Con ganas y amor por el rugby, embajadores del Proyecto Alcatraz de la Hacienda Santa Teresa transforman sus vidas a través de los valores y la reinserción a la sociedad.
Me aferré a este deporte. El rugby me hizo libre estando entre rejas. El rugby tiene una hermandad que muchos deportes no tienen porque vives cada partido con intensidad y sabes que puedes contar con ellos para todos, relata Jorwin Contreras, embajador del proyecto Alcatraz.
Bernardo López, gerente de la fundación Santa Teresa, señaló que los jóvenes de cada una de las casas penitenciarias que han trabajado en el Proyecto Alcatraz, se han convertido en embajadores de marca.
Han tenido miles de horas de formación para que se conviertan en mixólogos, oradores y viajar por más de 160 países para llevar sus historias, destacó.
El Proyecto Alcatraz es un programa de reinserción de jóvenes con problemas de conducta a través de la formación en valores, el trabajo y la práctica del rugby.
Participan de manera voluntaria bandas completas de jóvenes que deciden tomar la oportunidad de cambiar sus vidas y de transformar el liderazgo violento en un liderazgo virtuoso.
