Ayatola Núñez se desempeña como vigilante en Lima, Perú y el pasado martes fue llamado delincuente y descuartizador por una cliente que se molestó luego de que él le pidiera la factura de su compra y ella no la consiguiera.
La acusación ocurrió tan pronto él respondió afirmativamente a la pregunta de la mujer después de que consiguiera el recibo: ¿Eres venezolano?.
La ligereza con la que se trató esta situación por parte de los encargados fue lo que le causó el mayor disgusto a Ayatola, porque defendían a la mujer. Le decían que él no debía defenderse, sino aceptar lo que ella dijese por ser cliente.
Ayatola agradece el apoyo que recibió de sus compañeros del área de Seguridad. El jefe, que entiende la dinámica del trabajo, reconoció que el cliente no debió tratarme de esa manera, que el hecho nunca debió ocurrir. Mi supervisor mostró su apoyo y lo concretó al conseguir facilidades para que el cambio de tienda me favoreciera. Actualmente me están enviando a unidades de más fácil acceso en temas de cercanía a mi domicilio y gasto de pasaje.
Aunque Núñez obtuvo mejoras laborales este no siempre es el caso y, según la encuesta Enpove de Perú, el trabajo es el segundo lugar en el cual los venezolanos son discriminados. Del total de la población venezolana migrante residente en Perú que informó haber padecido discriminación; 64,9% la sufrió en la calle o en lugares públicos; 48,1% de ellos en el centro de trabajo, 25,6% en el transporte público, 10,9% en su comunidad o barrio, 6,7% en una institución educativa, 3,4% en un establecimiento de salud.
En esta encuesta también se incorporó la pregunta ¿sabe o conoce de alguna persona venezolana que ha sido víctima de maltrato verbal?; 26,8% dijo que sí sabe o conoce de casos de maltrato verbal que recibió algún venezolano en el país, mientras que 73,2% indicó que no sabe o conoce. Esta investigación reveló que del total de personas que recibieron maltrato verbal, 74,4% de los venezolanos fueron maltratados por una persona desconocida y 18,5% por sus empleadores.
Discriminación en Ecuador
Cuando se cumplieron dos días del femicidio ocurrido el 19 de enero de 2019 en Ibarra, Ecuador, donde un hombre mató a una mujer en la calle y desató una ola de xenofobia en ese país hacia los venezolanos por compartir la nacionalidad del asesino, Andrea Rodríguez, como llamaremos a nuestra entrevistada venezolana residenciada en ese país para proteger su identidad y la de su familia, fue llamada por su jefe, al igual que a otros cinco venezolanos, y les dijo: Si alguna vez se sienten discriminados, háganlo saber porque eso no está permitido.
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Sin embargo, Rodríguez detalla que, aunque ha contado con el apoyo de las personas de la empresa donde trabaja, que en su mayoría son extranjeros, ha visto actos de xenofobia en este país.
En una ocasión, su hermano rompió en llanto en su salón de clases cuando una compañera afirmó que la gente que viene de Venezuela es asesina. La frase le afectó. Las autoridades hicieron que la niña se disculpara, pero lo que el resto desconocía es que el hermano de Andrea Rodríguez fue inscrito en ese colegio porque sabían que había personas de distintas nacionalidades y así evitarían este tipo de comportamiento.
En la pescadería, el padre de Andrea sufrió ataque verbal cuando la dueña del local se negó a atenderlo y lo remitió a un joven venezolano que trabaja en el lugar. El hombre le respondió: Aunque no lo creas tú eres mi paisana, porque aunque me crie en Venezuela nací aquí, soy ecuatoriano.
Andrea Rodríguez señala que no ha sido víctima de un ataque xenófobo directo: De vivirlo no sabría qué hacer, seguramente lloraría. Si hay algo de lo que se percata cotidianamente es que en las noticias se ve muy marcada la distinción de la nacionalidad cuando el que comete un delito es un venezolano.
En Ecuador viven 350 mil venezolanos, según las cifras más recientes presentadas por el Coordinador de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos, David Smolansky. Lo que convierte a Ecuador en el quinto país receptor de venezolanos en el continente.
La semana pasada se conoció otro caso de xenofobia. Carlos Sánchez, venezolano residente en Chile, viajó a México, el noveno país receptor de venezolanos, para acudiría a un evento de modelaje profesional en Cancún.
Una vez en migración fue llevado a un salón donde fue despojado de sus pertenencias y vestimentas para luego ser pasado a un cuarto donde, afirma Sánchez, había entre 69 y 70 personas, todas venezolanas, y aproximadamente 10 niños, todos en las mismas condiciones.
Sánchez logró salir de ahí al decirle a los encargados de migración que era residente chileno y que en su maleta de mano estaba su cédula. Estos revisaron el equipaje, encontraron el documento y Sánchez fue sacado del cuarto bajo la promesa de no hablar de esto con nadie.
Smolansky informó que han migrado es de 4,3 millones de venezolanos. Representa la población más desplazada en el mundo sin una guerra convencional ni una catástrofe natural, dijo.
Éxodo para finales de año
A pesar de las dificultades que enfrentan los venezolanos en el exterior, la socióloga y experta en migración, Claudia Vargas, asevera que en diciembre el 15% de los ciudadanos estará fuera del país. A través de los informes de Acnur, la profesora universitaria determinó que cada seis meses un millón de venezolanos en promedio abandona el país y para finales de año el éxodo rondará entre 5.500.000 a 6.000.000 de personas, afirma.
Lo que ha cambiado en los últimos meses es que la migración se ha acelerado cada vez más, explica, al comparar los números actuales con los de hace un año y un mes, debido a que la cifra de migrantes venezolanos se duplicó en ese tiempo. Pasó de 2.328.949 personas fuera del país en julio de 2018 a 4.296.777 venezolanos en el exterior en agosto de 2019.
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