La oposición no ha estado a la altura de la gravedad de las circunstancias y parte de la población está muy molesta

“Todas las encuestas indican que parte importante de la población en Venezuela, si bien quiere un cambio político, quisiera que las cosas cambiaran, que fueran otros los que gobernaran. Está muy molesta con la conducción actual de la oposición, con la dirigencia opositora”, señala el periodista Alonso Moleiro en su videocolumna.

Y, a su juicio, razones no les faltan a esos ciudadanos, pues parte importante de la molestia tiene que ver, además, “con los egos, el protagonismo, la ausencia de conducción política, las zancadillas internas. Esas son cosas que la gente aprecia. Para no hablar de temas más graves, como es el caso de Monómeros…”.

Asegura la experiencia del gobierno interino ha traído como consecuencia un asunto delicado y es que ha deteriorado aún más de lo que estaban las relaciones políticas en ciertos actores neurálgicos, de la oposición democrática, de los partidos opositores”.

“De manera un poco desesperada, con cierta consciencia de que es importante mantener la unidad, estos dirigentes están organizando las primarias internas para escoger un líder, un candidato presidencial o un líder -que hasta María Corina Machado ha dicho que va a participar en estas primarias- y en ese contexto se aproxima un debate sobre el cual hay que decir que hay que tener mucho cuidado”, advierte el comunicador social.

Advierte que en una campaña electoral donde no prive la altura, donde no haya un intercambio responsable de señalamientos y alegatos y no se propongan salidas conducentes, “sino que tengamos una campaña tan populista como la peor de las campañas electorales del occidente, que vemos en las noticias, puede agravar aún más las cosas en la oposición y lo que haría es no se resuelva el problema de la unidad de mando”.

Moleiro es de la opinión que la oposición venezolana no ha estado a la altura de la gravedad de las circunstancias que tenemos. “El chavismo ha resultado ser un monstruo de mil cabezas, y la operación política opositora se parece demasiado a los procedimientos teledirigidos y manoseados de la cuarta República”.

De allí que opine que “se necesita mucha más audacia, más capacidad para convocar, hay que tener más escenarios previstos, y hay que tener mucha más responsabilidad a la hora de dirigirse a las masas. Y de debatir, además, las falencias, los flancos, las máculas, de la propia oposición. Ese momento va a llegar también”.