Desde Venezuela no tenemos cifras oficiales, pero con la información que recabamos sabemos que el número de venezolanos que retornaron son más de 250.000 y quizá llega hasta 280.000 ciudadanos, dijo Alexander Campos, uno de los investigadores del proyecto.
En el informe se establece que el corte de Migración Colombia, hecho el 6 de agosto, evidencia que desde el 14 de marzo de 2020 y hasta el 3 de agosto salieron de Colombia 95.000 venezolanos que retornaban por voluntad propia. Unos 42.000 venezolanos permanecían a la espera del retorno tanto en los campamentos habilitados en Bogotá, Medellín, Barranquilla y en los tres principales pasos fronterizos en Norte de Santander, La Guajira y el Arauca. Otros 400 venezolanos habían sido deportados. Esto nos da una cifra oficial de 137.000 venezolanos que habrían ingresado legalmente, agrega.
Sin embargo, fuera de esta cifra no se contabilizaba quienes cruzaron la frontera colombiana de forma ilegal y tampoco aquellos que ingresaron por países vecinos como Brasil, Trinidad y Tobago y el Caribe en general. Aunque resulta muy difícil poder establecer una cifra siquiera cercana a la realidad, seguramente no estamos hablando de menos de 250.000 venezolanos que han vuelto al país a raíz de la pandemia por COVID-19; mientras que el universo total de nuestros emigrantes llegaba a 5.100.000 en marzo de 2020, según la plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), se indica en el documento.
Los investigadores Alexander Campos y Mirla Pérez explicaron que el estudio se realizó entre junio y agosto, y requirió una metodología cualitativa de 18 entrevistas a profundidad para entender la migración que tuvo lugar durante ese tiempo. En el texto explican que los entrevistados fueron 15 mujeres y tres hombres, todos venezolanos, que regresaron al país desde sus lugares de acogida en medio de la pandemia por COVID-19. Retornados, principalmente, desde cuatro países: Colombia, Ecuador, Perú y Trinidad y Tobago.
El informe indica que son principalmente las mujeres quienes regresan al país, resultado que muestra un cambio en el patrón de movilidad de la migración venezolana. A diferencia de ellas, los hombres no se muestran tan dispuestos a regresar, señaló Campos, al enfatizar que sin distinción de género vuelven con una actitud nueva hacia el trabajo, enfocada en que en cualquier oficio puede generar un ingreso.
La razón por la que retornaron es una: De nuevo, al igual que cuando salieron de Venezuela, vuelven a huir del hambre. Según el informe, ese es el motivo común de los venezolanos entrevistados.
Por el desespero que no teníamos dinero, que no teníamos pa´ comé. Entonces, con un grupo que se venía, yo dije: ´Yo también me voy, dijo uno de los consultados al regresar a Venezuela.
El estudio advierte que los venezolanos huyen del desamparo de quedarse sin refugio al haber sido expulsados de los arriendos por ser personas que vivían de los ingresos del trabajo diario que, con la epidemia, se hizo imposible continuar.
Retornan en busca de un refugio y frente a la imprevisibilidad de la duración de la pandemia y el agotamiento de los ahorros, explicó Campos.
Mirla Pérez indicó que al cruzar el puente los venezolanos se encontraban a las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), a los milicianos y a un despliegue de policías que hasta les revisan el ruedo del pantalón para ver si en ellos había dólares.
Las FAES me quitaron mis zapatos, los medicamentos, los útiles personales y todas esas cosas, relató un venezolano en la investigación sobre el día que retornó a su país.
Los venezolanos que regresaron en meses de pandemia lo hicieron en gandolas, camiones o cualquier transporte que tuviese salvoconducto para poder transitar en medio de la cuarentena y les permitieran subirse y hacer el viaje. También caminando desde países como Perú; otros lo hacen en grupo, se señala en el informe.
Campos enfatizó que de los entrevistados, 60% retornó con al menos un niño, niña o adolescente. Pérez añadió que los niños movilizados estuvieron muy indefensos en cuanto a alimentación, no contaron con protección y estuvieron en total indefensión. Hasta tres niños murieron deshidratados al ir de Arauca y Barquisimeto, afirmó.
Había niños quemados por los pañales, desnutridos, pasando hambre, yo vi una niña con diarrea y no les importaba, dijeron venezolanos durante la investigación.
Un punto a favor, según Campos, fue haber hallado que en las comunidades no caló el discurso estigmatizante del régimen de ver a quienes regresaban como armas biológicas, pero en donde sí caló fue en los organismos militares y los tratos que estos le dieron en el camino a los venezolanos que retornaban.
Este estudio mostró las condiciones de la migración que ocurrió en pandemia hasta agosto. Para Pérez a que es importante comprender que los migrantes que se fueron de Venezuela en 2018 vivieron una realidad de escasez de alimentos y sus consecuencias. Al regresar este año se encontraron con la presencia del dólar y aunque los alimentos en el país son más caros que en otros, empezaron a ver opciones y que se podía tener un grado de estabilidad en el país. Sin embargo, en septiembre se revirtió el curso del retorno y se volvió a migrar, advirtió.
Carlos Trapani, coordinador general de Cecodap, dijo que la investigación con este enfoque cualitativo permitió ponerle rostro a la migración de estos meses, migración que tanto para irse del país como retornar ocurre para poder suplir las necesidades básicas. Y migrar es un derecho, el detalle está en cómo se migra de forma segura, expresó.