Todo tiene su final y –lamentablemente– el de la carrera de Miguel Cabrera luce cada vez más cerca. El venezolano se prepara para su vigésima temporada en las Grandes Ligas, la primera de las dos, que anunció el año pasado, que jugaría antes de colgar los spikes.
Debutó en 2003 con los Marlins, que por aquel entonces representaban a todo el estado de Florida, ganando su primer –y hasta ahora único– anillo de Serie Mundial, nada más y nada menos que a los Yankees de Nueva York.
Con los peces permaneció cinco temporadas, en las que ya venía demostrando que tenía cualidades para ser un gran jugador y un potencial ganador del premio al Jugador Más Valioso. Conectó 138 cuadrangulares, empujó 523 carreras y ligó para .313 de promedio, antes de mudarse a Michigan en 2008, para jugar con los Tigres de Detroit.
A partir de allí, la línea de carrera de Miguel simplemente mantuvo un ascenso progresivo, alcanzando su prime entre los años 2012 y 2013, mientras estaba en el apogeo de sus condiciones, siendo estas dos las únicas campañas en las que Cabrera superaría los 40 cuadrangulares (44) y las 130 carreras impulsadas (139 y 137).
Además, para reforzar que el maracayero estaba en su mejor momento, en esas dos campañas –efectivamente– resultó como el Jugador Más Valioso de la Liga Americana e incluso ganó la Triple Corona de bateo (2012), al comandar la liga en jonrones (44), impulsadas (139) y promedio ofensivo (.330). Al año siguiente tuvo números para repetir la hazaña, pero se encontró con Chris Davis (Orioles) dando 53 cuadrangulares (nueve por encima de él) y empujando una carrera más.
Entre 2011 y 2014, bajo el liderazgo de Miguel, los Tigres rozaron la gloria con las manos, pero no les alcanzó para ser campeones. En ese lapso, llegaron a disputar dos Series de Campeonato (2011 y 2013, frente a Rangers y Medias Rojas, respectivamente); una Serie Divisional (2014, vs los Orioles); y cayeron en la Serie Mundial de 2012, contra los Gigantes de San Francisco.
A partir de allí, la curva de la vida se hizo presente en la línea de carrera de ‘El Tigre Mayor’, y con ella, comenzó el descenso, llegaron los problemas físicos y cada vez iba siendo más difícil mantener el ritmo y seguir siendo uno de los bateadores más temidos del beisbol.
Sin embargo, a Miguel Cabrera nadie puede quitarle “lo baila’o”, porque simplemente es uno de los mejores en este juego y sus número así lo demuestran. No cabe dudas que es el mejor que hemos tenido en Venezuela, pero también es digno de comer en la misma mesa que las grandes leyendas del beisbol; es por ello que, desde hace rato, tiene un sitio asegurado en Cooperstown para cuando decida poner el punto y final.
Históricamente, el venezolano próximo a cumplir 39 años, ha sido sobre todo un tercer bate; 6147 de sus 10993 apariciones en el plato han sido como tercero en el orden. En esa posición ha despachado 282 de sus 502 cuadrangulares y 325 de sus 597 dobles, con .307 de promedio.
No obstante, aunque lo ha hecho considerablemente menos (3993 apariciones), sus números como cuarto tolete son levemente superiores. En este rol tiene promedio de .320, con 187 bambinazos y 225 dobles. También tiene mejor porcentaje de embasado, slugging y OPS.
Claro que, hay que tener en cuenta que Cabrera ya no tiene la producción de otrora y que los Tigres de Detroit ya no son un equipo en reestructuración. Con nombres como Robbie Grossman, Jonathan Schoop o el recién adquirido Javier Báez, tiene todo el sentido del mundo que el venezolano bajé algunos puestos en el lineup, bateando de quinto o sexto, con lo que también tendría menos presión y la oportunidad de ver mejores pitcheos.
Así lo ha confirmado el propio piloto bengalí; A. J. Hinch, que desde su llegada se ha mostrado muy consecuente y respetuoso con la jerarquía y el estatus de Miguel, a quien reconoce como un jugador histórico, ha manifestado que el plan pasa por quitarle esa responsabilidad, a lo que Cabrera ha respondido positivamente.
“Hablé con él hace poco sobre cómo íbamos a armar el lineup y le dije que él podría batear de quinto o sexto, dependiendo de la situación, y está comprometido 100% con lo que sea que necesitemos hacer para ganar juegos”, explicó el estratega.
“Cuando añades a jugadores, específicamente Báez, en el medio de la alineación, alguien tiene que moverse, y Miggy está bien consciente de eso. Él está comprometido, me fascina eso de él”, enfatizó el mandamás.
Además, la transición por la que está pasando el aragüeño no es cosa del otro mundo, ni es mal de morirse. Ser quinto o sexto bate todavía son lugares importantes en la producción ofensiva de un equipo; otros grandes bateadores también han pasado por esta situación, como Chipper Jones, Frank Thomas o el propio Albert Pujols, es algo positivo para darle continuidad a sus carreras.
Ahora mismo, Miguel Cabrera está a 13 indiscutibles de alcanzar la histórica marca de los 3000 hits en Grandes Ligas y necesita tres dobles para los 600 de por vida. Con esto se uniría a Albert Pujols y a Hank Aaron, como los únicos en la historia de Las Mayores con más de 500 jonrones, 3000 imparables y 600 dobles.