Se llama Fleshlight y fabrica el juguete sexual favorito de los hombres: una réplica exacta de la vagina de varias actrices porno que se coloca en la base de una especia de linterna. Así de sencillo y así de exitoso, ya han vendido más de 15 millones de vaginas en todo el mundo desde que empezaron. Su secreto, el tacto de las vaginas simula la piel humana gracias a unos componentes cuya fórmula es tan secreta como la de la Coca Cola.
En su sede en la localidad de Dos Hermanas, en Sevilla (España), 31 trabajadores fabrican anualmente medio millón de estas vaginas masturbatorias y solo en Europa han facturado 13 millones de euros en un año. Las ventas, aseguran, suben durante estas fechas de otoño e invierno; y aunque no es habitual encontrarse este regalo bajo el árbol de navidad, ya trabajan a destajo cubrir la demanda fabricando 2.000 vaginas diarias.
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