La producción de maíz y arroz aumentarán durante el año 2022, según las estimaciones realizadas este miércoles por la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos. Precisaron que en el rubro del maíz de 555 mil toneladas cosechadas en 2021, para este año aumentará a 810 mil toneladas; mientras que en el rubro arroz de 149 mil toneladas cosechadas el año pasado, en 2022 aumentará a 152 mil toneladas.
En este sentido, el presidente de la entidad gremial, Saúl Elías López, aseguró que en estos dos rubros también aumentarán la superficie de siembra en el ciclo de invierno, el cual es el más importante del año.
“Para este año proyectamos, con herramientas tecnológicas y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, que se van a producir 810 mil toneladas de maíz en 270 mil hectáreas y en arroz estamos hablando de 149 mil toneladas en 45 mil hectáreas. En esta superficie es para el ciclo de invierno, es decir este ciclo del periodo lluvioso que inicia en el mes de mayo-junio y culmina en el mes de octubre-noviembre”, precisó.
Aseguró que los cultivos de palma aceitera también tendrán un incremento, al pasar de 8 mil a 12 mil toneladas anuales, porque existe un esfuerzo por parte de los productores para ampliar la zona de siembra, sobre todo en el sur del estado Zulia.
En cuanto a caña de azúcar, el especialista resaltó que para este año también se prevé un incremento de la producción en aproximadamente 10%. “En el caso de la caña de azúcar, nosotros recomendamos a los productores que consideren la investigación de mercado. Si todos pasan o migran a caña de azúcar porque es un rubro que ahorita está muy rentable, va a ocurrir una sobre oferta, lo que afectará el precio”
Agregó que la molienda de caña de azúcar también se incrementó el año pasado en los centrales privados, llegando a casi 90% de su capacidad, es decir, “unos números muy buenos. Pero si sobrepasamos la producción, el país no va a tener la capacidad de moler caña y tendremos un problema”.
Con respecto a los rendimientos del maíz, explicó que también se está proyectando un aumento que pasa de 3,5 toneladas por hectárea a 4,05 por hectárea.
“Esto es un esfuerzo que se está haciendo en el país. Tuvimos la oportunidad de asistir al congreso del maíz en Barquisimeto y allí vimos un incremento en el número de empresas que están ofreciendo productos, servicios, tecnología y eso es importante, ya que redundará en la mejora de los rendimientos del país”, aseguró López.
Perspectivas en cuanto a requerimientos
El experto indicó que el sector primario de la economía necesita un total de 158.412 toneladas de fertilizante para garantizar la siembra de cereales, cultivos tradicionales, leguminosas, musáceas, raíces y tubérculos.
“La empresa petroquímica Pequiven de Venezuela ha incrementado en los últimos meses su capacidad productiva. El total de fertilizante que se colocó el año pasado fueron 152 mil toneladas, básicamente era urea, la roca fosfórica que se produce acá en Venezuela, en Lobatera, y esto debemos aprovecharlo. Hoy Venezuela tiene el precio más barato de la urea del mundo, ya que en promedio a nivel internacional cuesta mil dólares la tonelada y hoy Pequiven la vende entre 150 y 200 dólares la tonelada, y eso debemos aprovecharlo”, sostuvo.
Dijo que el único componente importado que se debería tener es el potasio, porque en Venezuela “no tenemos minas y el precio de este producto se ha venido incrementando de manera importante porque Rusia y Ucrania son dos de los más importantes productores del mundo”.
Señaló que mientras menos fertilizantes tenga que importar el productor, el precio de la siembra será mucho menor, lo que beneficia también al consumidor final.
“Sembrar una hectárea de maíz el año pasado costaba 950 dólares, para este 2022 estamos calculando que cueste 1.250 dólares, por el aumento de los agroquímicos y fertilizantes importados”, señaló.
Otro de los requerimientos para la agricultura en Venezuela es el financiamiento, ya que tienen años sin recibir créditos. “El encaje legal debe bajar aún más para el sector primario de la economía, lo que permitiría que los agricultores obtengan financiamiento para comprar semillas, insumos, agroquímicos, maquinaria y tecnología”, expresó.
El ingeniero culminó la lista de requerimientos con el combustible, ya que para el ciclo de invierno se necesitan 65 millones de litros de diésel y el Estado no tiene la capacidad de producirlos.
“En Venezuela sigue la incertidumbre con el tema del combustible. Estamos hablando de 110 litros de diésel por hectárea y si consideramos estas 500 mil hectáreas para este ciclo, podríamos estar hablando de 65 millones de litros para el ciclo y sigue habiendo incertidumbre.
Ya muchos productores incluyeron un costo de 0,30 dólares por litro de diésel, pero no saben si el país va a contar con la producción necesaria para sacar adelante el ciclo”, dijo.
Indicó que la recuperación del campo en 2022 tendrá un techo “y para volver a hablar de 750 mil toneladas de maíz obligatoriamente tiene que haber reposición de maquinaria y tecnología. Eso, bajo estos esquemas, será imposible, porque debe haber financiamiento y una cartera agrícola nuevamente que supere los 500 y hasta los 700 millones de dólares para que los productore puedan recapitalizarse con sus inventarios”.
Ley de agricultura familiar
Por otra parte, el abogado y presidente de la Asociación Venezolana de Agricultura Familiar, Juan Carlos Montesinos, recordó que desde hace un año reposa en la Asamblea Nacional un proyecto de ley de agricultura familiar, el cual de ser aprobado traería grandes beneficios a los productores y garantizaría la seguridad alimentaria del país. Y, hasta la fecha, no ha sido discutido en el parlamento.
“Con esta ley pudiésemos apalancar en estos momentos de inseguridad alimentaria que tiene el país en la parte de comercialización de nuestros productos. Estamos pasando por unos graves problemas de mercadeo y esto nos coarta las metas que nos trazamos. Uno de los graves problemas es que tenemos importaciones de alimentos, la cual no permite que nosotros podamos recuperar la inversión que se hace” señaló.
Precisó que otro problema que podría ser solucionado con la aprobación de la ley tiene que ver con el contrabando de productos del campo, ya que no existe ninguna política pública por parte del gobierno para que esto no siga sucediendo en el país.
Montesinos advirtió que la mayoría de los productores del país están calificados por el Seniat como contribuyentes especiales, por lo tanto, también deberán pagar el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF), lo que pondría en jaque la recuperación en los campos venezolanos.
“Estos impuestos al final lo vamos a pagar todos los venezolanos y esto se suma al alto costo de la vida e incluso con este nuevo aumento del salario mínimo que hubo en el país vemos como aumentaron los precios de los alimentos”, comentó.
Finalmente, hizo un llamado al Gobierno nacional para que pongan atención a esta ley de agricultura familiar, la cual podría beneficiar a los productores y, lo más importante, garantizar la seguridad agroalimentaria que tanto necesita Venezuela.