El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en medio de las crecientes tensiones entre su gobierno y el de Venezuela, rompió el silencio que había mantenido sobre la crisis política venezolana tras las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, para asegurar que “Maduro es un problema de Venezuela, no es un problema de Brasil».
Lula no había vuelto a abordar el tema de Venezuela desde que su gobierno vetó el ingreso del país al bloque de los Brics. Durante una entrevista con la cadena de televisión RedeTV, afirmó que: «He aprendido que hay que ser muy cuidadoso cuando se trata de otros países y presidentes. Maduro es un problema de Venezuela, no un problema de Brasil (…)”.
El mandatario también aseveró que quiere que “Venezuela viva bien, que ellos cuiden de su pueblo con dignidad. Yo me preocupo de Brasil. Maduro que se preocupe de él, el pueblo venezolano que se preocupe de Maduro”.
«No puedo continuar preocupándome. Un día pelearme con Nicaragua, otro con Venezuela, otro pelearme con no sé quién», aseguró Lula da Silva, cuyo gobierno no ha reconocido la victoria de Maduro ante la falta de difusión de las actas electorales, ni las del candidato opositor, Edmundo González Urrutia.
El pasado 2 de noviembre el gobierno de Maduro acusó a Brasil de intentar «engañar» a la comunidad internacional «haciéndose pasar por víctimas en una situación donde claramente han actuado en carácter de victimarios». Ahora, este nuevo pronunciamiento del presidente brasileño pudiera interpretarse como una acción para bajar la tensión entre ambos países.
La escalada de tensión entre Brasil y Venezuela comenzó con la iniciativa de Lula da Silva y del presidente de Colombia, Gustavo Petro, de buscar mediar en la situación electoral venezolana al pedir que el Consejo Nacional Electoral publicara las actas de los comicios presidenciales.
Y se acrecentó cuando el país quedó excluido de los Brics. El asesor especial de la presidencia de Brasil, Celso Amorim, explicó que la exclusión de Venezuela del grupo Brics no se debió a razones políticas, sino a un “quiebre de confianza” con la administración de Maduro.
Según explicó Amorim, el el gobierno venezolano incumplió una promesa clave, lo que resultó en la decisión de Brasil de bloquear la entrada de Venezuela en la organización durante la cumbre celebrada en Kazan, Rusia.
A pesar de eso, Maduro señaló que prefería esperar a Lula midiera la situación de los Brics y se pronunciara; responsabilizando a funcionarios de la Cancillería de Brasil del veto a Venezuela.
Por su parte, las autoridades venezolanas criticaron fuertemente el “injerencismo” del país vecino y la Cancillería llamó a consultas a su embajador en Brasilia.