Al igual que le ocurrió al actor egipcio Omar Sharif al final de sus días, Sean Connery en los últimos meses de su existencia no recordaba mucho de su pasado glorioso. La vejez en ocasiones impone el olvido incluso a quienes han tenido una vida que parecería imposible olvidar. El actor sufría de demencia senil y tenía problemas para percibir con claridad su realidad. Murió a los 90 años con una vida increible a sus espaldas.
Su prolífica carrera como actor y estrella de cine no es enteramente conocida por todos. Por un tema generacional algunos recuerdan unas etapas de su vida artística y los más jóvenes tienen presente otras. Por ejemplo, el Sean Connery maduro, que ganó un Óscar por Los intocables (1987) de Brian de Palma, es quizás el que más ha quedado en la memoria de algunos amantes del cine. En esta cinta, el actor que se hizo célebre por su elegancia y porte de héroe desenfadado, encarna a un policía retirado poco ortodoxo. En el largometraje acompaña muy bien a los, para entonces, jóvenes Andy García y Kevin Costner a detener al mafioso Al Capone (Robert De Niro).
Otro de sus roles más conocidos de su etapa más reciente es aquel que interpretó junto a otro joven Richard Gere en Primer caballero (1995), también es recordado por su personaje en Descubriendo a Forrester (2000).
El actor, que nació en Edimbugo en 1930 llegó al cine de forma accidental, como tantos otros actores legendarios. Su belleza física y carisma lo ayudaron a abrirse paso.
Connery, quién supo vender personalidad y talento histriónico tuvo una existencia llena de matices: de la pobreza a la opulencia.
Al ser el primero que llevó a la gran pantalla el personaje de James Bond en siete películas marcó la pauta para todos aquellos que vinieron después. No en vano el escritor Ian Fleming estuvo encantado con su representación. Sin embargo, irónicamente, este personaje ostentoso y elegante no tiene mucho que ver con la historia de su vida. Sus padres, un obrero y una empleada doméstica, le dieron una niñez austera. De niño vivía en una habitación donde debía compartir el baño y ya en plena adolescencia, a los 13 años, se vio obligado a dejar los estudios para ponerse a trabajar.
Quizás su experiencia en las Fuerzas Armadas Británicas años después lo ayudó a entender la disciplina que se requiere para la actuación. Ésta no fue muy larga, pronto fue invalidado del servicio por problemas de salud.
En su juventud, manejó camiones, fue modelo y dedicó su tiempo libre al fisicoculturismo. Antes del cine vivió la incertidumbre a través del desarrollo de varios oficios alimenticios para salir adelante.
Después vino el estrellato, la gloria, el dinero, las mujeres, se dice que intentó seducir sin éxito a Brigitte Bardot. Su existencia fue en apariencia plena, como su personaje más célebre debió tener valor para vivir durante décadas lo que pocos no logran ni por segundos.
Luisa Ugueto Liendo
@luisauguetol