Aunque tiene mucho tiempo en esto, el nombre de Oscar Olivares comenzó a viralizarse, como suele decirse en los últimos años, a raíz de las protestas de 2017. Sus imágenes de los caídos en las mismas repotenciaron las luchas de ese tiempo.
Olivares continuó con su trabajo, de figuras religiosas y emblemáticas de la cultura venezolana; hasta que en 2019 recibió una invitación para una nueva aventura en su carrera como artista plástico. La ONG OkoSpiri, el movimiento Arquitectura para el Futuro y la Alcaldía de El Hatillo le propusieron hacer un mural ecoamigable con tapas plásticas.
“Al principio me sorprendió la idea, porque no tenía idea de cómo enfrentarlo. Me puse a detallar la obra del artista francés Paul Signac. Pude ver que su trabajo eran pequeños puntos de colores que se iban mezclando”.
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Ese fue el punto de partida para el trabajo, en una pared de 45 metros de ancho y altura de hasta siete metros. El mismo le ocupó por tres meses y le hizo utilizar 200 mil tapas plásticas. Ahora, Oscar Olivares tiene un nuevo reto: imponer un Récord Guinness con un mural que hará en Guatire.
“La Alcaldía de Zamora quería hacer algo con mi arte con tapas. Tienen el muro perfecto para romper el Récord Guinness, pues mide 90 metros por tres metros de alto. Estimamos utilizar aproximadamente 300 mil tapas. No hay otra experiencia similar de un mosaico permanente en ningún país”, dijo.
Oscar Olivares y sus proyectos
La aventura se iniciará el próximo lunes en la Recta de El Ingenio en Guatire. La empresa Multirecicla tiene ya un buen número de tapas plásticas. Asimismo, desde que Olivares anunció este proyecto, han surgido compañías y voluntarios dispuestos a donar. “Caben 1.080 tapas por metro cuadrado. De allí nuestro cálculo inicial. Es importante decir que las mismas no van a estar pintadas ni intervenidas. Se utilizarán tal cual”.
El primer paso es preparar la pared y comenzar a hacer el dibujo. Olivares adelantó que tendrá iconos de la cultura regional como la parranda de San Pedro y San Pablo; «así como aves, símbolos del país». Estima terminarlo antes de diciembre de este año.
Paralelamente, trabajará en otros proyectos que le han solicitado desde el exterior. Y esperará la certificación de Guinness con paciencia. «No hay una experiencia similar en el mundo porque los otros mosaicos que se han hecho, han sido en el piso y fueron recogidos. El único permanente es el que hice en El Hatillo. Así que me batiré yo mismo», dijo entre risas.
