A partir del primero de octubre circulará en el país un nuevo cono monetario. Con esta reconversión se eliminarán seis ceros a a la moneda, la cual pasará a llamarse bolívar digital. Sobre cómo avanza el proceso de adecuación en las empresas, Tiziana Polesel, presidenta de Consecomercio, manifestó que lo diferente esta vez es que el número de dígitos, porque es mayor que la vez anterior. Sin embargo, se trata de procesos estandarizados.
Destacó que los procesos de adecuación son diferentes de acuerdo con el tipo de empresa. En el caso de las pequeñas y medianas esos servicios son tercerizados, es decir, contratan personal externo para que realice esas tareas, “lo que significa un cierto cuello de botella”.
“Algunas empresas pequeñas y medianas pudiesen estar presentando algún tipo de problemas, porque no es solo adaptar los precios de venta, hay que modificar toda la contabilidad de la compañía y hacer una serie de cambios que, por lo menos, conlleva 25 procesos diferentes”, explicó.
Agregó que este proceso pudiese presentar algún tipo de demora por problemas externos, como el suministro eléctrico y la conectividad en algunas regiones del país, ya que son servicios considerablemente inestables, lo que relentizaría todo. “Además, el esquema 7+7 impide la continuidad en el trabajo”, expresó.
“Respecto a los bancos, tenemos la información de que hay un número de días que no van a operar y el comercio se adaptará a esas eventualidades. Si no trabajan los bancos o tenemos problemas para poder acudir a los mismos y poder trabajar regularmente con ellos, eso también genera ciertos retrasos en el comercio”, apuntó.
En ese sentido, el economista Carlos Ñañez, profesor de la Escuela de Economía de la Universidad de Carabobo, dijo que “es alarmante advertir cómo frente a una semana de la reconversión monetaria la poca industria que aún sigue existiendo en Venezuela, que no supera el 18% de su capacidad instalada, tiene que invertir en software para los procesos de facturación que, evidentemente, vendrán a ejecutar facturaciones a partir del 15 de octubre. Las ventas seguirán estableciéndose en torno a un mercado desregulado, en donde no incurran los elementos de la tributación para el Estado, porque la gente paga directamente en dólares y no se le otorga directamente una factura, sino una nota de entrega a los fines de poder justificar el traspaso de una mercancía o la prestación de un servicio”.
Indicó que, “desde el punto de vista tributario, nosotros tenemos un valor de la unidad tributaria que está en 20.000 mil bolívares. Quedaría reconvertido en 0,02 centavos de bolívares digitales, debería establecer también un cálculo para esta unidad monetaria”.
Destacó que los procesos contables, de facturación, pagos de nóminas, entre otros, se estarían efectuando antes del primero de octubre, fecha que coincide con un día viernes. “En tal sentido, se estima que la inoperatividad de las agencias bancarias se extienda hasta el 4 de octubre”.
Aclaró que el bolívar digital no es una moneda digital porque para serlo debería de transmitirse a través de un token, por medio del Banco Central de Venezuela (BCV) hacia la industria bancaria, o a través de un código QR, y no depender de la impresión de billetes y monedas para las transacciones.
Incertidumbre e incredulidad en la población
Ñañez asegura que el proceso de inclusión del nuevo signo monetario en Venezuela se espera en medio de incertidumbre e incredulidad por parte de la población, “quien no reconoce, con esta medida, una resolución concreta al problema de fondo que genera la hiperinflación y causa desorden, confusión y desinterés”.
Polesel agregó que se trata de “una medida cosmética que era necesaria para nosotros porque ya el desbordamiento de dígitos no permitía el registro de las operaciones de manera completa, pero si no se resuelve el problema estructural, que es la inflación, los dígitos van a reaparecer”.
El economista recordó que esta es la tercera reconversión en lo que va de siglo. “Somos el país de América Latina que en estallidos de hiperinflación ha eliminado más ceros a la moneda. Solo nos supera Zimbabue, que eliminó 24 ceros a su moneda”.
Dijo que las personas de la tercera edad serán los más afectados, les costará amoldarse a las nuevas realidades monetarias: su pensión, que corresponde a siete millones de bolívares, pasará a un valor de 7 bolívares mensuales.
“Lamentablemente, lo que sentimos que es igual es que las causas no se han combatido. Entonces, es una medida cosmética que era necesaria para nosotros porque ya el desbordamiento de dígitos no permitía el registro de las operaciones de manera completa. Pero si no se resuelve el problema estructural, que es la inflación, los dígitos van a reaparecer”, indicó Polesel.
Previsiones inflacionarias para finales de año
Ñañez advirtió que la previsión para finales de año coloca el tipo de cambio en 12,5 bolívares digitales (12.500.000 bolívares actuales) y para 2022 estaría en 125, 5 bolívares digitales.
“De mantenerse la estructura digital para 2022, está reconversión tendrá una vida útil de un año y medio, es decir, que a finales de 2022 ya deberíamos estar de nuevo montados en cantidades cercanas a los millares y millones de no contener el fenómeno de hiperinflación”, señaló.
En cuanto a la impresión del cono monetario sostuvo que “no hay más información más allá de la fría comunicación emitida por las redes sociales del Banco Central de Venezuela”.