La política venezolana ha sido una dicha que muchos aún disfrutan, pero también el karma que ha llevado a otros a abandonar a su tierra, a sus familiares, amigos y todo lo conocido, en la búsqueda de una nueva oportunidad que les permita reinventarse. Y aunque parezca incoherente, incluso hay quienes desde otras latitudes se las vuelven a jugar en la política.
Ese es el caso del caraqueño Jorge Barroso, quien fuera concejal del municipio Sucre en el estado Miranda entre los años 2013 y 2018, Aunque, como muchos otros venezolanos, tuvo que abandonar su país por la angustia que vivía al ser un dirigente de oposición, esto no le quitó el gusto por la política.
El próximo domingo 28 de mayo, el abogado y político venezolano con orígenes canarios, se medirá en las elecciones municipales de España, como candidato al Ayuntamiento de Segart por el Partido Popular.
“En 2018 salí de Venezuela solo. Lo más triste fue salir sin mi esposa y mis hijos, dejando a toda mi familia allá. Mi mamá, mi suegra, mi cuñada, también se quedaron allá. Estuve muchos meses sin ellos, lo más doloroso fue tener que estar sin mi esposa y sin mis hijos”, recordó Barroso del momento en el que vio el exilio como una solución a cómo se sentía.
Recordó que mientras se mantenía solo en España vivió pérdidas irreparables y de quienes lamenta no haberse podido despedir: “Estando aquí me enteré de la muerte de amigos y compañeros que eran presos políticos. Eso fue muy triste. Además, me tuve que venir sin haber terminado mi cargo de elección popular como concejal”.
Política para ayudar
Reiteró que, pese al miedo, tenía la convicción de ayudar a Venezuela a alcanzar el cambio político que ofrece la oposición desde hace más de dos décadas. “Siempre tuve miedo. Siempre en concentraciones y marchas tenía miedo, pero uno tiene uno tiene ideales y convicciones. En mi caso, aún quiero ver a mi país libre y en democracia, sin miedo que por pensar distinto te vayan a meter preso o a desaparecer”.
Agregó que su vocación lo ha llevado a soñar con la posibilidad de retomar la política, esta vez, en España. “Me gusta la política porque me gusta servir a la gente. Soy un servidor social y esa es una vocación. A mí me gusta poder ayudar a las personas, en especial, a los que más lo necesitan”.
Dijo que la política debe ejercerse sin distingos: “Cuando uno es un servidor público, debe gobernar para todos y dejar ese calor humano, en las personas que necesitan de nosotros”,
Romper las barreras
Barroso mientras fue concejal de Sucre presidió la Cámara Municipal en dos períodos consecutivos. El dirigente de Primero Justicia (PJ) basó su gestión en los problemas de los ciudadanos, llevando a cabo iniciativas como el rescate de las edificaciones de patrimonio cultural. Promovió diferentes legislaciones municipales que querían ajustar la alcaldía a la realidad social.
Pero quizás su mayor legado fue ser pionero en propuestas como la atención de los niños, niñas y adolescentes con trastorno del espectro autista (TEA), donde impulsó el uso del pictograma como apoyo visual en ambientes educativos para promover el desarrollo de habilidades cognitivas de niños, niñas, adolescentes y adultos con necesidades especiales.
Cuando por fin logró reencontrarse con su familia en España, retomó su pasión por ayudar a los demás y con el apoyo del Partido Popular de la Comunidad Valenciana, Barroso decidió asumir el reto se ser el abanderado del Partido Popular de la Comunidad Valenciana (PPCV) para el Ayuntamiento de Segart.
“Estuve dos años y medio trabajando fuerte en Barcelona, aprendí muchas cosas. Trabajé en logística, manejé retráctil con carretilla, que es lo que nosotros llamamos montacarga de altura. Hice servicio de transporte como Uber, trabajé en la parte de logística de Amazon. Hoy en día distribuyo cervezas en un camión”, confesó.
Nostalgia criolla
Barroso aclaró que, pese a que su vida ha dado un vuelco, son muchas las cosas que sigue extrañando de su país natal: “Las parrillas del domingo con la familia. Ir al Ávila, me encantaba subir hasta Galipán, pasear con mi familia y bajar hasta La Guaira. Extraño los sándwiches de pernil. Estar donde uno se crió tenías todo, pero uno se viene buscando lo mejor para sus hijos”.
Dice el dicho: no hay precio para la tranquilidad, y así lo confirmó Barroso. “Uno prefiere estar donde saben que te esperan para cenar y saben que vas a llegar. Allá uno no sabía si llegaba o no, era una angustia siempre no saber si ibas a llegar a casa”.
Sobre la posibilidad de convertirse en alcalde de una municipalidad española, dijo: “Ahora tengo esta oportunidad que me pensé mucho, porque te queda ese miedo; pero aquí la política es distinta. Aunque hay ideales diferentes, te encuentras que aquí puedes hablar de eso y trabajar para la gente, llevar tu experiencia con la idea siempre de poder ayudarles”.
Barroso se describe como un hombre que cree en la política de contacto, en la escucha activa y, sobre todo, en ser el vocero de los problemas de los ciudadanos.