La actriz venezolana Gledys Ibarra vuelve a su país con la pieza de teatro La monstrua. Dijo que se trata de “una obra realmente fascinante” y agradeció la participación de Rossana Hernández, en la dirección, y Carolina Rincón Cardozo, en la producción general, “además de un equipo maravilloso; acá nadie está improvisando”.
En La monstrua “nada es lo que parece”. Es una producción original del dramaturgo uruguayo Ariel Mastandrea, la cual -según Ibarra- conoció gracias a sus estudiantes hispanos de actuación en Londres.
Aseguró que se enamoró del texto apenas lo leyó por primera vez y siempre la motivó la idea de traerla a Venezuela, por lo que una vez armado el equipo, comenzó a ensayar a distancia a través de plataformas digitales para poder ofrecer el producto que estará sobre las tablas del BOD los días 19, 20, 21 y 22 de enero.
“Estoy muy emocionada y agradecida con la oportunidad de volver a Venezuela. De reencontrarme con mi gente, en especial, la gente que se ocupa del quehacer teatral en el país. Me enorgullece traer una obra que ha sido probada en distintos países de Latinoamérica, además de poder decir que es una obra de mucha calidad y valor porque tenemos un gran equipo y aquí nadie está improvisando”, dijo Ibarra.
Sobre la pieza, añadió que se trata de “una obra que te va a mover los sentimientos. Sobre todo, esos sentimientos que en algún momento tienen que salir, como la superficialidad que ha tomado terreno en nuestras vidas, no solo en Venezuela sino en el mundo entero, y lo vamos a ver de la mano de Cornelia, con su experiencia a través de la belleza. La monstrua no se van a conseguir con nada grueso, es muy lindo a pesar de que se habla de cosas feas”.i
Moviendo los sentimientos
La actriz con casi 50 años de trayectoria detalló brevemente el entramado por el que atraviesa su personaje durante la obra: “Es muy lindo transitar los caminos de Cornelia, porque la no aceptación de la diferencia crea unos dolores que se quedan para siempre, no se borran. Habría que hacer mucha terapia para sanar la cantidad de dolores que dejamos en el camino cada vez que despreciamos a alguien. Nos estamos olvidando de lo malo, ese es el meollo de esta obra, que no es más que un grito de lo humano”.
Acerca de su vida sobre las tablas, además de agradecer en reiteradas oportunidades las dichas que le ha brindado su trayectoria, dijo que: “El teatro es un replicador de los sentimientos humanos, pero esta obra hace como una misma voz al cuadrado. Estamos haciendo teatro que replica lo humano y vamos a ver qué es lo que no queremos ver”.
En cuanto a su regreso a Venezuela, lo calificó como “volver a casa”. “Este es un país generoso, a mí me vieron desde muchachita y han visto mi crecimiento y cómo he envejecido públicamente. Aquí yo hice una carrera, un matrimonio, sembré muchas matas donde quiera que me mudaba”.
Aseguró que ”yo me consigo en el país, cómoda, después de un largo tiempo afuera. Me siento como si hubiese pasado un largo día de trabajo, en el que te han pasado 500.000 cosas desde la mañana, como llegar a casa, quitarte los zapatos, abres la ventana y decir: ’Wao, llegué”.
Regalando sueños
Ibarra aseveró que llegó a Venezuela con la intención de regalar sueños a los jóvenes de escasos recursos los días 28 y 29 de enero en Caracas: “Voy a dar unos talleres en el Banco del Libro, gratis, para los jóvenes que no tienen la posibilidad de hacer un pago y quieren recibir clases de actuación, quieren saber de qué se trata eso de ser actor. Va a ser una selección, seguramente difícil, porque solo cuento con dos días para reunir cerca de una centena de muchachos, entre los 14 y 18 años, que de repente no sepan hacia dónde van a dar ese paso en su vida”.
Añadió que tiene planificado pedir a grupos teatrales de arraigo en el país que le regalen una beca, para que los jóvenes más destacados de sus talleres puedan desarrollarse en dicha carrera.
“Que sean ellos los que, en una previa selección, digan abro esta beca para que formen parte como cooperador del grupo y entre en la dinámica de lo que es hacer una obra de teatro. Es un mundo mágico que se abre para un joven que no tienen conocimiento de eso”, indicó.
Los beneficiarios tendrán dos jornadas de aprendizaje: “Lo voy a hacer con la frecuencia que me sea posible. Cuando llegue a Barquisimeto también voy a hacer un llamado a los jóvenes que tengan ese interés y no tengan la oportunidad. Vamos a publicar una planilla que ellos puedan llenar y según las condiciones que tengan estos jóvenes, van a ser seleccionados para hacer este taller, que comenzará a las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde”.
Para finalizar, agregó que le encantaría poder hacer esto mismo en su país de residencia actual, donde se ha dedicado a ayudar a los jóvenes hispanos.
“A mí me gustaría tener en Londres la solidez y el músculo necesario para hacer un intercambio con los jóvenes. Yo como no pago ningún impuesto en la cabeza, es un sueño que puedo tener, siempre tengo clases abiertas en Inglaterra. Con Latin abro la oportunidad a los jóvenes que están en Londres, es un mercado muy exigente y difícil de entrar, son muy costosos los curso. Yo a un precio mínimo le doy clases a jóvenes, principalmente hispanos, para que ellos vayan descubriendo lo que llevan adentro y que lo saquen”.