Las clases arrancaron el lunes 3 de octubre y armar la lonchera escolar se ha convertido en tarea cuesta arriba para muchos padres y representantes. Los altos precios de los alimentos y el bajo poder adquisitivo del ingreso familiar dificultan armarla con los elementos nutritivos más adecuados, aseguraron fuentes del sector educativo y nutricional que solicitaron guardar sus nombres en reserva.
«Comprar de forma regular en la cantina de los colegios públicos y privados se lleva una buena porción del presupuesto familiar, lo cual ha reducido las ventas», contó la encargada de un expendio en un colegio de San Bernardino. Por ello, en muchos planteles aplican el sistema de combos como una empanada más jugo o un tequeño y la bebida por un dólar.
Los comerciantes revelaron que las ventas de chucherías como chocolates y snacks bajan cada vez más como consecuencia de los elevados precios de estos productos de entre 8 y 18 bolívares la unidad y que los padres no pueden financiar todos los días.
«Esto último se ve positivo porque significa la oportunidad de una lonchera más sana nutricionalmente hablando. Sin embargo, la razón es que se impuso la parte económica sobre la conciencia de comer sano», expresó una nutricionista.
Marcia Carrasco, madre y profesional cuyo grupo familiar devenga ingresos de 300 dólares mensuales, reveló que la merienda escolar le cuesta 120 bolívares semanales, cantidad que se acerca a un salario mínimo actual de 130 bolívares mensuales.
«Tengo dos hijos en primaria. En la lonchera les incluyo un sándwich de pan cuadrado o una arepa con jamón o queso acompañados de una fruta, jugo o avena’, precisó. Agregó que en el menú incluye también panquecas o pastelitos con queso blanco.
Pero otros representantes revelaron que la arepa y el sándwich con pan de canilla o campesino con queso blanco popular o mortadela es lo que más preparan para la merienda escolar por ser menos costosos.
Una mamá narró en un grupo escolar público en el centro de Caracas que sus hijos llevan el agua desde la casa porque muchas veces en el plantel no funciona ese servicio.
Otra joven madre de una niña y un niño cursantes de preescolar y primaria narró que los padres desconfían de los alimentos que gratuitamente les sirven a los alumnos. «El año pasado prácticamente daban arepa sola o un poquito de arroz con granos. Los niños decían que estaba maluco», sostuvo.
Precios de locura
En un recorrido por comercios caraqueños se pudo constatar que los alimentos son costosos y suben de precio constantemente.
El queso blanco, mozarella y amarillo cuestan 43,70 y 100 bolívares el kilo; mientras que el jamón de pierna y espalda se consiguen a 100 y 70 bolívares el kilo.
Los precios del pote pequeño de margarina y la pieza de mortadela de medio kilo son 40 y entre 60 y 70 bolívares, respectivamente.
En cuanto a las frutas, la piña pequeña y grande valen 15 y 40 bolívares; en tanto que el kilo de cambur (el más usado por ser más barato), lechosa, melón y patilla oscilan entre 6 y 9 bolívares, respectivamente. El limón y la naranja se consiguen a 13 y 16 bolívares el kilo.
Comprar cachitos de jamón o pastelitos de jamón y queso en las panaderías y pastelerías es cuesta arriba para los padres y representantes, pues implica gastar entre 10 y 15 bolívares por cada uno.
Las bebidas lácteas (achocolatada, chicha y leche líquida) y jugos de marcas comerciales cuestan entre 16 y 25 bolívares el envase de medio litro.