Hace un mes, el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH UCAB) presentó el informe Formas contemporáneas de esclavitud en el estado Bolívar: una perspectiva de género sensitiva, investigación en la que se muestra la realidad de las víctimas de explotación sexual al sur del territorio nacional. Hoy, la casa de estudios plantea que la sociedad civil construya país mediante los resultados obtenidos.
“La UCAB, bajo el mandato que las universidades, tenemos por ley de contribuir a la orientación del país. Hemos emprendido a lo largo de nuestra trayectoria un esfuerzo por comprender cada vez más la realidad venezolana con la finalidad fundamental de convertir el conocimiento en palanca de acción. Venezuela sigue viviendo en una emergencia humanitaria compleja y estamos convencidos cada vez más que la ciudadanía juega un papel clave en los cambios que necesitamos”, dice el rector de la UCAB, Francisco José Virtuoso.
Destaca que para iniciar un nuevo ciclo en el país la academia creó una serie de foros bajo el nombre “Reseteate” y el primero de ellos se realizó este martes sobre la esclavitud moderna y mujeres en el Arco Minero.
Las autoras de la investigación de la CDH-UCAB presentada en mayo, Beatriz Borges y Eumelis Moya, afirman que no quieren que lo obtenido se quede en análisis teóricos, sino que sean útiles para la ciudadanía. Consideran que mediante la universidad y el activismo la información puede tener incidencia en el cambio.
Borges, directora del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), indica que le importaba hacer este informe para que se tomen medidas adecuadas no solo para la prevención, sino para las víctimas actualmente afectadas.
Entre los hallazgos del trabajo está que el rango de edad de las mujeres en explotación sexual inicia en la infancia: va desde los 12 hasta los 35 años. “Una vez que están adentro salir es casi imposible. Por eso, la prevención juego un factor clave y hay que darles información a los jóvenes”, enfatiza Borges.
Moya, coordinadora de la oficina del CDH-UCAB en Guayana, señala que en 2020 documentaron 210 casos de violencia de género en Bolívar, de los cuales 35% involucraba a niños, niñas y adolescentes. No obstante, en el país no hay cifras oficiales al respecto.
“Esta es una de las tragedias que nos sorprende por el nivel en el que está y lo grave de que no haya una acción institucional. Por eso el rol de la universidad es tan importante”, exclama Borges.
Al respecto Moya es enfática: “No hay tendencias a mejorar porque es una situación negada y ante eso no se impulsan los procesos resolutorios que corresponden. Por eso el objetivo de estos informes no es levantar meramente contexto, sino tratar de generar unas bases que nos sirvan para ir realizando algunas acciones con el fin de mitigar”.
Para esta investigadora es imposible ignorar que “en absolutamente todas las entrevistas se halló que la razón por la que las personas ingresan a esta red de prostitución es por los problemas económicos que viven”. Sin embargo, no todas lo hacen por decisión propia o necesidad, hay quienes fueron captadas.
“Aun yendo por su decisión son engañadas en las condiciones en las que estarán, pero van en busca de mejoras y luego se les prohíbe el contacto con la familia, usar teléfonos y lo que viven es contrario a lo que piensan. Los lugares son barracas, ranchos, no hay infraestructura. En estos espacios están separadas por láminas de plástico y allí son obligadas a tener relaciones sexuales sin la más mínima exigencia de salud ni preservativos”, describe Moya.
Borges reitera que es necesario entender el contexto de lo que ocurre en el estado Bolívar con la minería, la contaminación, la emergencia humanitaria compleja y las enfermedades como la malaria, porque no solo afecta a Bolívar sino a todo el país.
Por su parte, el investigador de la CDH-UCAB, Eduardo Trujillo, aclara que el interés en este tema empezó a ser desarrollado por la casa de estudios en el año 2017, pero “en la crisis actual que vive Venezuela es mucho el trabajo que tiene el Centro de Derecho Humanos”.
El vicerrector de Extensión UCAB Guayana, Arturo Peraza, explica que lo que ocurre al sur “es el resultado de un modelo extractivista depredador que surge porque Venezuela, durante todo el siglo XX tuvo, como fundamento económico la extracción de petróleo, y aunque se suponía que este sería el modelo a mantener, a medida que se ha avanzado en el siglo XXI este se degradó a otro modelo extractivista que es la mera extracción destructiva y el mejor ejemplo de ello es el Arco Minero”. “Y la realidad es que la sociedad está sobre esta base, en grados distintos, pero en esta base”, recalca.