La vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, salió ilesa el jueves después de que un hombre le disparara con un arma cargada que no se disparó a centímetros de su cabeza.
El ataque, que el ministro de Economía calificó de intento de asesinato, se produce en un momento de agudas fricciones políticas y sociales dentro de Argentina.
Sucedió cuando Fernández de Kirchner salía de un automóvil frente a su casa en Buenos Aires, donde se habían reunido cientos de simpatizantes. Las imágenes de video mostraban a un hombre sosteniendo una pistola junto a su cabeza.
El presidente Alberto Fernández dijo en un discurso televisado que el arma estaba cargada con cinco balas: «Este es el evento más grave que hemos vivido desde que Argentina retornó a la democracia», refiriéndose al fin del gobierno militar en 1983.
«Un hombre le apuntó con un arma de fuego a la cabeza y apretó el gatillo. Cristina sigue viva porque, por alguna razón aún por confirmar, el arma… no disparó», añadió.
Su presunto agresor, a quien las autoridades identificaron como un hombre de origen brasileño de 35 años, fue arrestado rápidamente por la policía y el arma incautada.
Una figura divisiva dentro de Argentina que fue presidente entre 2007 y 2015, Fernández de Kirchner está siendo juzgada por corrupción relacionada con contratos públicos adjudicados a principios de la década de 2000.
Podría enfrentar una sentencia de 12 años y una posible inhabilitación para un cargo público si es declarada culpable de los cargos, lo que ella niega. Se esperaba ampliamente que se postulara para el Senado y posiblemente para la presidencia nuevamente el próximo año.
Argentina también está sumida en una profunda crisis económica, impulsada por los crecientes niveles de deuda e inflación, que ha desencadenado protestas callejeras.
“Cuando el odio y la violencia priman sobre el debate, las sociedades se destruyen y surgen situaciones como estas”, tuiteó el ministro de Economía, Sergio Massa, quien recientemente fue designado para enfrentar la crisis nacional.
Los jefes de Estado y aliados políticos de la región, incluidos el presidente chileno Gabriel Boric, el venezolano Nicolás Maduro, el peruano Pedro Castillo y el candidato presidencial brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, también denunciaron el ataque.
Expresaron su solidaridad con Fernández de Kirchner y expresaron su alivio porque no había resultado herida.
Fuente: Reuters