La semana pasada, Nicolás Maduro entregó en el estado Falcón la vivienda número 4,6 millones de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV). Asimismo, anunció el inicio del Plan Juvenil Tu Vivienda destinado a la autoconstrucción en zonas populares.
William Lizardo, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores de la Construcción, aseguró que las cifras oficiales relativas al logro de adjudicación de viviendas a la población están abultadas.
El representante de Fetraconstrucción destacó que el gobierno incluye indistintamente en sus cifras las viviendas a estrenar y aquellas bajo el esquema de autoconstrucción sometidas a mejoras, ampliaciones y/o incorporación de anexos ubicadas en las zonas populares.
El dirigente insistió en que el número de 4,6 millones de apartamentos y casas construidos por la GMVV no es real.
Agregó que el número oficialista está alejado de la meta de 5 millones de viviendas en el corto plazo, fijada cuando la creación del programa habitacional en mayo de 2011 por Hugo Chávez.
Lizardo explicó que en actos políticos, especialmente durante las campañas electorales, Maduro entrega algunas viviendas a militantes afectos con fines propagandísticos.
«Esos apartamentos y casas son armados -con paredes, techos y tabiques- dentro de las estructuras metálicas diseminadas en el país como Fuerte Tiuna en Caracas», dijo.
El sindicalista refirió que el Ministerio de Vivienda y Hábitat dirige su acción fundamentalmente a la autoconstrucción, otorgando materiales de construcción a habitantes de los barrios.
Parálisis y desempleo
El dirigente sindical alertó que la construcción de viviendas y otras obras en el sector privado es casi inexistente, debido a que la banca no da financiamiento a las empresas constructoras por la poca indisponibilidad de fondos producto del alto encaje legal exigido por el Banco Central de Venezuela (BCV).
Agregó que los bancos tampoco dan préstamos para la adquisición de viviendas, especialmente a las parejas jóvenes, debido a la baja capacidad del poder adquisitivo del ingreso familiar.
Los sindicatos bolivarianos e independientes de la construcción han advertido que la contracción de la actividad repercute en la caída de la oferta de empleos.
Las grandes obras públicas del Estado están paralizadas como son los proyectos de los metros, el ferrocarril, la central hidroeléctrica Tocoma, vialidad, vivienda e industria petrolera, entre otros.
Lizardo resaltó que en reunión con la Cámara Venezolana de la Industria de la Construcción se constató que en Venezuela apenas 50.000 trabajadores se desempeñaban formalmente en el sector.
Recordó que en condiciones de crecimiento económico normal el sector construcción venezolano puede generar entre 1,2 millones y 1,5 millones de empleos.
«El recién suscrito contrato colectivo representa un avance en la condiciones laborales de los trabajadores, pero por la falta de obras beneficia a pocos», sostuvo el sindicalista.
Alertó que la tasa actual de desempleo en el sector supera 90%, lo cual da lugar a la contratación flexible y el trabajo informal fuera de la convención colectiva por parte de algunos patronos.
En este contexto, los sindicatos han denunciado que el Estado paga a sus trabajadores 10 dólares semanales en lugar de los 41 dólares a la semana establecidos en el contrato colectivo.
El presidente de Fetraconstrucción precisó que reactivar la actividad pasa por corregir situaciones como eliminar el control del suministro de arena, grava y piedras por parte de mafias y bandas delictivas que se han apropiado de las canteras del país.
Por otra parte, las plantas cementeras deben ser objeto de inversiones y adecuación tecnológica para aumentar su producción y satisfacer una mayor demanda si se reactiva el sector.
Esta misma receta se aplica a la Siderúrgica del Orinoco (Sidor) que actualmente opera a 5% de su capacidad de producción como consecuencia de la falta de inversiones y mantenimiento durante años.