Una espesa nube de humo negro y olor a cable quemado se esparcía por el cielo de Mariche, la tarde del pasado sábado, tras un incendio que duró más de 5 horas en el depósito del Consejo Nacional Electoral (CNE), donde se almacenan las máquinas de votación y captahuellas; así como, las boletas electrónicas y para desincorporar.
El siniestro que afectó gran parte de la infraestructura del galpón acabó con 49.408 máquinas de votación, 49.327 máquinas de autenticación integrada, conocidas como captahuellas, 22.434 inversores de corriente, 127.000 boletas para desincorporar, 582 computadoras pertenecientes al Registro y 400 boletas electrónicas, tal como lo informó la presidente del ente comicial, la rectora Tibisay Lucena.
En un año electoral, un suceso de esta magnitud supondría un retraso para un futuro proceso; por lo que los expertos en el área, Félix Arroyo y Aníbal Sánchez, ofrecieron sus opiniones y evaluación del panorama.
RELACIONADA: Comité de Postulaciones Electorales: ¿La luz al final del túnel?
En el año 2004, Venezuela se convirtió en pionera al lograr la activación de un sistema de votación totalmente automatizado y que puede ser auditado en todas sus fases, por lo que, ambos expertos coincidieron em que retornar al sistema manual no solo se trataría de un retraso, sino que podría significar un peligro para la autenticidad de los resultados.
Lo que ocurrió fue muy grave, reponer esas máquinas sería una gran inversión de tiempo y dinero, dijo Arroyo. A lo que Sánchez agregó: A veces la gente no entiende lo que podría pasar cuando piden una elección manual, un proceso de este estilo es más susceptible a ser amañado.
Un proceso manual es manipulable, reiteró Arroyo ante la posibilidad de que se confirme una convocatoria a elecciones parlamentarias, tal como están dispuestas en el cronograma para finales de este año 2020. Si se llegasen a dar, hay que ser muy cautelosos con el proceso.
La realización de una votación manual implica una gran inversión en material y adiestramiento de personal. Así lo explicó Sánchez: Para cubrir el padrón electoral de todo el país se necesitan 34.000 mesas e igual número de máquinas de votación, además de la activación de un 10% extra para prevenir cualquier tipo de contingencia.
Aseguró que no se trata solo de las máquinas. La impresión de las boletas electorales depende del Registro Electoral (RE), más el 10% extra de contingencia, lo que sería un aproximado de 20 millones de tarjetones.
Una inversión de este estilo tal vez estaría justificada en un país en bonanza, sin embargo, Venezuela transita por la peor crisis económica de su historia. Una boleta electoral podría estar costando un dólar, aproximadamente, por lo mínimo se calcularían de 15 a 20 millones de dólares solo en boletas, dijo Arroyo. Esto es muy problemático en un país en crisis, en el que no hay ni tinta, añadió Sánchez.
Ambos detallaron que la inversión que se debe hacer en capital humano. Económicamente hablan, sale mejor invertir en las nuevas máquinas, insistió Arroyo. En una elección manual hay que cuidar de todas las mesas, porque se levanta un acta por mesa, luego una por parroquia, una municipal y otra estatal, que dan pie al acta nacional. Sin contar el ejército de personas que se deben educar sobre el proceso y velar porque ninguna de estas personas se venda.
No todo está perdido
Sánchez y Arroyo destacaron que, a pesar de que las pérdidas materiales son millonarias, no todo está perdido y es que la data del RE no se encuentra almacenado en este galpón. Lo que estaba en este galpón eran máquinas sin software, esta información está respaldada en el sistema central de la sede Caracas, así como en Plaza Venezuela y se supone que debería estar en la nube, de no ser así sería un gran acto de negligencia, apuntó Arroyo.
Incluso la data de las huellas digitales está almacenada en la planta que está ubicada en la Universidad Bolivariana, un proceso manual para Venezuela sería difícil para que la gente vuelva a creer ante la paranoia que se vive en el país. Hay que aprender de esto y no volver a dejar todos los equipos almacenados en un mismo sitio. Yo estoy de duelo porque se ha perdido una parte importante del sistema electoral venezolano, se necesita de un sistema que pueda ser auditable, insistió Arroyo.
Por su parte, Sánchez indicó: A pesar de que el CNE perdió 90% de su infraestructura, no todo está perdido porque la información no estaba ahí. Sin embargo, sobre la reposición de los equipos dijo: Actualmente podríamos estar hablando de unos 50 millones de dólares necesarios para reponer estas máquinas y en cuanto a las relaciones que mantiene Venezuela con China y Rusia, que no se caracterizan por ser proveedores de este tipo de maquinaria, se ve mucho más difícil esta posibilidad.
Sobre las posibles causas del incendio, ninguno descartó cualquiera de las hipótesis. Sánchez señaló que la falta de una alerta temprana le genera suspicacia. En este local se realizaban varias actividades, además de albergar las máquinas de ente. Material que es altamente inflamable, por tratarse de tantas máquinas, pero el problema no es cómo inició el incendio, sino qué pasó con el sistema de alerta temprana.
Ir o no ir a un futuro proceso electoral no debe depender de que el proceso se realice o no de forma manual, se trata de las garantías que pueda ofrecer dicho ente a los electores. Si se trata de un proceso electoral con las mismas autoridades, es posible que se registre una gran abstención, finalizó Sánchez.