A más de 50 días del inicio de la invasión rusa a Ucrania, venezolanos en España y Portugal comparten sus preocupaciones. Temen que el conflicto armado se extienda a los demás países europeos y siga afectando la economía y los bolsillos de los ciudadanos.
Diego Agüero, quien vive en Barcelona, contó que desde mediados de octubre del año pasado comenzaba a sentir preocupación por la situación entre Rusia y Ucrania, dado lo que veía en las noticias. «La posición de Europa en ese momento, de la población en general, era de incredulidad. Cuando sucedió era de madrugada acá. Evidentemente, todos nos sorprendimos, incluso los locales. Todos lo acogieron con mucha sorpresa como el resto del mundo».
Se mostró temeroso por estar, aunque desde España, en medio de una guerra: «Me preocupa la invasión. Era algo que veíamos como intangible, pero ya está sucediendo y sabemos que estas situaciones no son rápidas y va a tardar. En dónde puede parar, esperemos que no se vaya a desarrollar un conflicto más grande de lo que ya es. Salí de la tragedia venezolana para que me venga a agarrar la tercera guerra mundial en Europa, es un desastre».
Agüero detalló que, pese a lo expuesto anteriormente, la mayor preocupación en la mayoría de las personas que viven en Europa en este momento es la economía. «Hay mucha preocupación, en especial sobre el mercado energético. Gran parte de Europa depende del gas que venden los rusos a la Unión Europea, por eso la respuesta ha sido muy consecuente respecto al conflicto. Aunque en los últimos días se han dado declaraciones, sanciones y también el apoyo de material militar. No lo que pide a gritos Ucrania, pero sí han hecho mucho envío de apoyo militar a los ucranianos».
Dijo que los efectos de la guerra se han visto en el encarecimiento del costo de la vida: «También tenemos mucha preocupación en cuanto al nivel económico porque ya había una crisis en los servicios básicos, no por la calidad sino por los precios. Después de los dos años de pandemia los servicios se han encarecido muchísimo -la electricidad, el gas, la telefonía, el combustible- y en los últimos meses todo ha subido muchísimo. De hecho, se han presentado episodios de desabastecimiento, no a nivel de Venezuela, pero sí han ocurrido cosas que para mí son normales, porque lo viví durante mucho tiempo en Venezuela, pero para los europeos era algo inconcebible».
La gasolina aumentó
Por su parte, Romar Rivas, quien vive en Madrid, aseveró que el aumento del combustible, a raíz de la invasión rusa, ha sido el mayor efecto. «Sí han subido los precios. Subió el petróleo y la gasolina. Al subir la gasolina se complica todo. Por lo menos yo para llenar el tanque de la gasolina de mi carro cuesta 110 euros, o sea, super mega caro, casi que a 2 euros llegó a estar el litro de gasolina».
Dijo que en su caso es casi el doble la inversión que debe hacer para llenar el tanque de su carro: «La gente que llenaba un tanque con 40 euros, ahora se gasta 70. Yo antes lo llenaba con 70 y después 110, una locura. De ahí viene el paro de transporte, con eso hubo desabastecimiento de alimentos. Se empezó a notar que no había leche, arroz y as. El gobierno agarró y subsidiando el litro de gasolina o de combustible, el que fuera, por 20 o 30 céntimos».
Con respecto al temor de que la guerra se expanda, aseguró «que siento que todavía no nos da miedo. Eso de miedo de sacar un fusil e irnos a defender, no lo siento ahorita. Si Putín lleva dos meses tratando de invadir un pedacito de tierra y no ha podido, creo que lo que más miedo da es que apriete un botoncito y lance una buena bomba».
Bajó el miedo
Marilyn da Silva y Adriana da Rocha viven en Portugal y aseguran que el temor por una posible expansión de la guerra a la nación lusa es cada vez más lejano. Da Silva, quien llegó en enero a ese país. «Aquí no hay sensación de guerra. La gente habla de eso, pero en lo único que se siente el impacto es en el aumento de las cosas. Lo que yo siento con respecto al futuro de la guerra es que no hay interés en intervenir con armas, todo ha sido sanciones verbales. La gente no quiere intervención armada porque eso, evidentemente, implicaría que se masifique la guerra. Por eso la gente no quiere que estos países se involucren y si en el futuro pasa eso, yo me tendría que ir de aquí».
Advirtió que como Europa ya ha estado en guerra, «sí había un miedo bastante tangible, más que todo por la incertidumbre. Las alarmas se encendieron, luego llegó el aumento de la gasolina y de las cosas. Era más incertidumbre porque luego comenzaron a pasar los días y la gente comenzó a relajarse. Aunque hay mucha información al respecto, los países se mantienen alejados a la posibilidad de involucrarse. Pero no sabemos qué puede pasar en el futuro, al final es una guerra y puede pasar que en el futuro a Putin le dé por reaccionar contra los países que están apoyando a los ucranianos y se prende la guerra».
Mientras que, a juicio de da Rocha, la gente que se encuentra en Portugal en este momento continúa su vida, en especial dando importancia al turismo. «La gente tendrá su empatía con lo que pasa en Ucrania, pero realmente aquí no se ve porque la gente anda en su onda, haciendo turismo. Lo que se puede ver es en los precios del supermercado. En este momento creo que ya no hay ese miedo, por lo menos en Portugal. Lo que no quiere decir que no pueda suceder y el miedo vuelva a reaparecer».
Como el resto, da Rocha aseveró que el mayor impacto ha sido recordar las regulaciones en el mercado y el aumento de los precios: «Se veía más al inicio, pero ya no hay regulación de aceite. Lo que hay es una subida de precios y a la misma vez una bajada de precios, porque se la pasa en constante movimiento. Por ejemplo, el aceite pasó a costar 6 euros, después bajó a 3, no ha vuelto al precio que estaba antiguamente, pero anda una fluctuación constante.
Solidaridad organizada
Rivas no supo distinguir si en Madrid han llegado grandes olas de refugiados ucranianos. «Aquí se ve de todo, hay demasiada gente. No sabría decir si es gente huyendo de la guerra o que ya estaban aquí», dijo. Sin embargo, Agüero aseveró que los refugiados han recibido el apoyo del gobierno, en especial los niños con condiciones médicas especiales.
Agüero aseguró que España ha acogido refugiados ucranianos, en algunas comunidades autónomas, como Madrid, Andalucía y Cataluña. «Hay varios casos de niños que tenían tratamientos oncológicos y de enfermedades extrañas, que vieron su tratamiento interrumpido, y a través de instituciones gubernamentales han logrado el traslado de esos niños por corredores humanitarios para tratarlos acá. También se han organizado para enviar ayuda de insumos necesario, como ropa, alimentos, donaciones en general», contó Agüero.
También, a juicio de da Silva, Portugal ha brindado su solidaridad con el pueblo ucraniano de manera organizada. «El gobierno portugués les está ofreciendo ayuda a los ucranianos, porque ellos no es que se están yendo a la deriva. Los gobiernos de los países los están ayudando, no he visto personas ucranianas en las calles pidiendo ni nada de eso. Evidentemente hay una fuga de ucranianos, pero cuando llegan los países los van ayudando», concluyó.