Los Yankees de Nueva York se encuentran inmersos en una temporada de ensueño, todo parece funcionar bien dentro de la organización, desde un buen pitcheo, una ofensiva descomunal y una defensa por encima del promedio.
Ciertamente las llegadas de José Treviño y de Isiah Kiner-Falefa han brindado una gran estabilidad al conjunto neoyorquino. El buen guante del hawaiano en las paradas cortas, ha cambiado por completo a un infield, que además cuenta con el venezolano Gleyber Torres de vuelta a la intermedia, donde se le ve mucho más cómodo y ganando en confianza, lo que a su vez se ha proyectado en su bateo.
Por su parte, la presencia del receptor texano detrás del plato, ha contribuido en la labor de los lanzadores, demostrando que el talento estaba allí y solo necesitaban de un buen careta que llamara los juegos para ellos. Además, cuentan también con Kyle Higashioka, siempre conocido por su buena defensa.
Recordemos que con la salida de Gary Sánchez, cambiado a los Mellizos de Minnesota durante el ‘Spring Training’, Higgy figuraba para ser el cátcher titular, pero su casi nula ofensiva le abrió el paso a un Treviño, que sin ser un gran bateador ha respondido en los momentos clave.
Con estas dos posiciones bien cubiertas, los ‘Mulos’ cuentan con estabilidad en dos tercios de la llamada línea central, donde por supuesto también debe encajar el centerfield. Esta posición, en teoría está reservada para un Aaron Hicks que ha sido incapaz de encontrarse en el plato y que ha lidiado con un largo historial de lesiones en los últimos años.
Esto ha obligado al mánager Aaron Boone a darle mucho tiempo de juego en este puesto, a la principal figura de este equipo, un Aaron Judge que está viviendo la probablemente sea su mejor temporada en la Gran Carpa; el estelar jardinero ha visto más acción en el jardín central (48 juegos) que en el derecho (37) que es su posición natural.
Con Joey Gallo también haciendo una nula aportación a la ofensiva, ya que apenas batea para .162, con 11 cuadrangulares y 23 impulsadas, números bastante alejados de lo que se esperaba de él cuando fue adquirido desde los Rangers de Texas, a mediados de la campaña pasada; y lo poco probable que es ver a Giancarlo Stanton a tiempo completo en los jardines, los del Bronx estaban urgidos de alguien que pudiera llenar un vacío importante.
Carpenter encontró su lugar en el mundo
Sin lugar para las dudas, uno de los grandes aciertos del gerente general, Brian Cashman, ha sido la contratación de Matt Carpenter hacia finales del mes de mayo. Aunque en los últimos años había sido reconocido como el peor bateador de todas Las Mayores, en Nueva York ha renacido como el fénix.
Carpenter había enviado mensajes a las 30 organizaciones que conforman las Grandes Ligas, con la intención de recibir una oportunidad de regresar al terreno de juego; de todas ellas, la única que dio una respuesta fueron los Yankees.
En sus mejores años con los Cardenales de San Luis, Carpenter llegó a ser una gran referencia ofensiva, con temporadas de más de 40 dobles y más de 30 cuadrangulares, sobre las 80 producidas y bateando por encima de los .270 de promedio. Sin embargo, en 2020 y 2021 se vino estrepitosamente a menos, al punto de quedarse sin equipo.
Sin embargo, una vez que se puso el uniforme a rayas de los Yankees, fue como si el jugador hubiera encontrado su lugar en el mundo, a la vez que Aaron Boone tenía un poderoso as bajo la manga. Como bateador zurdo, que además tiene un poder descomunal, el Yankee Stadium es simplemente su parque ideal.
En sus primeros 10 encuentros, Carpenter llegó a conectar seis vuelacercas y había producido 13 rayitas para la causa yankee, todo eso en 24 turnos; en sus últimos dos años, apenas si pudo dar siete jonrones en 180 compromisos (347 turnos al bate).
Además, su versatilidad defensiva le permite jugar diferentes posiciones, tanto en las esquinas del infield y de los jardines, como en la segunda base –que aunque no la ha defendido este año, es un rol en el que ha visto mucha acción en su carrera–, además de fungir como bateador designado en la mayoría de sus encuentros de esta temporada.
No obstante, durante el mes de julio Matt Carpenter se ha destapado a batear de una manera tal, que no le ha dejado más opción a Boone que encontrarle un sitio en la alineación titular; a veces como tercera base, otras en la inicial, si no en los jardines (izquierdo o derecho) y sobre todo como designado. Era algo justo y necesario, pues está rindiendo más que Josh Donaldson, Aaron Hicks o Joey Gallo.
En lo que va de mes, ya se ha volado la barda en siete ocasiones, tiene 21 carreras empujadas y 19 anotadas; pero por encima de todo eso, está el hecho de que su promedio de julio es de .380 puntos, con un porcentaje de embasado de .483, es imposible tener sentado a un jugador con esos números.
Parte del éxito que está teniendo Carpenter esta temporada se lo atribuye a su trabajo con dos figuras del beisbol, que algo deben saber del arte de batear: su ex compañero en los Cardenales de San Luis, Matt Holliday y Joey Votto, de los Rojos de Cincinnati, lo estuvieron ayudando en sus ajustes.
Votto lideró la Liga Nacional siete veces, en el departamento de embasado, mientras que Holliday fue campeón bate en 2007. Entre los dos suman más de 650 jonrones; así que sí, algo de bateo sabrá este par.
Por otro lado, Carpenter también contrató a un laboratorio de rendimiento de beisbol, además de cambiar el bate que había estado utilizando, por otra medida y modelo, y hacer algunos ajustes en su swing, que le permitieran elevar más la pelota y mantener la parte gruesa del madero por más tiempo en la zona.
Durante la primavera, mientras intentaba ganarse el puesto con los Rangers de Texas, Carpenter llegó a declarar que se sentía más cómodo con su swing de lo que se había sentido en años, que quizás ahora tenía más confianza en su bateo que nunca antes en su carrera; sin embargo, no había recibido la oportunidad de demostrarlo, hasta que los Yankees le hicieron un espacio en su roster.
Cabe destacar que el poderoso utility de los Yankees suma tres juegos multi jonrón, en lo que va de temporada. Asimismo, ha conseguido dos compromisos en los que ha empujado siete carreras, teniendo como víctimas a los Cachorros de Chicago y más recientemente a los Medias Rojas de Boston.