No lo llamo whisky, lo llamo scotch. Tiene que ver con un asunto de preferencias que me lleva a disfrutar de lo ahumado, de lo picoso. Dos de las características del Black Label de la casa Johnnie Walker. Un gusto adquirido de mi papá, quien me enseñó a apreciar el carácter de una bebida elegante, suprema y casi celestial. Quizá por eso dicen que los ángeles existen y que la mayoría levita en nubes escocesas.
Esta vez me atrevo a escribir sobre algo que me gusta: la alquimia que se logra con los blenders. Su reposo, su paciencia, sus días en barriles de añejo son para mí un ejemplo de la magia y sabiduría que se acumula con el paso del tiempo. Pero también tiene que ver con diferencias y preferencias. Esa diversidad que hace que cada gusto sea muy particular.
Desde 1867 la tradicional casa Johnnie Walker ha lanzado marcas comerciales al mercado. A lo largo de las décadas se ha empeñado en estudiar los gustos de sus potenciales clientes hacia una bebida que encanta desde su color. Ese empeño no se ha detenido y lo que resulta fascinante es constatar cómo han desarrollado la capacidad de atreverse a emprender nuevas estrategias que le permiten conocernos mejor para seguir creciendo.
Hace pocos días la casa comercial Diageo dio a conocer la herramienta digital: “Encuentra tu sabor”. No sólo orientada hacia la casa Johnnie Walker, sino a toda la familia de bebidas que arropa esta distribuidora mundial. A través de ciertos elementos aportados por la inteligencia artificial se logra determinar el perfil de gustos del consumidor.
Afrutado, ahumado, picoso y dulce son los sabores dominantes que inundan nuestro paladar cuando tomamos un scotch. De allí que la textura, el retrogusto y hasta el aroma sea una experiencia muy distinta si se toma un Red, Black, Blue o Gold Label, por nombrar solo algunos, y cada quien tiene su preferido. Esta personalización se logra con la herramienta digital que le permite al consumir descubrir que cada scotch es como un traje a la medida. Cualquiera puede acceder y encontrar su perfil y descubrirse dentro del mundo de los scotchs a través de: https://www.whatsyourwhisky.com/es-ve/intro
Es Johnnie Walker una casa tradicional y su prestigio le antecede, pero parte de su secreto de permanencia a través de los años es esa facultad que tiene de adaptarse a los cambios, necesidades y exigencias de un mundo que no deja de avanzar.
El scotch es una bebida versátil, que evoluciona y se adapta y muestra de ello es el reciente lanzamiento del Black Label Cherry Finish. “Hecho a base de whiskies de mínimo 12 años, con un cuerpo y sabor vibrantes, rociado con la dulzura de los higos y las ciruelas que provienen de las barricas que previamente albergaron jerez para un acabado más dulces y suaves”, destaca en su descripción.
Antes de probarlo dudé. Temía que fuera solo una bebida domada, que hubiera perdido su blender de 12 años para adaptarse a un mercado menos tolerante a su fuerza. No fue así. Es un nuevo estilo de scotch marcado por el jerez de la barrica a la que se trasegó y se mantiene por un tiempo, una vez finalizado su camino de añejamiento.
Black Label Cherry Finish busca enamorar a un público que desea una bebida algo más suave, pero que no pierda su espíritu, su carácter, sino que gane en versatilidad. Está disponible en algunos países de América Latina, incluida Venezuela, y sin duda es una apuesta que suma y no resta al portafolio de esta marca. Amplía la oferta y viene a competir con un empeño y una decisión que seguramente encantará.
Lo que no nos dijeron durante la presentación -pero yo lo sé- es que el scotch tiene algo especial que emana de las barricas a lo largo de los años, sube al cielo y enamora a los ángeles que rodean a la región. Por eso, quizá, hay más ángeles en las nubes de Escocia.
