El castrochavismo manipula el indigenismo para destruir las naciones latinoamericanas

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Cuando la derrota del comunismo por el capitalismo quedó certificada con la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), iniciada en marzo de 1990, la dictadura de Cuba creó el Foro de Sao Paolo en julio de 1990 para “multiplicar los ejes de confrontación” en la agresión y conspiración permanentes contra la democracia. En esta estructura, el castrismo del siglo XX, recreado en el socialismo del siglo XXI o castrochavismo, manipula ahora el indigenismo para destruir los “estados nacionales” derrumbando las naciones latinoamericanas.

Desde su independencia, aproximadamente hace 200 años, cada uno de los Estados de América Latina han construido y se han fortalecido como “nación”. Todos lo han hecho basados en el mestizaje de sus habitantes, mezclas raciales y culturales de indígenas originarios con conquistadores y migraciones europeas, asiáticas y de otras latitudes. Las naciones de la región han dado lugar a la identidad “latinoamericana”.

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La cultura es uno de los elementos fundamentales de la nación, es “el conjunto de modos de vida, costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social”, es “el conjunto de manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo”. En Latinoamérica hay una identidad de las naciones como la brasilera, argentina, chilena, peruana, boliviana, ecuatoriana, mexicana, de todas en cada uno de sus Estados, con características específicas relativas al mestizaje con base en que se ha constituido.

El año 1999 en las Américas había una sola dictadura, la de Fidel Castro en Cuba conocida como castrista, que agonizaba en su denominado “periodo especial” por la falta de subvenciones de la extinta URSS. Se esperaba que el siglo XXI sea el de la “democracia plena” en la región, pues la desaparición de la dictadura de Cuba era solo cuestión de tiempo, pero llegó a la presidencia de Venezuela Hugo Chávez y de inmediato salvó la dictadura de Cuba, se asoció con ella, le entregó recursos, petróleo y luego a Venezuela entera, dando lugar a la recreación y expansión del castrismo en el siglo XXI como movimiento populista bolivariano, socialismo del siglo XXI, hoy castrochavismo, bajo la jefatura de la dictadura de Cuba.

En el siglo XXI hay “dos Américas”, una democrática y la otra dictatorial. El eje de confrontación no es ideológico ni programático, es entre la libertad y la delincuencia organizada trasnacional representada por un grupo de dictaduras –Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua- que han convertido a sus países en narcoestados, sus Constituciones en estatutos de impunidad para el crimen, sus jueces en verdugos y sus pueblos en objetos de sumisión y miseria.

La América dictatorial acaba de ampliar su ámbito de influencia con Pedro Castillo como es residente de Perú, donde de inmediato han puesto en acción el plan castrochavista ya ejecutado en Venezuela, Bolivia y Nicaragua e intentado aún sin éxito en Ecuador, Colombia, Chile y más. Están buscando destrozar la nación peruana para convertirla en Estado plurinacional, suplantando la identidad nacional con la confrontación racial e indigenista que falsifica la historia.

El socialismo del siglo XXI con su herramienta el Foro de Sao Paolo ha convertido el indigenismo en el medio para dividir las naciones latinoamericanas y debilitarlas. En Bolivia manipulando el indigenismo han impuesto por la fuerza y el crimen, con falsificaciones y masacres una Constitución que denominan del “Estado plurinacional” para suplantar la “nación boliviana” con 36 nacionalidades que ya estaban integradas a la nación de la República de Bolivia a la que tienen cautiva. Los indígenas verdaderos, bolivianos libres, unidos en la diversidad, marchan para defender sus tierras contra el avasallamiento del narcotráfico que ha tomado el control del Estado y que busca destruirlos.

La repetición de la infamia que ejecutan en Bolivia es el proyecto en el Perú. El que no lo entienda, lo resista y lo derrote sufrirá las consecuencias. El castrochavismo quiere un Perú como estado plurinacional y narcoestado destrozando la “nación peruana”. El mismo plan se presenta en Chile y Argentina con discurso de reivindicación histórica, violencia criminal atacando las instituciones democráticas y la estabilidad.

Ahora operan un “nuevo instrumento” denominado “Runasur” para “articular una América plurinacional” y que “busca la unidad de latinoamericana contra las pretensiones saqueadoras de las oligarquías”. Puro castrochavismo disfrazado usurpando el indigenismo. No se trata de una lucha ideológica ni indígena, es el crimen organizado trasnacional que falsifica una narrativa “indigenista” para destruir las naciones latinoamericanas.

Abogado y politólogo. Director del Interamerican Institutefor Democracy
www.carlosssanchezberzain.com

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