Luego de casi una década, el Teatro Negro de Praga no solo volvió a colmar el Teresa Carreño; sino que lo engranado de su presentación encantó a quienes lo vieron.
Las únicas dos funciones de la legendaria compañía en Caracas fueron el sábado y a casa llena. El retraso de la llegada del público a la primera, prevista para las 3 pm, motivó que media hora después se apagaran las luces.
Escenas de algunos de sus principales espectáculos fueron aplaudidas tan pronto culminó “La lavandera”. “Ropa danzante” fue el primero de los números, los cuales también incluyó ”Las maletas,” E”l fotógrafo”, “El violinista”, “El prisionero” y “El mago”, en la primera parte. Luego del intermedio, el sueño de una sirena en “El pescado” dio la bienvenida. “El taxista”, “Los faroles” y “El caballo” fueron los encargados de cerrar la magia del show.
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Durante las casi dos horas de función los actores se intercambiaron en sus roles. Mientras unos protagonizaban los sketchs, otros hacían la magia detrás de la oscuridad del escenario. Por eso, además de la ropa danzante, se vieron sirenas (de los mejores números) flotando bajo el agua; maletas enloquecidas y caballos de sábanas cabalgando.
El humor fue un ingrediente fundamental del montaje del Teatro Negro de Praga. Sin saber mucho de español, los integrantes del elenco lograron hacer una interacción con el público. En la audiencia había muchos niños, quienes soltaban las carcajadas más sonoras. Su presencia, no obstante, provocó la reacción de otros, porque alegaban que no les permitían concentrarse.
Al final, todos los participantes salieron a escena y recibieron, por más de dos minutos, los aplausos de pie del teatro.