¿Qué es la gestión empresarial? De acuerdo con Santander Open Academy, “es el proceso que dirige y guía las operaciones de una organización para hacer realidad los objetivos establecidos”. En otras palabras, esta área se encarga de organizar todos los recursos disponibles para diseñar y poner en marcha acciones que permitan alcanzar las metas de la empresa.
Tal definición pone en evidencia que la gestión empresarial, también conocida como management, es el corazón de cualquier negocio y es allí donde precisamente radica su importancia. Como bien explica Santander Open Academy, toda compañía, independientemente de su tamaño o del sector de actividad, necesita aplicar la gestión empresarial para ser competitiva y lograr el éxito.
En este sentido, sostiene que “la gestión empresarial sería como el capitán de un barco, el director de una orquesta o el entrenador de un equipo de fútbol. Sin ellos, la nave flotaría, pero no llegaría a puerto; los instrumentos sonarían, pero de forma descompasada y sin melodía; el balón rodaría por el campo, pero le costaría entrar en la portería”.
La anterior comparación no hace sino reforzar lo importante que es la gestión empresarial para el diseño de metas y para establecer las estrategias que propicien el desarrollo y crecimiento de las compañías.
En este punto el papel que juegan los líderes es clave para organizar, guiar y administrar todos los recursos de los que dispone una empresa con el fin de alcanzar los objetivos financieros, productivos y de crecimiento.
Además, dentro de la gestión empresarial el talento humano es fundamental. Tan es así que es uno de sus pilares, pero se corre el riesgo de perderlo ante una deficiente gestión. Si bien no es un estudio reciente, el resultado del 2021 People Management Report, citado por Santander Open Academy, ilustra claramente este planteamiento.
Según el estudio, 63% de los empleados que trabajaban en aquel entonces en una empresa con una mala gestión empresarial estaban pensando en abandonar su puesto dentro de los próximos 12 meses. Y es que sin una buena gestión empresarial no se puede asegurar la eficiencia dentro de la estructura de la compañía, el flujo de trabajo ni la transparencia operativa.
Cuando se descuidan las buenas prácticas de gestión, los líderes echan por la borda la posibilidad de emprender estrategias acertadas, con consecuencias nada deseables para las compañías.
Por eso, es crucial contar con las estrategias adecuadas y ejecutarlas de manera óptima para que la gestión empresarial puede cumplir con su mandato primordial: ayudar a potenciar la productividad y rentabilidad de las empresas, gracias precisamente a uno de sus recursos más valiosos: el capital humano.