La xenofobia no es nada nuevo. “No diría que es especial o típica de América Latina. Es un fenómeno internacional, los africanos también son objeto de mucha violencia”, dijo el sociólogo y profesor universitario Trino Márquez, al ser consultado sobre los recientes hechos de violencia que se han registrado contra varios inmigrantes venezolanos.
Al respecto, el sociólogo Ramón Piñango agregó: “Definitivamente en el exterior, en ciertos países, hay una situación dura de xenofobia contra los venezolanos, lo de Perú es algo notable. La hay, existe. No se puede negar”.Piñango explicó que muchas veces estos episodios de xenofobia se manifiestan “cuando una sociedad tiene inmigraciones repentinas”. “Entre otras cosas, el local piensa que quien viene de afuera viene a competir contra ellos. Compiten conmigo por trabajo y hasta por cosas más venales, como es el caso de las mujeres que creen que van a para allá a quitarle los maridos”, indicó.
Márquez aseguró que la pandemia de COVID-19 también ha provocado que la xenofobia se agudice: “La crisis que ha desatado la COVID en América Latina está exacerbando los problemas de violencia contra los venezolanos en algunos países como Perú, Ecuador, Argentina, incluso en Colombia; a pesar de que el gobierno de Colombia ha sido muy considerado con los venezolanos. Estas naciones, sobre todo la gente más humilde, porque es un problema que vemos sobre todo en los sectores más desfavorecidos de la sociedad, ven a los venezolanos como competidores y rivales”.
Cómo detener la violencia
Así como nos lo enseñan en el colegio, “la violencia, solo trae más violencia”. Los recientes sucesos violentos contra venezolanos han comenzado a elevar el debate público y los mal llamados “vengadores populares” exigen en las redes sociales no solo justicia, sino también venganza Esto representa una alerta sobre un posible recrudecimiento de la violencia.
Para Piñango el llamado a venganza podría estar muy cerca. “Existe el doble riesgo de agresión porque allá las personas se preparan para defenderse y hay personas aquí que buscan defenderse. Hace poco vi en redes alguien llamando la atención sobre una venganza por lo sucedido”.
No obstante, ambos sociólogos coinciden en que ponerle un alto a esta posible escalada de la violencia depende no solo de los gobiernos, sino de las élites de la sociedad, las instituciones y organizaciones internacionales. Además, ambos aplauden la más reciente medida del presidente de Colombia, Iván Duque, de crear un Estatuto Temporal de Protección para los migrantes venezolanos y con el cual se regularizará su situación en ese país.
Piñango explicó que hay países que son más abiertos hacia la inmigración. “Desde aquí es imposible hacer algo para detener lo que está pasando, pero el país que recibe al inmigrante sí puede hacerlo, no solo el gobierno sino también las élites del país. Se me ocurre un esfuerzo de parte de los comunicadores sociales, de contactar a otros comunicadores en otros países y tratar de hablar sobre el tema porque así es la historia, la tortilla se voltea cuando uno menos lo piensa”.
Márquez invitó a los gobiernos a tomar el ejemplo colombiano. “En la época de Trump hubo una actitud muy segregacionista contra los centroamericanos, no diré que es un fenómeno nuevo o exclusivo de los venezolanos. Es un fenómeno de vieja data que ha afectado a la humanidad en muchos momentos. Creo que el gobierno de Iván Duque ha trazado la ruta, porque ha sido muy solidario, para que los venezolanos salgan del campo de la ilegalidad. Creo que esa es la política correcta, porque es una política solidaria y es humanista en el respeto de los derechos humanos”.
Recuento violento
En las últimas semanas se han producido actos violentos contra los migrantes venezolanos. Durante el mes de enero se viralizó la noticia de una joven de 18 años de edad, que había sido abusada sexualmente por su empleador el mismo día que comenzó en el nuevo trabajo en Buenos Aires. La venezolana tuvo que enfrentar una batalla legal contra la justicia argentina para que su violador fuera encarcelado mientras se le seguía el juicio.
La semana pasada, el nombre de Orlando Abreu, de 27 años de edad, retumbó en las redes sociales cuando el video de su asesinato a sangre fría caldeó los ánimos de los venezolanos en el mundo, en especial aquellos que decidieron migrar a Perú, donde el occiso atendía un puesto en el mercado en la ciudad de Trujillo, capital del departamento La Libertad de Perú. Hasta el momento se desconoce el móvil de su sicariato, mientras que su presunto homicida, un peruano conocido como “Cara Cortada”, sigue en libertad.
Más recientemente, la venezolana Dayana Jiménez, de 39 años de edad, perdió la vida el jueves 11 de febrero, en San Victorino, Colombia, donde fue acuchillada por dos jóvenes tras una acalorada pelea. Asimismo, al mediodía del sábado 13 de febrero, las calles de Riobamba, provincia del Chimborazo, en Ecuador, se mancharon con la sangre de Diocelys Salazar. Una venezolana de 22 años, madre de dos niños gemelos, fue asesinada de varias puñaladas.
Estos casos de violencia y xenofobia comienzan a causar preocupación en el resto de la población migrante, también en los locales que temen a que se desate una ola de venganza. También el pasado 14 de febrero se viralizó un video en el que dos sujetos de presunción venezolanos, por el dialecto y acento, lanzan de un puente a otro joven que afirma ser peruano. De esta grabación se desconocen los datos oficiales, pues no se sabe cuándo y dónde se efectuó el hecho exactamente y tampoco se le puede ver el rostro a los homicidas.
“Venezuela fue solidaria”
Ambos sociólogos coinciden en que los actos de xenofobia, cuando hay oleadas tan grandes de migrantes, son entendibles hasta cierto punto. Sin embargo, hacen un llamado a los gobiernos a entender la situación por la que está atravesando Venezuela y que ha empujado a más de cinco millones de venezolanos abandonar su hogar en busca de nuevas y mejores oportunidades.
Ambos recordaron la década de los 50, cuando Venezuela albergó gran cantidad de inmigrantes que huían de la guerra o de la pobreza en sus países. “Durante los años 50 recibimos en Venezuela una gran cantidad de inmigrantes de Europa, que muchísimas cosas buenas le trajeron al país, en especial la mano de obra industrial. Nos llevábamos bien, pero cuando cayó Pérez Jiménez hubo agresión contra los extranjeros, en especial contra los italianos, porque decían que había italianos que habían hecho buenos negocios con el régimen de esa época”, dijo Piñango.
“Recuerdo, en la madrugada del 31 de enero, a Arturo Uslar Pietri haciendo un llamado para que no se agredieran a los italianos. Los migrantes cuando llegan de manera masiva se convierten en chivos expiatorios, porque explican los males que esa sociedad está sufriendo, pero no por eso se puede ejercer violencia contra ellos”, añadió.
Márquez acotó que Venezuela en el pasado fue muy solidaria con los países latinoamericanos, sobre todo del sur y varios países del Caribe, en especial, con los europeos, que se vieron tan afectados por la segunda guerra mundial. “Entre los 50 y 70 hubo un flujo migratorio muy importante y Venezuela fue muy solidaria. Ahora que nos encontramos en esta crisis tan profunda, donde la hiperinflación ha pulverizado los salarios y sueldos. Venezuela necesita una gran solidaridad de todos los países”.
Reconoció la necesidad de cada nación de imponer ciertas restricciones, pero no aprueba lo que han hecho algunos gobiernos: “La actitud de los gobiernos peruano y chileno es condenable. Si algún país fue solidario con Perú, Chile y Ecuador fue Venezuela. Creo que todos los países tienen derecho a tener restricciones y regular el flujo migratorio para no afectar de manera radical las condiciones de vida de sus ciudadanos, pero Venezuela se encuentra sometida en una crisis muy profunda que no tiene salida a corto plazo y necesita ayuda”.