Nuevos comienzos: jóvenes venezolanos emigran sin su familia

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Erika Cheng es canadiense y a los dos meses de nacida llegó a Venezuela, país en el que se crió y vivió junto al resto de su familia. Sin embargo, en 2019 migró sola a Ontario, Canadá, en busca de mejores oportunidades. “No fue una decisión que tomé sola. Mis papás querían que me fuera para allá, no solo por la situación de Venezuela, sino también por mi futuro”, relató Cheng.

Como ella, otros jóvenes han tomado la decisión de emigrar solos a diferentes países en busca de un mejor futuro. De hecho, un Mundo Sin Mordaza reveló en su Informe de Migración y Refugio 2020 que 97,2% de los migrantes venezolanos dejó familiares cercanos en el país, de los cuales 78,8% dejó a sus padres.

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A finales de mayo Alessandro D’Angelo emigró a Valencia, España, y estuvo viviendo lejos de su familia durante cinco meses. “La calidad de trabajo y de crecimiento personal en Venezuela es limitada y por eso decidí irme a España. Fue un poco para probar que oportunidades académicas y laborales podría desarrollar distintas a las que hay en Venezuela”, comentó.

D´Angelo mencionó que para él fue muy fácil adaptarse a un nuevo país debido a que ya había vivido en México con su familia durante seis años. “En la parte laboral sí me costó adaptarme porque sin tener estudios o conocimientos de un oficio es más complicado conseguir trabajo porque hay mucha competencia y más siendo extranjero”, dijo.

Otro que emigró fue Cristian Sivira, lo hizo en 2019 a Santo Domingo, República Dominicana, junto a su mamá y su hermana menor. Posteriormente, se mudo solo a Estados Unidos para continuar con sus estudios.

“Una de las razones por las que decidí venir a Estados Unidos fue por la amplia gama de oportunidades a las que tengo la posibilidad de acceder estando acá y que no necesariamente tenía en Venezuela”, dijo Sivira, quien mencionó que actualmente estudia Ingeniería Aeroespacial, la cual es una carrera que enseñan en pocos países.

Comentó que ha estudiado durante tres años en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo y forma parte de un programa llamado “2+2”. “Este programa se basa en cursar la mitad de la carrera en República Dominicana y la otra mitad en Estados Unidos. En el caso de Ingeniería Aeroespacial la carrera se culmina en Western Michigan University”, explicó.

Del mismo modo, en 2020 Rafael Galán emigró solo a Madrid, España, para poder estudiar Ingeniería Telemática en la Universidad Complutense debido a que no enseñan esa carrera en Venezuela.

Afirmó que al principio le costó un poco adaptarse a un nuevo país. “A pesar de hablar el mismo idioma, es totalmente diferente. Cuando tenía que hacer algún trámite me costaba entender a las personas y tenían que repetirme las cosas varias veces, y cuando yo hablaba decía algunas palabras coloquiales y tenía que decir las cosas varias veces de maneras diferentes hasta que me entendieran”, dijo.

Por su parte, Cheng mencionó que aún continúa en un proceso de adaptación en cuanto al idioma, el clima y la cultura luego mudarse a Canadá. “Todavía no me siento 100% cómoda. A pesar de que tuve el privilegio de tener clases de inglés en el colegio y tomar clases de inglés desde pequeña en Venezuela, cuando llegué acá parecía muda porque me daba mucha pena hablar con las personas y más en un idioma al que no estoy acostumbrada”, expresó.

Algo de discriminación

D´Angelo afirmó que sus primeros días en Valencia fueron los mejores de toda su estancia en España. “Me recibieron unos amigos cercanos y estuvieron apoyándome y enseñándome cómo era todo allá”, contó.

“Los primeros días luego de llegar a Madrid me sentía un turista, todavía no asimilaba que me iba a quedar a vivir aquí”, expresó Galán.

Por el contrario, Cheng mencionó que sus primeros días en Canadá fueron muy estresantes. “Tenía que organizar todos los documentos e ir a buscar la universidad y establecerme, lo bueno es que esos primeros días estuve con mi familia y eso contrarrestó todo el estrés”, relató Cheng.

No obstante, Sivira afirmó que uno de los riesgos de mudarse a un país nuevo es tener que enfrentarse a la discriminación por ser extranjero. “Llevo poco tiempo en Estados Unidos, pero estadísticamente hablando en algún punto me va a tocar”, dijo.

“En República Dominicana no sentí discriminación, pero si me daba cuenta de que en múltiples oportunidades la gente pretendía aprovecharse de mi por mi condición de extranjero, más que todo en el ámbito laboral y cuando tenía que usar transporte público o patear la calle de algún modo”, añadió.

Del mismo modo, Sivira considera que eso es algo que le ocurre a cualquier persona que comienza a independizarse en un país nuevo.

Al respecto, Galán comentó que a pesar de que nadie le ha dicho nada explícitamente, muchas veces ha sentido discriminación por ser latino. “He sentido cierto menosprecio cuando las personas reconocen mi acento o me preguntan de donde soy. Me imagino que piensan que estoy aquí sin hacer nada y cuando les digo que estudio Ingeniería les cambia la cara totalmente y su trato hacia mí mejora porque aquí no muchas personas tienen un título universitario y la universidad donde estoy es una de las más reconocidas del país”, relató.

Cheng indicó que por sus rasgos físicos muchas personas piensan que es asiática, sin embargo, asegura que Canadá es un país muy diverso culturalmente por lo que no ha sentido ningún tipo de discriminación. “No quiero decir que no hay discriminación porque lamentablemente en todos lados existe, pero si es muy poca”, expresó.

Actualmente, ella estudia Farmacia Técnica en el Humber College y trabaja en una farmacia que está relacionada con lo que estudia. Y a pesar de no haber sentido ningún tipo de discriminación por ser extranjera, afirmó que en la parte laboral es diferente. “Trabajé un tiempo como cajera en un supermercado y muchas veces sentí que la gente me trataba con menosprecio. Siento que la gente te mira o te trata mal dependiendo del trabajo que tienes”, indicó.

D´Angelo comentó que mientras estuvo en España trabajó en dos lugares diferentes. Primero como camarero en un restaurante de comida china y luego en Taco Bell.

“El trabajo en sí no era malo, lo que no me gustaba era el trato que recibía por parte de los jefes o encargados e incluso de los mismos compañeros y para el sueldo que pagan no vale la pena ese trato. Si no fuera por el tema laboral, me hubiese quedado allá”, expresó D´Angelo.

Hacer amigos en medio del “guayabo”

Cheng mencionó que al mudarse a Canadá se le hizo difícil hacer amigos y conocer gente. “Cuando llegué no le hablaba a nadie, realmente lo que me pasó es que la gente se me acercaba a mí y así fue que logré hacer amigos”, dijo, quien señaló que Canadá es un país muy diverso por lo que tiene amigos de diferentes nacionalidades.

Galán comentó que la mayoría de sus amigos son venezolanos que han emigrado a Madrid como él y por eso se ha inscrito en diferentes actividades en la universidad con el propósito de conocer nuevas personas y hacer amigos.

Al mismo tiempo, D´Angelo afirmó que fue muy difícil estar lejos de su familia. “Es muy distinto estar solo, toda la vida he estado acostumbrado a estar con mi familia y obviamente me hacían falta y más aún en los momentos difíciles”, dijo D´Angelo

Cheng indicó que estar lejos de su familia ha sido lo que más le ha afectado al vivir en otro país. “Pase de verlos y escucharlos todos los días a verlos en una pantalla de vez en cuando. Extraño hasta los regaños que me formaban o lo estrictos que eran al no dejarme ir acá o allá, sin duda no es lo mismo tenerlos lejos”, expresó.

Sivira señaló que emigrar solo es un proceso difícil que se complica aún más dependiendo de la mentalidad con la que se afronte y lo que le ayudó a llevar el proceso de manera más llevadera fue no tomarse nada personal, tener mente abierta y disfrutar el presente sin dejar de proyectarse hacia el futuro.

“Obviamente es más complicado hacerlo que decirlo y mucho más con el guayabo eterno con el que muchos de los venezolanos salimos y que a pesar de tener mejores oportunidades y condiciones en otro país, siempre se vive con el sueño de volver a nuestro país idealizando un pasado que ya no existe, pero se recuerda con cariño”, dijo Sivira, a lo que agregó: “Algo clave también es rodearte de la gente correcta, tener personas que influyen positivamente en tu vida hace que el proceso de adaptación sea mucho más ameno. Mírame a mí, viví solo tres años en República Dominicana y me enamoré perdidamente de la isla”.

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