Las denuncias por el mal estado de los hospitales públicos, así como por la escasez de insumos y medicamentos, eran constantes en Venezuela desde antes de la llegada del coronavirus COVID-19 al país. La pandemia solo ha servido para agudizar la preocupación de los venezolanos ante un precario sistema de salud y un ejército de médicos que, con las uñas, exponen su vida para salvar la de otros.
Los trabajadores de la salud estamos en manos de Dios, dijo Pablo Zambrano, secretario general de la Federación de Trabajadores de la Salud y vocero del Movimiento Sindical de la Salud. Explicó que desde la administración de Nicolás Maduro no envían los recursos necesarios para abastecer al sistema sanitario del país.
Hay grandes necesidades y debilidades. Lo primero que se evidencia es que nuestro sistema de salud está totalmente vulnerable. Tenemos años denunciándolo para que se corrija porque la vida va más allá del tema partidista, pero esta denuncia nunca se ha atendido y tenemos hospitales y ambulatorios donde la escasez de insumos va de 70% a 80%, añadió Zambrano.
Danny Golindano, médico residente del Hospital Vargas y coordinador de la plataforma Médicos por la Salud, indicó que de cara a la pandemia lo que más preocupa a los trabajadores de la salud es la poca distribución de material de bioseguridad.
La pandemia nos toma en una situación precaria de seguridad en el sistema de salud venezolano, porque cada vez que ingresa un paciente sospechoso por COVID-19, hay que evaluarlo con un nuevo kit de bioseguridad, es decir, un nuevo tapaboca y guantes. En estos momentos no se está entregando la cantidad necesaria para atender al grueso de pacientes que llegan a los centros de salud pidiendo ser evaluados con síntomas de resfriado común, añadió Golindano.
Pidió a la población mantener la calma, aunque entiende la creciente preocupación dado que en Venezuela se ha presentado, casi en simultáneo, un brote de influenza que genera casi todos los síntomas del COVID-19, exceptuando la dificultad para respirar. Produce tos, fiebre, dolor de garganta, pero sin dificultad respiratoria, dijo.
Entendemos la preocupación del paciente, pero tienen que evaluar la situación antes de acudir a un centro de salud. Entendiendo que ningún sistema sanitario está capacitado para atender una oleada tan grande de pacientes. A los que no presentan eventos respiratorios agudos, les llamamos a mantener la calma, las normas de higiene y cumplir con el aislamiento preventivo desde casa hasta su recuperación.
Peligro dentro y fuera
Zambrano sostiene que es necesario que desde la administración de Maduro se ofrezca un bono especial a los trabajadores de la salud, de esta forma ayudar a mejorar su economía y brindarles mayor seguridad. El sueldo de quienes nos dedicamos a la salud es simbólico, de 6 a 12 dólares mensuales. Entendiendo que hablamos de obreros y médicos. Por eso pedimos que se emita un bono especial, de al menos 50 dólares semanales para los trabajadores de la salud.
Aseguró que hay quienes no tienen como desplazarse hasta su sitio de trabajo: Tienen que caminar un kilómetro o más para llegar al hospital. Estamos trabajando porque sabemos la peligrosidad del virus, pero pedimos sean reconocidas las dificultades de este oficio. Hay médicos que no tienen ni para comer y siguen cumpliendo con sus guardias cada día.
Insistió en la escasez de insumos para la higiene personal de cada trabajador o paciente, así como para el saneamiento del centro sanitario. En la mayoría de los hospitales centinela escasea el agua. En muchos no hay jabón ni cloro, como pasa en los Magallanes de Catia que no hay productos de higiene y seguridad. Es un deterioro que se percibe incluso en los ambulatorios de Barrio Adentro, dijo Zambrano.
Advirtió que esto pone en evidencia una política contradictoria por parte de Nicolás Maduro. Nuestros hospitales no están aptos para atender esta situación. Por otra parte, obligan a la población a usar tapabocas y guantes, mientras en los centros de salud solo le dan equipos a los que tienen contacto directo con los pacientes. Los trabajadores han tenido que fabricar sus propios tapabocas con material biodegradable.
Tanto Zambrano como Golindano, relataron que han tenido conocimiento de médicos y enfermeros que han denunciado amenazas y persecución de parte de sus superiores o funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado. Sin embargo, pese a lo que se pueda suponer, estas represalias no tienen que ver con la confirmación y difusión de información sobre nuevos casos de COVID-19 en Venezuela, sino ante la acusación de escasez y poca distribución del material de bioseguridad.
Se han visto algunos focos de amenaza, represalia o persecución, pero por la denuncia de precariedad de insumos, mal estado de los centros y equipos de bioseguridad. Cuando se realiza un test de despistaje hay que esperar a que haya un resultado, depositar la información en el sistema Higiene y luego informarlo, indicó Golindano. A lo que Zambrano añadió: Las advertencias y amenazas que el Estado ha hecho han sido hacia los trabajadores que demandan un mejor salario y mejores condiciones de trabajo.
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