La historia de los Marlins de Miami nace en el año 1993, para aquel entonces representaban a todo el estado de Florida. Desde entonces, se la han arreglado para tener grandes lanzadores, incluso dos de ellos fueron Novatos del Año (Dontrelle Willis en 2003 y el fallecido José Fernández en 2013) y otros dos se hicieron con el Más Valioso en Series Mundiales (Liván Hernández en 1997 y Josh Beckett en 2003).
Sin embargo, pese a haber tenido un gran desfile de brazos en sus filas, nunca un lanzador de los Marlins ha sido elegido como el ganador del premio Cy Young, que se le concede al mejor lanzador de cada liga al término de la temporada; esto podría cambiar en 2022.
Cada vez que el dominicano Sandy Alcántara se sube a la lomita, está casi garantizado que habrá espectáculo, que se sacará un conejo de la gorra o un as de diamantes de su guante y deleitará a la afición con una nueva joya.
Hoy por hoy, es completamente válido decir que ‘Sandman’ es el mejor lanzador de las Grandes Ligas, los números que tiene así lo demuestran y el derecho va encaminado a comprarse todos los tickets para llevarse el importante galardón.
El nativo de Azua es el líder de la Liga Nacional, con 1.88 de efectividad, solo por detrás de Justin Verlander (1.73) en la lista de todas las Grandes Ligas. Pero además, es el lanzador que más ha trabajado esta campaña, sumando 158.1 entradas con las que aventaja en casi 20 innings a su más cercano perseguidor (Miles Mikolas de los Cardenales de San Luis).
Su whip de 0.93 es también el mejor del viejo circuito, solo Shane McClanahan y el propio Verlander (ambos en la otra liga) tienen mejores dividendos; mientras tanto, los bateadores contrarios apenas si le ven luz, al ligar de forma colectiva para un anémico .195 de promedio.
Por si fuera poco, Sandy tiene foja de diez ganados y cuatro perdidos, bastante respetables; sobre todo si se tiene en cuenta que juega para los Marlins de Miami, un equipo con récord negativo que se encuentra cuatro juegos y medio por debajo de los 500 puntos en porcentaje de victorias.
Claro está que, si se le mete la lupa al trabajo de Alcántara, su récord podría ser ampliamente superior. Como muestra de su dominio, podemos decir que el de Quisqueya se ha ido sin decisión ocho veces esta campaña, de las cuales en solo dos lanzó menos de seis episodios y una fue en el juego inaugural.
Asimismo, de esas ocho salidas sin decisión, solo una vez le fabricaron más de dos carreras limpias y fue en su penúltima exhibición, el 29 de julio contra los Mets, cuando lanzó cinco entradas y le anotaron cuatro rayitas.
Si esto no es muestra suficiente, de lo superlativo que ha sido el trabajo del as de los peces, en tres de esas ocasiones en las que se fue sin ganar ni perder, no permitió anotaciones a pesar de ir lejos en cada encuentro. El 20 de abril lanzó ocho entradas en blanco contra San Luis, luego le lanzó nueve ceros a los Nacionales (8 de junio) y blanqueó en siete innings a la tórrida ofensiva de los metropolitanos (10 de julio).
Entre estos tres compromisos, de dominio absoluto por parte del dominicano, los Marlins solo se combinaron para anotar cuatro carreras, tolerando tres de los rivales y llevándose dos de las victorias –contra Washignton y Nueva York– que terminaron yendo a la cuenta de otros brazos; ambos lauros los consiguieron en entradas extras.
Los miameros saben el tesoro que tienen en el brazalete de su número ‘22’, por algo anunciaron –antes de la fecha límite de cambios– su disposición de escuchar ofertas por cualquiera de los jugadores de su roster, que no se llamara Sandy Alcántara.
El diestro tiene un repertorio bastante completo, principalmente basado en cuatro lanzamientos que mezcla y utiliza en partes casi iguales. Sin embargo, como buen pistolero, tiene un arma predilecta que es el cambio de velocidad, que con un movimiento insólito se abre llegando al plato, luego de que parecía ir hacia dentro.
Este pitcheo lo utiliza en un 27% de las veces y lo puede llevar hasta las 92 millas por hora. Mientras tanto, tiene una poderosa recta de cuatro costuras que promedia en las 98 millas, pero que constantemente quiebra la barrera de 100; esta cae pesada como una piedra, en la mascota del receptor, y la utiliza un 25%.
Otro lanzamiento letal que tiene es el sinker, que básicamente es como combinar los dos anteriores, ya que es una bola tan rápida como la recta, pero que se hunde hacia fuera al llegar al plato, en un movimiento similar al de su cambio; promedia entre 96 y 98 mph y también basa en ella el 25% de su trabajo.
Esto nos deja con un slider que utiliza en un 23%, con el movimiento típico de este pitcheo, y que puede hacer caminar sobre las 90 millas; y con una curva de 12-6, que no es para nada su lanzamiento predilecto y que utiliza muy de vez en cuando (solo ha lanzado ocho en el año), pese a ser bastante efectiva.
Con el cambio y el sinker suele provocar una mayor cantidad de roletazo que la mayoría de los lanzadores de Las Mayores, eso cuando logran conectarlos. Mientras que la recta es ideal para provocar swings fallidos por parte de los rivales, al igual que el slider; con la curva suelen salir muchos elevados, quizás el motivo por el que prefiere evitarla y tenerla solo como un pitcheo sorpresa.