Desde octubre de 2020, y en medio de la pandemia por COVID-19, Alessandra Licini recolecta botellas de vidrio y crea velas en ellas. Su iniciativa involucra a la comunidad mientras genera conciencia de lo limitados que son los recursos del planeta. Este emprendimiento tiene por nombre Halo.
Licini explica que el proyecto empezó tocando las puertas de restaurantes y edificios. “Pedíamos que no botaran las botellas de vidrio, los corchos ni las latas, porque nosotros los buscaríamos para hacer trabajos artesanales para la venta. Luego de casi cuatro meses, son ellos quienes nos llaman para que los pasemos a recolectar”, dice.
¿Cómo transforman las botellas vacías en frascos con velas?
Alessandra Licini indica que en el proceso de recolección, transformación y venta “hay mucho trabajo”. Participan cuatro personas, las cuales son familiares y amigos. Una de ellas se dedica a la carpintería y, junto al padre de Alessandra, corta y lija las botellas. Además, taladra las tapas de los frascos con el elemento decorativo de la marca.
Cortar la botella y decorar la tapa les toma entre dos a tres horas, y la elaboración de la vela una hora y media. Licini explica que el tiempo de producción depende del tipo de tapa porque “si es de corcho reciclado se demora más para adquirir la forma correcta”.
Están ubicados en El Hatillo, municipio del estado Miranda,y cuentan con colaboradores en distintos lugares de Caracas para recolectar los desechos. Entre ellos están dos edificios que incluso separan los materiales, e igualmente cuentan con el apoyo de tres restaurantes: Moreno, Mamma Mia y Pizza Caracas.
“Sin ellos no habría emprendimiento”, dice Licini, al afirmar que “gracias a Dios y al apoyo de mi familia y mi pareja, la comunicadora que lleva las redes sociales, ha sido posible llevarlo adelante”.
Latas, corchos y otros materiales
El objetivo de Halo, señala Licini, es “inspirar y mostrar, de una manera creativa y constructiva, que muchos de nuestros desechos tienen valor”. Razón por la cual no se quedan en recolectar vidrio únicamente, también buscan y reutilizan corchos y latas. Incluso, han hecho velas en tapas de botellas.
“Próximamente estaremos ofreciendo un producto con las hermosas latas recolectadas de Pizza Caracas”, adelanta Licini. Explica que también están ideando maneras de ofrecer más productos hechos con otros materiales.
La experiencia de estos primeros meses de desarrollo de la iniciativa ha mostrado que hay interés en dar un segundo uso a los materiales. “A veces hemos recibido tantos insumos que hemos depositado en contenedores de recolección de vidrio ubicados en la ciudad”, expresa.
Los frascos de vidrio son reutilizados dentro de casa con distintos propósitos. Pueden ser llenados con lo que se desee. Se considera mejor aprovecharlos para ello antes de reciclarlos, a pesar de que este material, a diferencia del plástico, es 100% reciclable.
100 velas y contando
La fundadora de Halo es abogada con maestría en derecho internacional y antes trabajaba para el Servicio Jesuita a Refugiados. Emprendió porque quería aportar un granito de arena como ciudadana. Asegura que la idea surgió “luego de un año de mucho trabajo y reflexión”.
Licini explica que en Halo se han hecho aproximadamente 100 velas y también han vendido galletas en los frascos recolectados. Además, crearon pequeños contenedores con botellas. Todo desde que dio un paso que dejó atrás el modelo de economía lineal y avanzó a la economía circular. Porque “la vida útil de los desechos continúa independientemente de que lo veamos o no y los recursos no son ilimitados”, dice.
Considera que es tarea de Halo lograr que otras personas también lo vean y se sumen. “Sabemos que cada objeto que recolectamos es un desecho que rescatamos de la calle, de la tierra o del océano”, afirma Licini.