La dependencia de los sectores pobres de las bolsas de alimentos CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) se duplicó desde marzo de 2022 a la fecha, según estudios del Centro de Difusión y Conocimiento Económico.
La medición de Cedice -realizada en las principales ciudades del país- revela que actualmente los beneficiarios de las bolsas de comida consumen 80% o más de su contenido.
Pero en marzo de 2022 -cuando el Ejecutivo aumentó a 130 bolívares mensuales el salario mínimo y la pensiones- el consumo de los productos de los CLAP era de 40%.
Raúl Córdoba, economista investigador de Cedice, explicó que la pérdida del poder adquisitivo del sueldo mínimo y de las pensiones y con mayor intensidad en la imparable devaluación del bolívar frente al dólar desde noviembre obliga a las familias y los adultos mayores pobres a consumir prioritariamente los productos de la bolsa CLAP complementando con los alimentos más baratos que se consigan para el día mediante el trueque.
Por ejemplo, en abastos y puestos informales de Caracas se observa el cambio de un paquete de harina de maíz amarillo, arroz o arvejas por dos plátanos, yuca o un kilo de cambur.
Córdoba precisó que los CLAP contienen muy poca proteína: una lata pequeña de sardinas o de mortadela de pollo, un kilo de granos y un paquete de 250 gramos de una bebida láctea.
El resto de los productos, agregó, son carbohidratos: pasta, arroz, harina de maíz, azúcar, granos y aceite. Sobre este último, vecinos de las parroquias caraqueñas de Candelaria, San José y Altagracia se quejaron que no reciben el producto desde hace meses.
El investigador de Cedice refirió que las bolsas CLAP alcanzan para una semana o menos de un mes en los casos de una familia de cinco miembros y un pensionado, respectivamente.
Asimismo, significó la falta de criterio en cuanto a proporcionar a los usuarios comida con la calidad y cantidad adecuados y que cubran los requerimientos nutricionales necesarios de la población.
«No hay que olvidar que las bolsas las arman aleatoriamente miembros de los consejos comunales a quienes la mercancía les llega con rezago o incompleta», dijo Córdoba.
Esto explica, añadió, que a veces falte un producto y en su defecto coloquen más harina de maíz o granos, por ejemplo.
Reveló que son mejores las bolsas de alimentos distribuidas a los trabajadores del sector público con productos de marcas reconocidas, una pieza de mortadela, queso blanco, aceite, margarina y mayonesa.
«Si no se mejora el salario mínimo y las pensiones, gran parte de la población pobre utilizará pronto 100% del contenido de los CLAP, dejando fuera la posibilidad del trueque por alimentos complementarios y necesarios para llevar a la mesa de muchos hogares», alertó el investigador del Cedice.
De acuerdo con la Encuesta sobre Condiciones de Vida (Encovi) de la Universidad Católica Andrés Bello, más de 7,3 millones de hogares venezolanos reciben los CLAP.
Actualmente, el precio de cada bolsa está entre 15 y 20 bolívares incluyendo el transporte.
El programa CLAP de bolsas y cajas de alimentos subsidiados fue creado por Nicolás Maduro en abril de 2016.