada en el estado Aragua, a la creación de productos amigables con el planeta fabricados con bambú. Lo llamaron La Barquera, igual que el nombre de la propiedad donde celebraban sus cumpleaños y su punto de encuentro por años.
“La idea inicial que teníamos era rescatar la finca de la familia Hernández, La Barquera, que tiene más de 80 años y estaba abandonada, por lo que le teníamos que poner mucho cariño. Entre primos empezamos a remodelarla poco a poco y en ese proceso acordamos sembrar algo, pero yo no estaba muy a gusto con hacer lo mismo que todo el mundo. Fue cuando me di cuenta que en la montaña estamos rodeados de riachuelos y se da muchísimo el bambú. Allí surgió la idea de invertir en algo distinto e innovador”, expresa Arminio Borjas Hernández, uno de los creadores y fundadores de La Barquera.
A pesar de no tener conocimientos en trabajar con el bambú, los cuatro primos son creyentes de la importancia de trabajar de la mano con el ambiente y afirman que aman la naturaleza. Por ello, ante la amplia presencia de esta planta en el bosque decidieron hacer pitillos de bambú.
“Nosotros no teníamos ningún tipo de experiencia en el área de creación de productos amigables con el ambiente, pero sí teníamos un sentido de pertenencia con la finca donde crecimos, con los habitantes de la zona y fuimos criados por una familia que siempre fue bastante consciente del cuidado del animal y de la naturaleza. Eso nos ha dado la fortaleza de seguir adelante, de estudiar al respecto, educarnos, leer e inscribirnos en cada diplomado que podemos”, dice Arminio Borjas.
Entre las acciones que llevaron a cabo para hacer un buen producto estuvo ver cómo en Tailandia, Indonesia, China, Japón y Corea trabajan el bambú. Borjas indica que a partir de esa información empezaron a experimentar y si bien los primeros pasos fueron hace año y medio, todavía “se sigue puliendo el proceso, aunque ya creo que tenemos la fórmula final”.
El cofundador de La Barquera explica que el crecimiento de la iniciativa hasta ahora ha sido poco a poco “porque inventamos en Venezuela nuestra propia receta y fuimos muy cautelosos en la parte de prueba para lograr una alta calidad”. Actualmente, la marca se expande en restaurantes, posadas, hoteles y licorerías para cumplir con el objetivo de sustituir los pitillos de plástico por los reutilizables hechos de bambú.
¿Cómo producen los pitillos de bambú?
Si bien los cuatro primos forman parte de esta iniciativa, no todos lo hacen desde Venezuela. Dos de ellos se encuentran fuera del país, en México y República Dominicana; mientras que dos sí están en el territorio nacional. “También tenemos un equipo en Aragua dedicado a la siembra, corte y creación de los pitillos, y en Caracas está el personal administrativo y el que se dedica al grabado personalizado”, señala Borjas Hernández.
El paso a paso de la producción de estos pitillos biodegradables inicia desde la tierra. “Creamos nuestro propio bambucillo, el cual crece muy rápido y se da prácticamente en cualquier lugar con humedad y agua. Cuando llegan a una altura y grosor particular se cortan y comienza el proceso de secado natural, luego con calor se corta en el tamaño deseado y se hierve a cierta temperatura por un periodo largo, se lija y se pule”, describe el cocreador de La Barquera.
Definir este proceso no fue fácil ni cuestión de un día. Arminio Borjas Hernández enfatiza que costó mucho obtener una técnica e inclusive todavía impulsan mejoras en el desarrollo para industrializarse más y abaratar costos.
La meta que tienen con los pitillos de bambú es que sigan siendo de alta calidad, pero también de costos accesibles para el mercado local y puedan ser exportados el día de mañana.
“Yo espero que a finales de este año tengamos un producto mucho más maduro y contemos con una experiencia para tener una presencia en el mercado mucho más fuerte”, dice Borjas.
Pero en La Barquera no quieren hacer únicamente pitillos. Ante los beneficios del bambú, están experimentando con el té y el aceite para la hidratación de la piel, productos de esta planta. “Para ello estamos trabajando con la industria farmacéutica y también con otro proyecto que sabemos que requerirá más tiempo; y son los bambúes de guadua y gigante para utilizarlos en la construcción”, expresa.
Borjas Hernández adelanta que en la finca La Barquera actualmente se está haciendo una remodelación en alianza con Bambú Venezuela para tener techos hechos de bambú y el plan es que pronto el lugar abra sus puertas y las personas puedan visitarlo y hacer un tour por su producción mientras aprenden sus características.
“Para nosotros es sumamente importante que todos nuestros productos sean amigables con el ambiente. Hasta nuestro empaque está hecho en base a yuca, no usamos colorantes para el grabado del cartón y los colores que elegimos son los que menos daño generan. Además, los pitillos no utilizan ningún químico, pero es muy complicado lograr una casa 100% ecofriendly frente a un Estado que no ha evolucionado cuando debe dar un paso fuerte en la protección de nuestro ecosistema. Pero si esto no sucede desde la parte gubernamental, debe surgir desde la sociedad para que se produzcan los cambios hasta en el tipo de pitillo que hay en un restaurante”, afirma el cocreador, para quien más que vender busca educar desde La Barquera.
Esta iniciativa que surge desde Aragua ha hecho que al día de hoy Arminio Borjas Hernández defina La Barquera de una manera diferente a lo que era hace unos años: “La Barquera es familia y es una finca que tiene mucho significado para nosotros, es una integración con la naturaleza en un espacio de paz y tranquilidad en una montaña. Y ahora es un negocio familiar y esperamos que podamos crecer cada vez más con este producto hecho de bambú y los que vienen en camino”.