Rabia en campaña

- Publicidad -

Mi tía más cercana, la hermana de mi madre, es aprista de toda la vida, se describe como una compañera disciplinada y votará por Alan sin dudar, dos de mis mejores amigas son fujimoristas y nos hemos prometido hace muchos años no hablar de Alberto Fujimori que hoy vive preso porque siempre terminamos peleando y con caras muy largas, obviamente ellas votarán por Keiko. Mi madre en las elecciones pasadas eligió a Ollanta Humala y todo el día se lo saco en cara y ella con cara compungida me dice que jamás pensó que terminaría así, como ella es militante de Acción Popular me queda claro que esta vez su voto será por Alfredo Barnechea.

Mi padre, en cambio, votará por PPK, dice que ese domingo solo irá a darle su voto porque ya se cansó de tanta estupidez y que Pedro Pablo es quien más sabe. Tengo dos tíos rojos, absolutamente rojos inclinados a la izquierda; con ellos siempre discuto sobre la intolerancia y la soberbia intelectual: como dice Carlos Adrianzén, un economista a quien respeto mucho, la izquierda es experta en limpiar su propia basura, pero cuando se trata de la ajena no hay quien le gane en adjetivar. Digo todo esto porque mil veces, cuando discuto en reuniones familiares y amicales sobre política, me he preguntado: ¿qué hago con los que no piensan como yo? ¿Los cancelo, los fondeo? ¿Los ninguneo y menosprecio o los respeto y convivo con ellos a pesar de nuestras diferencias? He optado por lo segundo, pero en cada elección siento que los peruanos nos volvemos a dividir y que la rabia no deja respirar.

- Publicidad -

En las elecciones pasadas perdí a grandes amigos, bueno la verdad es que yo pensé que eran mis amigos, pero comprobé que nunca lo fueron. Me insultaron en sus propios muros del Facebook, me dijeron de la A la Z en Twitter solo porque no creí en Ollanta Humala y como ellos sabían que yo no iba a votar por Keiko Fujimori me exigían una declaración pública de que me iría con quien prometía la hoja de ruta. No quise, opté por ser fiel a mis convicciones porque no le creía nada a Humala y menos a su esposa Heredia así Toledo y Vargas Llosa los abrazaran. Fui sepultada desde el trono soberbio intelectual. Recién había entrado a Twitter, tenía ya programa  en radio y luego en televisión y les juro que jamás pensé que esos amigos con los que yo había compartido tantas cosas como periodista serían capaces de llegar a tanto agravio simplemente porque uno osaba no votar como ellos.

Hoy me pasa lo mismo. En las redes me insultan con adjetivos irrepetibles y de todo calibre porque no me inscribo en el colectivo NoAKeiko, porque no repudio al ex presidente Alan García con insultos que circulan, porque no desprecio al otro expresidente en campaña Alejandro Toledo, porque no me he sumado al coro de FRAUDE que gritaban Guzmán y compañía. Lo lamento. Para mí las elecciones se ganan en las urnas, con argumentos y no con piedras o huevos arrojados.

Sé que conocen mi antifujimorismo, pero sí quiero preguntar: ¿Keiko Fujimori debe ser aniquilada y sometida al paredón simplemente porque es hija de Alberto Fijimori, el dictador hoy preso? No creo, se le puede ganar haciendo memoria y confrontándola a los delitos del régimen del cual ella fue primera dama; ¿pero tiene derecho a participar si en verdad pensamos que vivimos en democracia? ¿Si los peruanos votan por ella y gana qué hacemos? ¿No reconocemos su triunfo y la fondeamos? ¿Esa es la regla? ¿Todo estará bien salvo que Keiko gane? Lo mismo pasa con Alan García que no sube y anda malhumorado. ¿Proscribir a candidatos es lo que buscan los pseudo demócratas? ¿Puede Vero llevar a un candidato familiar de un emerretista que pide para sí mismo reinvención? ¿Con él no interesan los lazos de sangre y con Keiko sí?

Los bandos extremos me espantan, me causa alergia la intolerancia. Yo prefiero el centro, el respeto, los extremos siempre son agresivos y solo buscan lapidar, el centro al menos quiere escuchar. Pero claro, la pregunta hoy es quién es ese candidato que se coloca al frente del centro y deja un discurso de odio para decirnos a todos los peruanos que basta de adjetivos y que mejor pensemos que hacemos después del desastre nacionalista. ¿Pueden debatir en lugar de insultarse todos los días?

Quienes marchan contra Keiko no son ni terroristas ni retrasados mentales como se declara y me parece peligroso que se pronuncie la palabra terrorista con tanta ligereza. ¿Saben los que hoy gritan terruco a quien se oponga a Keiko lo que significó el terrorismo en nuestras vidas? ¿Saben que durante veinte años se mató a inocentes y se desapareció a otros simplemente porque se creía que eran terrucos? Muérdanse la lengua antes de llamar a un peruano terrorista sin pruebas porque Sendero y el MRTA nos hicieron tanto daño que las heridas todavía duelen.

Lo otro que pocos quieren reconocer con objetividad es que Keiko Fujimori -hoy en serios problemas por un concurso donde se regaló plata aunque su vicepresidente diga que la Virgen María la protegió y que ella no tocó el dinero- ha trabajado en esta campaña desde hace casi cinco años y no por gusto lidera las encuestas y tiene tanto apoyo en el terreno rural. No dejó de viajar una sola semana desde que Ollanta le ganó las elecciones y curiosamente su antivoto ha bajado. Alan García –  que anda perdiendo los papeles y mostrando su lado más rabioso- acaba de decir que será excluida en segunda vuelta por la memoria, pero su pase está asegurado y desde que comenzaron las encuestas nunca ha bajado de treinta puntos. Eso se llama trabajo y estrategia.

Trabajo y estrategia es lo que falta ahora para ganar en democracia, pero no con violencia. Quien parece haber entendido que el mensaje es la propuesta y no el ataque es PPK que ya se ubica segundo, veremos si la impaciencia no le pasa factura. Los otros que pelean por ganar a PPK y ocupar el segundo lugar son Alfredo Barnechea y Verónika Mendoza, pero de esta última me preocupa mucho que tenga en su lista parlamentaria a un joven que cree que el emerretista Víctor Polay Campos es un preso político y no un terrorista.

Ahora acomoda su discurso porque sabe que los peruanos tenemos heridas por culpa de Sendero y del MRTA y que debe bajar el tono, pero no hay una sola duda: Abel Gilvonio firmó un documento donde se argumentaba que Polay era un preso político y no un terrorista y se pedía traslado de prisión. La candidata del Frente Amplio no dice nada y eso sí me sorprende; si algo mata a la izquierda peruana es ser agua tibia con este tema. Ojalá y no tengamos ningún congresista con agenda propia pro terrorista, bastante hemos sufrido como para no indignarnos.

Lo único que sabemos a menos de un mes de las elecciones es que no sabemos quiénes son los candidatos definitivos porque el Jurado Nacional de Elecciones sigue demorando las decisiones en términos de exclusión, parece mala broma, pero es verdad. Nunca como esta elección para respirar rabia, extrañeza y desilusión. Ojalá y los políticos se den cuenta de lo que han provocado por no legislar a tiempo con algo tan sensible: la elección electoral que define quien gobernará el país.

- Publicidad -

Más del autor

Artículos relacionados

Lo más reciente

Todos tenemos derecho a gozar de salarios dignos

Nuevamente el régimen se burla de los trabajadores con el anuncio de ajuste del "ingreso mínimo integral" a $130, una medida que muy poco...

Fumplaven: Producción de plátanos en Venezuela ha mejorado, pero el consumo sigue bajo

En 2023 se sembraron 20 mil hectáreas de plátanos en Venezuela, lo que permitió alcanzar una producción de 20 mil toneladas de este rubro....

Eduardo Fernández instó a los venezolanos a acordar un gran Pacto de Estado de cara al 28 de julio

Como objetivo central debe priorizar fortalecer la institucionalidad, reactivar la economía, recuperar la inversión petrolera, generar empleo, superar la pobreza, la crisis de los servicios públicos y acabar con la corrupción.

¿Quieres recibir las notas de mayor interés en tu email?

Comparte con nosotros tu email y te haremos llegar las noticias de mayor relevancia directo a tu correo